ARQUEOLOGÍA PENÍNSULA IBÉRICA: asentamientos fenicios característicos

En la entrada de hoy vamos a ver una serie de asentamientos fenicios que revisten gran importancia, con cronologías muy tempranas. Estos asentamientos son los siguientes: Cerro de Alcorrín, Cerro del Villar y La Rebanadilla, todos en la zona de Málaga.


1. Cerro de Alcorrín


Es un yacimiento muy temprano, ya que excavaciones recientes (del año 2013) llevadas a cabo por el Instituto Arqueológico Alemán, han venido a demostrarnos que nos encontramos ante un asentamiento que surge a finales del IX a.C., y que se abandona en las postrimerías, o inicios del siglo VIII a.C. Está situado en Manilva (Málaga). Este asentamiento se edificó a modo de protección sobre un cerro imponente y amesetado, lo cual daba el control a los fenicios de las vías terrestres y marítimas cercanas. 
Sus pobladores debían tener algún tipo de enfrentamiento (ya fuese con los visitantes foráneos o ya fuese con la población autóctona), ya que el yacimiento destaca por la gran muralla que delimita el recinto (que es de unas once hectáreas), muralla que está jalonada por torres y circundada por un profundo foso. Además en el interior del yacimiento había una especie de acrópolis con una muralla interior. Dentro de esta especie de acrópolis se han documentado arqueológicamente los edificios más representativos de Alcorrín, siendo el más famoso de estos edificios uno compuesto de tres naves precedido por un patio anterior, en cuyo fondo hay un pavimento de conchas. 

Respecto a la cerámica allí encontrada vemos como el 90% es cerámica a mano, tan solo un 10% es cerámica hecha en torno (fenicia). Debido a esto se ha visto que hay conexión y comercio de los fenicios con los enclaves indígenas cercanos, y es gracias a los fenicios cuando empiezan a florecer  esos asentamientos. 
En resumen, este asentamiento nos muestra como ya en el siglo IX a.C. había asentamientos estables de plantas cuadrangulares, con estructuras permanentes como murallas. El yacimiento rompe la antigua creencia de que los primeros en cumplir con estas características eran del siglo VIII a.C. Para ver una foto de las plantas de los edificios de Alcorrín haz clic AQUÍ.

A modo de curiosidad destacar que se encuentran pavimentos de conchas en dicho yacimiento, siendo este pavimento símbolo de estatus y poder económico, por lo que las habitaciones que constaban de dicho pavimento solían ser espacios privilegiados. Además, las conchas son la representación indirecta de Astarté (es el símbolo de la diosa). Para ella es influencia oriental (prehistoria era local, que veíamos en Acinipo, cabañas redondas).

El siglo IX a.C. fue el primer siglo en el que la presencia fenicia fue una constante, al menos en algunos enclaves de la costa.


2. Cerro del Villar


A) HISTORIA Y SITUACIÓN GENERAL
Es un yacimiento situado en la desembocadura del río Guadalhorce (en Málaga), con una cronología aproximada en torno a los años 750-580 a.C. Para ver un mapa de Cerro del Villar haz clic AQUÍ.

Ha sido declarado bien de interés cultural, además vallado y delimitado para impedir a las personas su acceso y destrozo del mismo. Tiene un foco de irradiación (es decir, de influencia cultural y económica), de hasta 10 hectáreas. 

En su origen tuvo carácter insular, ya que estaba situado en una isla de escasa elevación en la desembocadura del Guadalhorce, y que a su vez esta isla, estaba jalonada con otras islas menores con otras funciones. Sabemos que era insular gracias a los estudios paleogeográficos que nos muestran la evolución de la desembocadura del Guadalhorce. La investigadora María Eugenia Aubet dice que esta colonia fenicia se funda en el 750 a.C. 
En tierra firme se ha visto que este yacimiento tenía un cinturón industrial de pequeñas factorías en un área de influencia de unos 10 km, sobre todo en la zona septentrional. A unos 10 km del yacimiento todavía se encuentran vestigios de trabajo alfarero mayoritariamente.

