HISTORIOGRAFÍA ACTUAL: la Historia Cuantitativa

En esta entrada vamos a ver la historia cuantitativa, aunque ya en la anterior cuando hablábamos de la generación de Annales vimos algo sobre el cuantitativismo, ya que ambas historiografías se complementan, y en ningún caso son excluyentes.


1. Introducción a la Historia Cuantitativa


Podríamos definir la historia cuantitativa como la metodología de análisis que utiliza de manera sistemática la teoría económica, las técnicas econométricas, la estadística y en general métodos matemáticos de análisis de datos para el estudio del pasado. Por lo tanto, cualquier tipo de historia (social, demográfica...), si usa estos métodos puede ser también historia cuantitativa, ejemplo es que la historia de la mentalidad puede ser cuantitativa si se analizan comportamientos económicos y se sacan series de datos; o la historia social de los trabajadores ingleses en el siglo XIX puede ser cuantitativa si se sacan serie de datos de precios, salarios, horas de trabajo... etc., y se establecen series a lo largo de los años que permiten observar cambios a lo largo de un tiempo.
En resumen, la historia cuantitativa se define más por el método utilizado que por el campo al que se aplica, ya que se ejerce igualmente en historia económica, social, demográfica, familiar o política

Fue sobre todo en el segundo tercio del siglo XX cuando la historia cuantitativa cobró auge en ámbitos académicos de Europa y EEUU, con el desarrollo de estudios estadísticos y la tendencia a un discurso seriado y analítico, opuesto a la tradición narrativa.
El método estadístico se extendió a todos los ámbitos, pero lógicamente tuvo una mayor aceptación en la historia económica, el ámbito por excelencia de la cuantificación. La historia económica pasa a ser uno de los campos estrella del siglo XX, especialmente centrada en la historia de los precios y de los ciclos de crecimiento y crisis.


2. Las principales personalidades referentes a la Historia Cuantitativa


A) NIKOLAI KONDRATIEV

Con su teoría de los ciclos, este erudito marca todo un hito en las relaciones entre Economía e Historia. Las “ondas de Kondratiev”, también llamadas “ciclos largos” de la actividad económica, son descritas como fluctuaciones cíclicas de largo plazo de la economía mundial capitalista, de una duración de unos 50 años, durante los cuales se alternan: 
  • Un período de crecimiento, en el cual las coyunturas de prosperidad son más marcadas y duraderas. 
  • Un período de crecimiento relativamente lento en el cual las crisis son más fuertes y las depresiones más prolongadas.
    Kondratiev - Imagen de dominio público
Lo que determina estas fases alcistas son los descubrimientos científicos: motor de vapor, Railway steel, motor eléctrico, industria química y petroquímica, coches, información y tecnología... etc. 
Hay que puntualizar una cosa, que los períodos de crecimiento y los períodos de crecimiento lento no son uniformes. Es decir, en un período de crecimiento desde 1950 a 2000, es cierto que se ha crecido, tanto económicamente como demográficamente si comparamos datos de 1950 con datos del año 2000, pero no quiere decir que ese período de crecimiento haya sido siempre hacia arriba, puesto que ha tenido años donde la economía se ha desplomado: crisis del petróleo de 1973, crisis de 1989 en el bloque comunista... etc.



B) SIMON KUZNETS

En un nivel de mayor sofisticación en sus métodos de investigación se sitúa Simon Kuznets, economista de formación pero cuya obra tiene gran importancia para los historiadores. Kuznets coincide con Kondratiev en la idea de los grandes movimientos o ciclos recurrentes de la actividad económica, pero él además señala otro tipo de ciclos económicos más cortos, que tienen que ver con la evolución de los precios y la producción, y que poseen una duración de en torno a los 20 años. 

Además Kuznets puso en relación estas oscilaciones económicas con procesos demográficos y, en particular, con los flujos migratorios y los cambios que provocaban en el sector de la construcción y las infraestructuras, con lo cual demostró relaciones de causa efecto entre los ciclos económicos y los movimientos y crecimiento de población.
Para Kuznets estas oscilaciones económicas son perturbaciones o variaciones de la producción y los precios sin que pueda deducirse de ello ningún determinismo histórico (no tiene por qué suceder siempre). Con Kuznets se abre toda una corriente de historia cuantitativa basada en la reconstrucción histórica de la contabilidad nacional (población, recursos, precios… que el instituto económico en España controla). Él inventa que los Estados tenían que tener contabilidad nacional. 



C) JOSEPH SCHUMPETER

La línea iniciada por Kondratiev y Kuznets conecta con la aportación del austriaco Joseph Schumpeter, para quien el factor determinante de un nuevo ciclo de crecimiento económico es la figura del empresario innovador (es el motor de la subida), imitado por otros empresarios. Schumpeter liga las oscilaciones económicas a innovaciones tecnológicas o nuevos productos que “tiran” del mercado y favorecen las fases de crecimiento. Por ejemplo, Ford inventó la cadena de producción, lo cual llevó a un gran impulso económico al mejorar radicalmente la producción. 