Este yacimiento cumple con la constante en el patrón habitual de asentamientos fenicios:
  • Se opta por una isla, o una península, en primera línea de costa.
  • Próximo a la desembocadura de un río navegable.
  • Esa isla o península debe tener una altura media.
¿Por qué elegían islas los fenicios para establecerse en un primer momento? Porque sus barcos eran grandes y necesitaban ser amarrados en playas bajas, fondeaderos arenosos, ya que en época fenicia no hay puertos, sino embarcaderos (en algunos lugares, solo como Toscanos, hay una intención de amoldar el perfil del río o la desembocadura como espacio portuario). Se buscaba una ensenada para estar protegidos de viento de levante y poniente, y de las mareas. Se asentaban en las desembocaduras de ríos para entrar a comerciar a zonas interiores a través del río, y para abastecerse de agua dulce. Los fenicios usaban pavimentos de pizarras y construían escalones, para facilitar así la zona de tránsito y transportar mercancías con facilidad. Las viviendas de estos asentamientos están construidas cerca de la línea fluvial.
Yacimiento arqueológico de Cerro del Villar. Como se puede apreciar en la foto el yacimiento que en origen estaba en el mar, está hoy en día a 500 metros del mar, debido al avance de la tierra debido a la sedimentación del río Guadalhorce
(Autor foto: Miwipedia Fuente: wikipedia)
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A mediados del VIII a.C., es cuando afloran los principales asentamientos fenicios, aunque por desgracia muchos yacimientos no han pervivido hasta nuestros días debido a la explotación urbanística y a la construcción de la carretera Nacional 340. En cambio en el caso del asentamiento fenicio de Cerro del Villar es excepción, es un superviviente a la urbanización del siglo XX, debido a que esas fincas se dedicaron a cultivos agrícolas y el yacimiento permaneció prácticamente intacto. Fue descubierto en 1965 por miembros de la OJE (Organización Juvenil Española), y en él se encontraron hasta materiales egiptizantes.
Será Arribas Palau quien asuma la dirección de los primeros trabajos arqueológicos en Cerro del Villar entre los años 1966 y 1967, publicándose los resultados años después. En estos primeros trabajos lo que se documenta es la existencia de un almacén y materiales de época fenicia. Los trabajos continúan hasta que en 1986 la dirección pasa a María Eugenia Aubet, quien usa prospección geomagnética en el yacimiento, con la cual se descubrió la característica insular en origen del yacimiento (iniciando excavaciones de manera ininterrumpida hasta el año 2003).
Hoy en día el yacimiento se encuentra a altura escasa, debido a la erosión del territorio con el paso de los siglos, a una distancia de cinco metros en la margen occidental del eje fluvial del Guadalhorce, y a unos 500 metros de la actual línea de costa.

María E. Aubet realizó sondeos que pudieron determinar base económica y niveles de hábitat, entre algunos datos importantes está el hallazgo en 1995 de un horno de doble pulmón (con las mismas características que los hornos fenicios del siglo VII a.C. del Líbano en las ciudades de Tiro y Sidón, de tradición oriental, llamados hornos de doble pulmón). También se encuentran ese año ánforas de saco, que se empiezan a producir en el VII a.C. Respecto a la cerámica encontrada tenemos tres tipos:
  1. Cerámica de engobe rojo (barniz acuoso, por eso es engobe, se puede perder, al estar mezclado con el agua es más delicado y de peor calidad).
  2. Cerámica polícroma: con decoración esquemática de bandas, en color negro o marrón oscuro, formando en ocasiones retículas.
  3. Cerámica Gris: es una cerámica de pasta gris, que es la cerámica de los últimos momentos del período fenicio, que derivará luego en la cerámica ibérica o turdetana. Son los tres tipos de cerámica fenicia.
En época púnica, el barniz de engobe se pierde, y decoración se pierde casi completo, quedando como decoración algunas bandas tan solo.

Hacia el año 550 a.C. se abandona el yacimiento, debido a muchos factores, como inundaciones (se ve en el yacimiento, dos inundaciones violentas durante el siglo VII a.C. debido a la tala a la que someten la zona), sumado a la caída de su metrópolis: la ciudad de Tiro. Todo esto provoca una migración de la población de Cerro del Villar hacia la ciudad de Malaka. Será gracias al dominio de la ciudad de Cartago, cuando Malaka se convierta en un verdadero núcleo urbano con puerto conectado con el norte de África. 

Aunque hablamos de que Cerro del Villar se abandonó, quedaron cabañas indígenas al norte del Cerro del Villar, son espacios residuales de explotación industrial controlado por indígenas, de ese cinturón industrial.


B) CULTURA MATERIAL Y ENTERRAMIENTOS
Otras cosas que aparecieron en el yacimiento fueron:
  • Un horno circular con el tronco de Palmela en el centro, con pasillo de combustión que da el acceso.
  • Ánforas de saco que se reutilizaron como urnas funerarias. Estas ánforas tenían tres piezas: el ánfora en sí, la tapadera cónica, y un carrete (elemento cerámico para que al ánfora repose verticalmente). Cuando no tenían carrete se llevaba a cabo un agujero en el suelo y se clavaba el ánfora, porque no hay carrete. En los primeros momentos se sigue el rito de la cremación.
  • Jarros, platos, escarabeos, anillos, amuletos… etc., cuantas más cosas de ajuar se encontraban más aristocrática era la tumba.
Respecto a los enterramientos podemos decir que las tumbas al principio son fosas simples, donde están colocadas las urnas cinerarias, sin ningún tipo de indicación al exterior. También hay cámaras principescas, como la del Aparcamiento de la Merced en Málaga, formando parte de un conjunto mayor. Estas cámaras tendrían un ajuar de gran valor (como máscara funerarias…etc.). Los primeros enterramientos aristocráticos se hacían en urnas de alabastro (más calidad que cerámica), teniendo muchos de ellos cartelas con jeroglíficos, urnas que tenían previamente vinos de calidad, pero que se reutilizan. Se pueden ver urnas de estas en el museo de la Cueva de los Siete Palacios (Almuñécar).

Cerro del Villar tenían una necrópolis, que estaba en la otra orilla del río, por lo que hay una separación (recuerda a Egipto, pero no necesariamente orientado este-oeste como Egipto). En época púnica los enterramientos no tendrán que estar separados de esa forma, sino que será suficiente que estén en una pendiente vaguada, declive…etc. No se ha excavado su necrópolis, ya que no se ha encontrado, pero existir existía. Hay varias posibles localizaciones de la necrópolis de Cerro del Villar:
  1. Siguiendo a Manuel Rodríguez de Berlanga, y los escritos de la época respecto a la necrópolis del Guadalhorce, él dice que la necrópolis se situó en una playa baja, arenosa, con forma de dunas (montículos artificiales) a 500 metros del Cerro del Villar, que él denomina como Necrópolis del Cortijo de Montañez, cerca del río, más al norte, frente al actual polígono de Villa Rosa, donde según el autor se había recuperado algunos de los cerámicos que vemos. Según él esos materiales se habían recuperado en la segunda mitad del XIX, pero no tenemos constatación arqueológica.
  2. También da otra referencia interesante, dice que cerca de Cerro del Villar la necrópolis se encontraba en la zona del Cortijo del Pato.
  3. Por último, una tercera opción, en el XVIII se habían producido hallazgos fortuitos, en el marco de unas actividades de acondicionamiento del jardín, en la Finca de El Retiro (Churriana), a 2,5 km al norte del Cerro del Villar. Hoy en día no queda nada de esto, desde el siglo XVIII hasta nuestros días se ha perdido todo. 


C) URBANISMO Y VIVIENDA
Se observa en el yacimiento una calle principal, y en torno a esa calle se abren las viviendas. Para Cerro del Villar encontramos en resumen un urbanismo regular. En el yacimiento encontramos una estructura porticada inédita, que se ha conocido como la calle del mercado. Esta calle de mercado es una calle principal en el centro del yacimiento y en su punto más elevado (una calle de hasta 5 metros de ancho), con tabiques distribuidos de modo regular a lo largo de la calle y perpendiculares a los muros de las casas. Los tabiques se distribuían en el tramo central, en el punto más destacado de la colonia, en el lugar más visible, y servían para contener una estructura porticada con materiales perecederos, que delimitaba pequeños espacios a modo de tiendas o incluso talleres artesanales. Es la calle de mercado.
Estas calles con espacios al comercio, aparecen en fuentes bíblicas y babilónicas, pero esto no estaban ni siquiera documentadas arqueológicamente en el Líbano. En esta calle es donde se encontraron más contenedores con restos de pescado, cereales, plata en bruto, vino, cebada... etc., en definitiva, lo que nos están hablando es de un intercambio comercial activo y regular. Es una calle construida ex proceso para el comercio. La plata en bruto, el trigo y la cebada aparecen en contenedores indígenas, por lo que indígenas acudirían a llevar estos productos a cambio de objetos de lujo o manufacturados. Las calles comerciales y mercados estaban asociados a sistemas de peso y medidas, y de hecho se recuperó un sistema de pesos de plomo en las excavaciones. ¿Estaba esta calle regida por un templo? Todavía no ha aparecido, ya que se ha excavado un 10%, pero podría estar perfectamente dirigida por un templo. La calle comercial fenicia es un único en la arqueología.