Por otro lado, Schumpeter explica las recesiones como procesos inevitables en el capitalismo, son considerados periodos de “destrucción creativa”, en los que los efectos positivos de las nuevas técnicas o innovaciones han pasado y se está a la espera de un nuevo impulso creativo (nueva innovación, invención, etc.).



D) ERNEST LABROUSSE

En al ámbito de la historiografía francesa, y en el campo de la historia económica, destacan los trabajos de François Simiand (el creador de los conceptos de Fase A —fase expansiva de la economía— y Fase B —fase de contracción—) y Ernest Labrousse, aunque nos vamos a centrar en este último historiador francés.
Labrousse organizó, desde su cátedra en la Sorbona, una importante escuela de historia económica, y dirigió muchas de las tesis doctorales de los historiadores de Annales. Sin embargo, su posicionamiento socialista le alejó de los postulados originales de la corriente. Esto no es óbice para que los principales historiadores de Annales lo elogiasen extraordinariamente como profesor.

Labrousse prosiguió la tradición representada por Simiand bajo la modalidad de una “historia económica y social”. ¿Qué era esta historia económica y social? Pues poner en relación los ciclos económicos con la evolución política y social. De esta forma podía verse con claridad cuando había un ciclo depresivo en economía como se comportaba en líneas generales la sociedad. Esta forma de trabajar queda bien reflejada en obras suyas como “Esbozo del movimiento de los precios y los ingresos en Francia durante el siglo XVIII” (1933) o “La crisis de la economía francesa a fines del Antiguo Régimen y comienzos de la Revolución” (1944).
En la primera de estas obras sintetiza varias series de datos sobre los precios de los alimentos y las manufacturas, así como sobre los ingresos (incluyendo el aumento de las rentas de la tierra y el decrecimiento de las rentas salariales a lo largo del siglo), como parte de la interacción entre las tendencias económicas y las fricciones de clase que en última instancia condujeron a la revolución. 

Constató Labrousse la prosperidad económica de las burguesías francesas que precedió a la revolución de 1789 (desmentiendo la creencia de la pobreza absoluta y total de todo el tercer estado en la Francia previa a la Revolución). Pero, a su vez, demostró la existencia de crisis coyunturales de subsistencia que formaban el trasfondo de las movilizaciones sociales (crisis alimenticias por malas cosechas o crecimiento de la población por encima de los recursos). Por ejemplo, apuntaba que la toma de la Bastilla (a mediados de julio de 1789) había coincidido con el precio máximo secular del pan en París, por lo que el precio desorbitado del pan había provocado el hambre y la furia del pueblo francés, quien conducido por la burguesía enriquecida había llevado a cabo estos actos, consiguiendo en última instancia la burguesía el control y poder en Francia.



E) PIERRE CHAUNU

En el ámbito de la corriente de los Annales, la obra del historiador Pierre Chaunu, “Sevilla y el Atlántico”, publicada ente 1950-1960, es uno de los más acabados ejemplos de este tipo de historia cuantitativa. Se trata de una gigantesca obra de erudición y de análisis de evolución económica, basado en miles de documentos. 
Chaunu aspiró a hacer con el Atlántico lo que Braudel hizo con el Mediterráneo, aplicando los conceptos de estructura y coyuntura. La obra se caracteriza, además, por la utilización de un lenguaje esquemático, “jergal” (muy muy técnico), cuantitativo, alejado de la narración propia de las ciencias sociales. 
Pierre Chaunu es miembro de la tercera generación de Annales, que usó la metodología cuantitativa para sus trabajos e investigaciones en el campo de la Historia.


3. La cliometría americana y sus personalidades destacadas


La historia cuantitativa tuvo en EEUU un especial desarrollo tras la Segunda Guerra Mundial, bajo el nombre de New Economic History o Cliometría. El nacimiento y desarrollo de esta corriente está presidido por varios factores:
  1. La situación de los Estados Unidos, que se percibía tras finalizar la guerra como una sociedad aparentemente sin clases ni conflictos políticos y que se hallaba en pleno crecimiento económico.
  2. La crítica a los planteamientos de los historiadores progresistas, que basaban sus explicaciones históricas en los conflictos sociales. A los cliometristas no les interesa los análisis de los conflictos sociales.
  3. El avance de la tecnología informática, que permitió el tratamiento y la explotación de ingentes cantidades de información estadística de manera más sencilla.
La cliometría estaba más realizada por economistas con interés histórico, que por historiadores que trabajasen el campo económico. En el seno de esta corriente subyace la convicción de que la economía capitalista se caracteriza por el crecimiento y de que el proceso de modernización económica y el libre mercado conducen a la modernización política y a la democracia liberal.
Entre las características más definitorias de este modelo historiográfico de la New Economic History destaca la construcción de modelos matemáticos contrafactuales para el análisis histórico.