En la sección excavada se reconoció una vivienda de planta rectangular, con 6 o más habitaciones, dispuestas en torno a un patio central, abarcando una superficie de unos 70 metros cuadrados, aunque lo normal para las viviendas fenicias son unos 30 metros cuadrados. El patio central aporta luz y ventilación, en torno a él se abren las dependencias, además de estas dependencias nos podemos encontrar pasillos estrechos, secundarios, y para aprovechar el perfil natural del terreno las viviendas en ciertas ocasiones se disponen de modo aterrazado, de modo que no es extraño que nos encontremos uno o dos escalones para conectar una habitación con otra en la misma casa. Algunas casas tenían su propio embarcadero. El tránsito de la calle a la casa, generalmente pavimentado, se hacía mediante un zaguán.

Dentro de la casa se observa un reparto de las funciones, o un uso de los espacios domésticos diferente:
  • En una de las habitaciones restos de enseres de pesca.
  • En otro lugar se observa como era el lugar donde se preparaba la tinta.
  • Otro lugar a la cocina (pequeños hornos semicirculares adosados a los muros de adobe).
  • Otro lugar como espacios de culto (huevo de avestruz).
  • Algunos espacios también de almacén doméstico. Seguro pasillos o habitaciones más oscuros como almacén.
Cubierta vegetal, de vigas de madera que soportarían una techumbre de ramas vegetales, impermeabilizada con revoques de arcillas. Fragmentos de estas cubiertas se recuperan en el registro arqueológico. Las puertas no están en el eje central, desplazada a un lado.

El material de construcción por excelencia es el adobe. El adobe en las casas más destacadas se alterna con tramos de muros de piedra, y también en ocasiones, pero excepcionalmente, las paredes de adobe se levantan sobre zócalos de piedra para aislar la vivienda de la humedad.

Es a partir del siglo VII a.C. cuando se acondicionan mejor las viviendas. Las paredes pueden tener un revoque de arcilla que los enluce al exterior y que protege de la humedad. En cuanto al suelo, lo que más se usa es la tierra aprisionada (batida), y menos frecuentemente, encontramos pavimentos de guijarro, o lajas de piedra, o los pavimentos de conchas (muy raros estos últimos).
Esos modelos urbanísticos se expanden a las casas indígenas, ya que los indígenas quedarían deleitados por estas formas y organización superiores. 

Por último decir que desconocemos donde está el santuario, aunque existió seguramente.


3. La Rebanadilla


Yacimiento fenicios en el Guadalhorce, del siglo IX a.C., fechado en las pastas cerámicas (con cierto margen de error). Es un yacimiento muy arrasado por las inundaciones del río. Era en origen un yacimiento en una isla, a unos cinco metros sobre el nivel del mar.
En él se observa luego un abandono voluntario, los fenicios recogen los enseres, menos los que pesan mucho o están estropeados. Desde el punto de vista arquitectónico, forma constructiva, patrón…etc., es un yacimiento fenicio oriental.
En La Rebanadilla vemos que las excavaciones celebradas en el área de ampliación del aeropuerto de Málaga entre los años 2008/9, pusieron de manifiesto la existencia de tres yacimientos:

1) Cortijo Zapata.
En Cortijo Zapata corresponde al período entre el Calcolítico y la edad del Bronce. En su mayoría son campos de hoyos, en los que se han encontrado ídolos placa.