A) ALFRED H. CONRAD y JOHN R.

La fecha fundacional de la cliometría americana podría ser el año 1958, cuando Alfred H. Conrad y John R. Meyer publicaron su estudio “The economics of slavery in the Antebellum South”. 
La historiografía sobre la guerra civil americana, hasta antes de la llegada de los cliometristas, estuvo dominada por autores afines a la causa sureña que sostenían que:
  • La esclavitud era benigna
  • Estaba en decadencia, no hacía falta una guerra para acabar
  • Era poco rentable, ya que mantener a un esclavo durante todo el año era más caro que pagar un jornal a una persona cuando hacía falta recolectar la plantación.
  • La guerra civil por lo tanto había sido innecesaria.
Pero los cliometristas, sometiendo las fuentes estadísticas disponibles a exhaustivas técnicas de análisis matemático llegaron a la conclusión de que en el momento de iniciarse la guerra de Secesión americana en 1861 el esclavismo sureño no estaba, como hasta entonces se planteaba, en decadencia ni era poco rentable, sino todo lo contrario, el esclavismo era rentable por lo que era poco probable que hubiese desaparecido por sí solo sin una guerra.
Tuvieron un gran reconocimiento en EEUU todos estos historiadores de la New Economic History,



B) ROBERT FOGEL

Robert Fogel es el máximo representante de la tendencia cliométrica. Fue Premio Nobel de Economía en 1993, por sus innovaciones en la investigación de la historia económica a partir de la aplicación de técnicas cuantitativas para la explicación de cambios económicos e institucionales. 
Su obra más destacada es “Railroads and American Economic Growth: Essays in Econometric History” (1964; Los ferrocarriles y el crecimiento económico de Estados Unidos: ensayos de historia econométrica). 
En ella refutaba la creencia general de que el desarrollo capitalista estadounidense había sido posible gracias a la red de ferrocarriles creada en el país. Para ello, construyó un modelo contrafáctico, imaginario, sin ferrocarriles, pero con otros medios de transporte alternativos, y aplicando técnicas de análisis cuantitativas, sostuvo que la red ferroviaria no había sido un factor decisivo para el desarrollo económico de los Estados Unidos.

Junto a Stanley Engerman, Fogel publicó años más tarde, en 1974, otro estudio cliométrico de gran trascendencia, “Time on the Cross: The Economics of American Negro Slavery” (1974; Tiempo en la cruz, la economía esclavista en los Estados Unidos). Gracias a la aplicación de técnicas cuantitativas y al apoyo de la tecnología informática, Fogel y Engerman sostuvieron que la esclavitud en los estados del Sur era una institución vigorosa y eficiente, que su eliminación se debió a la voluntad política y que las condiciones de vida de los esclavos eran mejores que las de los trabajadores libres de las fábricas del Norte. 

Los estudios de tipo cliométrico se han ido expandiendo en todos los campos donde existen las mínimas fuentes estadísticas susceptibles de tratamiento informático y análisis matemático: trabajos de Historia demográfica; estudios de la “nueva Historia política” sobre las pautas de voto en diferentes países; análisis de la “nueva Historia social” sobre las modalidades de huelgas laborales y sus participantes... etc.
En paralelo a esa expansión fuera de los dominios de la Historia económica, se han incrementado las llamadas de alarma sobre los riesgos de esa aplicación “inmoderada y sin juicio del uso de la cuantificación” (L. Stone), basándose sobre todo en la falta de fiabilidad (datos de los que van a una manifestación, datos de cursos de formación…) de las estadísticas históricas existentes, en la necesidad de codificar uniformemente masas de datos distintos , y en los problemas de verificación de la inmensa cantidad de datos procesados. Sin mencionar la progresiva dificultad de la mayoría de los historiadores para comprender unas obras donde el análisis matemático prima sobre el razonamiento discursivo.


4. TEXTOS Y CRÍTICA



*LABROUSSE

“El estudio de la fluctuaciones económicas... es el estudio de los aumentos y de las disminuciones de los ingresos, de las variaciones de la situación material de los hombres. Estas variaciones interesan a toda la sociedad, no sólo como un gran acontecimiento humano, sino que son vivamente percibidas por el hombre: desde el gran propietario señorial hasta el jornalero se presta menor atención a los estados que a los movimientos, a los niveles de vida que a los cambios de niveles. Desde la aparición de las clases una multitud de hombres se resigna, más o menos, a vivir ‘pobremente’, pero se resigna menos al empobrecimiento, absoluto o relativo: a la regresión, o incluso a la agravación de las diferencias sociales.