2) La Rebanadilla
Correspondiente al período oriental o de ocupación fenicia, conocido como La Rebanadilla. Está localizado a escasos 2 km del Cerro del Villar, y a 3 km de la costa. En su momento de mayor desarrollo llegaría a alcanzar una extensión de algo más de 3 hectáreas, siendo un asentamiento pequeño pero también modélico. Las dos fases centrales (III y II) correspondientes a un poblamiento regular y organizado al modo fenicio oriental. Según los autores más importantes, este espacio fue ocupado en cuatro momentos, que vamos a verlo uno por uno. Un resumen de las cuatro fases es así:
  • La fase I es una ocupación del espacio con cabañas asociadas a hornos metalúrgicos, que se superponen a los estratos anteriores, alterando sus estructuras. Se encuentran plantas de cabaña de la comunidad indígena, al servicio de los fenicios, trabajando en talleres de producción metalúrgica.
  • La fase II responde a un período de remodelación del urbanismo anterior. Sobre los derribos anteriores se nivela y se lleva a cabo una nueva urbanización, con la cosa de que ahora todas las estructuras presentan zócalos de piedra, paredes de adobe. Antes solo en una vivienda, ahora en todas.
  • La fase III es el primer momento urbano fenicio se emparenta con los primeros momentos de ocupación fenicia. Es plenamente fenicio, con un uso y parcelación del espacio organizado, en el que se desarrolla una trama urbana con viviendas rectangulares construidas con adobe, recibiendo suelos y paredes en su mayoría un revoque arcillosa amarillenta (para impermeabilizar), habitaciones siguiendo el modelo oriental, en torno a un patio. Hasta siete edificios fueron documentados, pertenecientes a los últimos años del IX a.C. Como generalidad también destaca la presencia de bancos corridos de uso doméstico, o la aparición de exvotos. Cada uno de los edificios, además de estas características generales, tienen singularidades, que las que vamos a ver a continuación. Edificio I: es el de mayor proporción, unos 80 metros cuadrados, con cinco habitaciones y espacios/estancias menores (unas 3), que pudieran haber funcionado como almacenes. Edificio IV: estancia con pavimento de conchas y delante de este pavimento, según los autores, encontraron niveles de adobe que pudieran haber pertenecido a un altar. Edificio V: también pudo cubrir las necesidades religiosas, pero de tipo doméstico (ámbito familiar), ya que en una de las estancias se encuentra un pavimento más cuidado de guijarros, de nuevo centralizado, y próximo a este pavimento un betilo y un quemaperfumes de doble cazoleta, por lo que podría haber una actividad ritual de culto en ese espacio. Edificio VII: no se distingue si es un edificio o varios, debido a la erosión. Hay zócalos de piedra, necesidad de aislar esas viviendas de la humedad con estos zócalos. Esta fase se abandona ordenadamente. Se dejan objetos pesados o rotos.
  • Fase IV: que es la más antigua, corresponde a un nivel de desecho, de escoria de mineral, de escombrera…etc., alusivo al trabajo metalúrgico.
La Rebanadilla estaba rodeada por un muro perimetral, para proteger el espacio de hábitat o residencia. Respecto a la relación con Cerro del Villar, tenemos dudas de una cosa, no sabemos si La Rebanadilla está vinculada al Cerro del Villar (dependiente de Cerro del Villar), o es por el contrario la Rebanadilla es el espacio primigenio de hábitat de los fenicios y luego a mediados del siglo VIII a.C. la población se traslada a Cerro del Villar. Podría ser estas dos cosas, no se sabe la vinculación exacta a Cerro del Villar.

Hay cerámica indígena del bronce final, cerámica fenicia, cerámica ática, geométrica…etc., y entre toda la cerámica hay mucha cerámica de cocina de Cerdeña, lo cual les lleva a los autores a pensar que los primeros moradores de la Rebanadilla debieron ser sardos, ya que ¿por qué se iban a molestar en importarla y no hacerla aquí? Puesto que no es una cerámica de lujo, sino solo para comer.

3) San Isidro
La necrópolis corresponde con el yacimiento conocido como San Isidro (Churriana). Sería un promontorio, pequeña elevación, separada del yacimiento de La Rebanadilla por 400 metros, al suroeste del enclave. En una elevación, separada por un primigenio cauce de agua. Responde al tipo tradicional de agrupaciones de tumbas de pozo, oquedades en el terreno, circulares, donde se colocan las urnas incinerarías con los restos de la inhumación, urnas tipo “cruz del negro”, o bien simplemente la ceniza puede ir depositada en el suelo (estrato natural), o a lo mejor realmente no estaban depositadas en el suelo en un principio, sino que está en el suelo por que ha desaparecido alguna cesta de mimbre o algo orgánico que lo contenía. Marco cronológico: finales del siglo IX a.C., y primera mitad del VIII a.C. ¿Esta necrópolis fue de uso exclusivo de los habitantes de la Rebanadilla o los primeros de Cerro del Villar fueron también enterrados aquí?

En los primeros momentos no tenemos verdaderas necrópolis, sino agrupaciones familiares, según Aubet, porque estamos en las fases de contacto con los indígenas, y hay intención de respetar el sueño de los difuntos, por lo que se ocultan los enterramientos, y es cierto que están sin ningún tipo de indicación, monumentalidad… etc., y escondidos, para, según Aubet, que los indígenas no los expolien.

Aquí termina la presente entrada. En la próxima continuaremos con más asuntos sobre fenicios. ¡Feliz Navidad!