En el texto Labrousse nos dice que la gente percibe el cambio, es consciente del cambio, en cambio no es tan consciente del estado. Por ejemplo, si alguien ha nacido campesino en el campo de Laos, y su estado normal es trabajar 15 horas al día, para esa persona será eso algo normal, no lo percibirá como un agravio. En cambio, si esa misma persona la haces trabajar 17 horas o le quitas los descansos, notará ese cambio a peor, al cual se opondrá.  


"El movimiento económico no tiene sólo consecuencias económicas. Se encuentra ligado a todas las otras actividades humanas y, en cierta medida, las determina. El problema consiste, para nosotros, en buscar esa medida. Se ha señalado, desde hace mucho tiempo, que un flujo de riqueza que aumenta procura a los grupos sociales beneficiados con él un inmenso poder de compra que emplean en productos de lujo, culturales, de arte, que se disputa una clientela más amplia y deseosa de adquirirlos. Con la riqueza, con la cultura, la mentalidad y la actitud de las clases se transforman. Es, en gran medida, todo ello consecuencia de los movimientos seculares de larga duración. Los movimientos cíclicos no son menos importantes; percibidos mejor y con mayor intensidad que las variaciones largas, su dinamismo histórico es considerable. La crisis cíclica es un periodo natural de malestar o de disturbios políticos de todas clases: sabemos que 1789, 1830 y 1847 son años de crisis. Las variaciones económicas no interesan sólo al homo economicus, abstracción a desalojar de la historia, sino al hombre, al hombre indivisible” (E. Labrousse: Fluctuaciones económicas e historia social. Madrid: Tecnos, 1962: 349)

Las dos primeras frases de Labrousse es de tendencia historiográfica marxista, ya que hablar de que la economía determina la sociedad es un planteamiento basado en el marxismo.  
Labrousse plantea que el verdadero problema de trabajar con la historia económica y el cuantitativismo es la medida del tiempo económico, ¿qué medida es la correcta?.

También Labrousse hace referencia a los tiempos de Braudel, ya que en el texto desde que dice “se ha señalado” hasta la palabra “transforman”, ahí está hablando de tiempo de larga duración, aunque no es de tan larga duración como el tiempo estructural de Braudel o de las mentalidades religiosas. 
Cuando habla de "movimientos seculares de larga duración", está haciendo referencia a los ciclos económicos de Kondratieff.
Luego las "crisis cíclicas" son ciclos económicos más cortos que los de Kondratieff, con los cuales se pueden analizar y ver como se conectan las crisis recurrentes de subsistencia con las revoluciones liberales, no se pueden separar ambas cosas. 

Por último decir que cuando hace referencia al "Homo economicus", Labrousse está haciendo referencia al sector de la población dedicado a la economía, mientras que cuando habla de "Hombre Indivisible", está haciendo referencia al hombre de a pie. 
Para Labrousse el historiador está obligado a conocer la historia económica, ya que para él si un historiador no se apoya y trabaja la historia económica nunca podrá conocer realmente las causas y consecuencias ni las interrelaciones entre las distintas partes de las historia.



*CHAUNU

“Me acuerdo de las preguntas ansiosas y reprobadoras, en el umbral de los años cincuenta, cuando nos esforzábamos por construir, alrededor y bajo el impulso de Fernand Braudel, los índices de actividad del gran comercio marítimo. No citaré nombres, por respeto a la memoria de los muertos y por deferencia a los vivos. Es fácil desenterrar textos. Ellos prueban cuán grande fue al principio la resistencia de conjunto de los historiadores, incluso universitarios. Tuvimos que probar que éramos historiadores, que el peso de cada término de la serie era calculado con la balanza precisa de la historia..., que una serie de precios era una cadena de testimonios, que el valor monetario de un borrego o el cargamento de un galeón que navegaba de Sevilla hacia la tierra firme a través de Atlántico, era un testimonio que se criticaba como cualquier relato de la batalla de Waterloo, con una minuciosidad que habíamos heredado de los maestros de todos nosotros, los benedictinos de San Mauro. Y luego, de pronto, cesaron las resistencia; aprobado el alegato, la causa pareció defendida, y bien defendida”. (P. Chaunu, Historia cuantitativa, historia serial, México, F.C.E., 1987: 8).

En este texto Chaunu habla del surgimiento de la metodología cuantitativisma, y como los representantes de la nueva tendencia de Annales en un principio no veían a los historiadores cuantitativistas como académicamente serios, ya que solo estaban acostumbrados a trabajar con textos, por lo que hacer cuentas y seriaciones les chocaba en un principio, aunque acabaron aceptándose sin ningún tipo de problemas, por lo que la historia cuantitativa se convirtió en una historia seria y reconocida. 



¡Feliz Domingo! - Hacer historia, aprehender la historia, aprendes la historia
21/Mayo/2017

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