¡Feliz Domingo! - Hacer historia, aprehender la historia, aprendes la historia
24/Diciembre/2017

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Educación: 1º E.S.O. Temario y Ejercicios

Dentro de cada Tema/Unidad Didáctica podréis encontrar el temario de clase correspondiente a la unidad y multitud de ejercicios para el alumnado al final de dicha unidad. ¡Espero que os sea de gran ayuda! :)


TEMAS (UNIDADES DIDÁCTICAS) de 1º ESO

¡A aprender! (Imagen de dominio público)

A) LA TIERRA Y LOS MEDIOS NATURALES

TEMA/UD 1 - El Sistema Solar y el planeta Tierra  [en construcción]

  • Tema 1 - Temario
  • Tema 1 - Actividades


TEMA/UD 2 - Representamos nuestro planeta: Los Mapas   [en construcción]

  • Tema 2 - Temario
  • Tema 2 - Actividades

TEMA/UD 3 - Capas y relieve de la Tierra   [en construcción]

  • Tema 3- Temario
  • Tema 3 - Actividades

TEMA/UD 4 - La Hidrosfera: océanos, ríos y mares   [en construcción]


TEMA/UD 5 - La Atmósfera: el clima y el tiempo   [en construcción]


TEMA/UD 6 - Paisajes y climas de nuestro planeta   [en construcción]


TEMA/UD 7 - Europa: sus paisajes y sus climas   [en construcción]


TEMA/UD 8 - El ecosistema de nuestro planeta: riesgos, cambios, explotación y medio ambiente.   [en construcción]



B) SOCIEDADES PREHISTÓRICAS y la EDAD ANTIGUA

TEMA/UD 9 - La Prehistoria   [en construcción]


TEMA/UD 10 - Egipto y Mesopotamia   [en construcción]


TEMA/UD 11 - La Grecia clásica   [en construcción]


TEMA/UD 12 - Tartessos, íberos y celtas   [en construcción]


TEMA/UD 13 - Roma   [en construcción]


TEMA/UD 14 - La herencia clásica griega y romana   [en construcción]


TEMA/UD 15 - La Hispania romana   [en construcción]


TEMA/UD 16 - La caída del Imperio Romano   [en construcción]



ARQUEOLOGÍA PENÍNSULA IBÉRICA: Introducción a la colonización fenicia de la Península Ibérica

Comenzamos una nueva serie de entradas sobre la arqueología en la Península Ibérica, en orden cronológico iremos avanzando desde la llegada de los primeros pueblos "extranjeros" como los fenicios, hasta la llegada de los romanos. 


1 La Historiografía y el rechazo a lo fenicio a lo largo de la historia


Hay que matizar algo importante antes de sumergirnos en este punto, la diferencia entre fenicios y púnicos. Si hablamos o las fuentes hablan de fenicios, es que nos estamos refiriendo a fenicios del Líbano, que siguen rutas comerciales, son los orientales que vivían en Siria-Palestina desde el 1200 a.C. Los fenicios están en Fenicia, y a la Península Ibérica llegan en el S.VIII a.C. (ahora ya se sabe que en realidad llegaron en el siglo IX), hasta el siglo VI a.C. (573 a.C. cae Tiro bajo los asirios). Si se habla de púnicos, es porque ahora el foco difusor y emisor comercial y humano es la ciudad de Cartago (Norte de África), por eso ahora hablamos de púnicos, porque vienen del Norte de África. Otros autores hablan de fenicios orientales (Líbano), o fenicios occidentales (Cartago). 
Vamos ahora a ver cómo eran tratados los fenicios (o púnicos) por las fuentes en distintos momentos de la historia:
  • ANTIGÜEDAD: en la antigüedad, los autores clásicos describen a los fenicios como unos seres codiciosos, que vivían en las tierras de Canaán, en las costas sirio-palestinas. Pero debemos puntualizar que los fenicios, a sí mismos, ellos se llamaban cananeos, nunca fenicios. La palabra o el vocablo fenicio viene en último término de una palabra griega Phoinos, que pasará al latín como foenus, en esa estrecha franja litoral que es Canaán, con cadenas montañosas hacia el este. No sabemos qué significaba para los griegos la palabra Phoinos, quizás lo que esa palabra designaba era el color púrpura de sus indumentarias, color que se extraía del murex, caracol carnívoro marino (más bien, de la mucosidad de su glándula hipobranquial), con la maceración de las tripas con agua salada, y en función del tiempo de maceración, pues se podía obtener un pigmento desde el rojo intenso, al rosa clarito. Era un tinte muy demandado por el mundo griego. Además, los fenicios eran bárbaros a ojos de los griegos, por dos razones: por el habla (el cual les parecía tosco a los griegos) y porque hacían sacrificios humanos, ya que los fenicios llegaban a sacrificar desde recién nacidos hasta adolescentes.
  • SIGLO XVI: en este siglo, destaca el Padre Juan de Mariana, que escribe sobre los griegos y fenicios, y en sus escritos ensalza a los griegos, y los usa como antepasados de los españoles, mientras que tilda a los fenicios de ratas. El clima anti judío de la época (reciente expulsión de los judíos), llevaba a denostar todo lo que pudiese recordar a origen judío, como eran los fenicios.
  • SIGLO XVIII: Padre Flórez trata el tema fenicios de manera indirecta en sus catálogos de numismática, ya que se recogen las monedas con leyendas semitas procedentes de Malaka, Abdera (Adra), Sexs (Almuñécar), o Gadir. Eran los únicos elementos arqueológicos que daban indicios del pasado semita oriental (fenicio) de la Península Ibérica. Acuñaciones de época púnica, nunca fenicia.
  • SIGLO XIX: es un siglo donde surgen con fuerza los nacionalismos, todos los estudios históricos van encaminados a la búsqueda del pasado griego de la civilización europea, empiezan a emerger las primeras obras de síntesis, pero dirigidas casi exclusivamente a el mundo griego y al mundo romano, excluyendo así a los fenicios. Cuando aparece una referencia al mundo oriental es de modo secundario o marginal. Hay más problemas que se interpondrán en el estudio y reconocimiento de los fenicios:
· Se arrastran al siglo XIX los tópicos del Padre Mariana anti semita, por lo que en este siglo se sigue viendo a los fenicios como piratas, que se movían por instinto comercial, etc.
·    Desconocimiento general del próximo oriente.
·   Manejo de falsas cronologías, se seguía a Homéro y Hesíodo, y creyendo a estos autores griegos se afirmaba que Gadir se fundó 80 años después de la caída de Troya, es decir el 1100 a.C. Se ponía como válido para primeras oleadas de fenicios.
·     Otro problema es que no habían documentos arqueológicos.
A FINES XIX: a pesar de todos los problemas, se multiplican las excavaciones a finales de siglo en las que aparecerán elementos fenicios: en Cádiz, las excavaciones llevadas a cabo por Pelayo Quintero, en la llamada necrópolis de Punta de la Vaca, apareció un sarcófago masculino marmóreo y antropomorfo. Excavaciones también en las necrópolis de Carmona, llevadas a cabo por Bonsor. El problema: las excavaciones se llevaban a cabo sin rigor científico, sin metodología arqueológica, sumado a que la mayor parte de los resultados arqueológicos, no se publicaban. En 1890 Luis Siret llevó a cabo la excavación de Villaricos en Almería. Luis Siret habla de una etapa pre homérica (antes de 1100 según la supuesta fundación de Gadir), y otra post homérica después del 1100. Todas las excavaciones eran de contexto funerario, por eso nada se sabía de asentamientos, ni patrones...
  • SIGLO XX años 20 y luego postguerra civil: en la primera parte del siglo 20, van a destacar los trabajos del alemán Adolf Schulten. Él concebía el Mediterráneo como un conflicto entre el mundo ario (que él lo identifica con lo griego), contra el mundo fenicio-semita. Además, Schulten coloca a las poblaciones locales previas a la llegada de los fenicios, como es el supuesto caso de Tartessos (ya veremos lo que es realmente Tartessos), como unos emprendedores, cultos… etc. Es él quien va a buscar en el Levante y en la costa andaluza mediterránea una ciudad de planta semita, irregular, al abrigo de una colina, es decir, su objetivo va a ser encontrar la ciudad fenicia de Malaka. Schulten leerá a Estrabón, quien afirma que "Mainake está al lado de un río (río Vélez)", por eso Schulten pensará que Mainake fue una colonia griega destruida por los fenicios que fundaron Malaka. Los trabajos de Schulten en desembocadura del río Vélez no descubrirán ninguna ciudad griega, solo una ciudad fenicia de calles irregulares, etc. (las colonias griegas eran de planta regular). 
  • Luego en la post guerra civil española, salvo las excavación que se hicieron en Mañá (Ibiza) y en Lixus (Marruecos), salvo esto, no hubo más excavaciones en la Península Ibérica orientadas a la investigación semita, ya que las causas ideológicas lo impedían, por lo que el grueso de las excavaciones se dirigieron hacia el sustrato griego, ejemplo de ello es en 1947 cuando reciben un impulso los trabajos en Ampurias. No proliferaron nuevas obras de síntesis, u obras históricas. En estas fechas, García y Bellido, desde el Centro de Estudios Históricos de Madrid, redacta una obra que se va a convertir en la primera obra de referencia del mundo fenicio “Fenicios y cartagineses en occidente”, es un suplemento para la laguna que él reconoce que no estaba recogida en la obra Hispania Graeca.  García y Bellido, heredero de la tradición filológica alemana, lector de fuentes clásicas, y partidario de Franco, en esa obra de fenicios y cartagineses en occidente comete el error de cronología, ya que repite que Gadir fue fundada en 1100, además insiste en el carácter comercial de la colonización, y no oculta su filohelenismo. Aunque parece que es la primera obra de historia real en la Península Ibérica sobre los fenicios, no hay que dejar engañarse, porque mantiene la tradición, ideas y prejuicios del XIX sobre los fenicios.  


2. La valoración de lo fenicio en la segunda mitad del S.XX. Las excavaciones


Todo esta historiografía anti-fenicia llegará a su fin en la avanzada segunda mitad del siglo XX. Empieza este cambio de la mano del prehistoriador español Bosch Gimpera, quien empieza a cuestionarse ciertas cosas, por ejemplo, revisa los materiales arqueológicos y reconoce que hay disonancia entre cronología de los restos y fechas que le dan las fuentes clásicas, además, técnicas como el C14 habían ya aparecido, por lo que la datación más fiable empieza a ser posible. Gimpera empieza a pensar que la presencia fenicia en la Península Ibérica no son oleadas de bárbaros que vienen a arrasar a la población local, sino que este movimiento migratorio fenicio está motivado por la necesidad del pueblo, por la presión que los ejércitos de Asiria ejercen en sus tierras, por lo que a los fenicios no les queda más que huir. 
Gimpera ofrece nuevas cronologías después de los análisis, y dice que los restos más antiguos aquí son del siglo IX a.C., no del año 1100 a.C. En principio no tendrían mucho calado sus ideas, hasta bastantes años después. 
Estas nuevas ideas estarán acompañadas de nuevas excavaciones a partir de finales de los años sesenta, excavaciones que van por fin a conseguir arrancar el estudio por lo fenicio. Vamos a ver algunas de estas excavaciones

a) Excavaciones de los años 60
En estos años es cuando gracias a las excavaciones tendremos la confirmación arqueológica de que los fenicios habitaron ya la Península Ibérica en el siglo VIII a.C. en el litoral mediterráneo. En estas excavaciones es cuando se descubre la necrópolis de Laurita o también llamada necrópolis Cerro de san Cristóbal en Almuñécar (excavaciones llevadas a cabo por Manuel Pellicer). En estas excavaciones se encuentran tumbas de pozo, con restos incinerados en urnas de alabastro traídas de Egipto.
Además es  a partir de estos años cuando se inician las excavaciones sistemáticas con nueva metodología, excavaciones dirigidas por el Instituto Arqueológico Alemán de Madrid. Son estos años cuando también se excava Toscanos (la "Mainake" que buscaba Schulten, y que resultó ser una ciudad fenicia cerca de Vélez), y es también cuando se excavan las necrópolis de cámaras hipogeas en Algarrobo.  En 1969 se excava Cerro del Villar. Estas excavaciones en el litoral Mediterráneo del DAI (Instituto arqueológico alemán), buscaban entender el pasado fenicio de la Península Ibérica, así como catalogar datos de cultura material, corregir las cronologías mediante análisis de C14, entender qué transportaban mediante análisis palinológicos, entender cómo era la línea de costa en aquellos años... etc. Gracias a estos estudios se empieza a eliminar de la visión a los fenicios como saqueadores.
Principales enclaves fenicios e indígenas en el sur de la Península Ibérica
(Autor: Domínguez Monedero A. J.)

b) Excavaciones de los años 70
Es en estos años cuando emergen los primeros encuentros, congresos científicos, etc., que debaten la realidad fenicia como tal, ya apoyados en los datos proporcionados por las excavaciones de la década anterior. El mundo fenicio no solo hay que descubrirlo, sino que hay que interpretarlo, para dar respuestas a la cronología y a la concentración de asentamientos fenicios. Se va a distinguir lo fenicio de lo griego, pero se cae en un nuevo error: se acuñan términos como aculturación, fenómeno orientalizante… etc., ahora en este nuevo error se prima lo fenicio sobre lo indígena, parecido al error de antes (primar lo griego sobre fenicio). Es decir, no se pararon a pensar que los indígenas de aquí ya tenían su cultura y economía, y esto no se puede obviar.
Fruto de estos trabajos, se establece una cronología que viene a conciliar las afirmaciones vertidas en las fuentes clásicas con lo encontrado. Se llega a un acuerdo de dos períodos, uno “pre colonial”, cuya fecha es de 1100 hasta 750 a.C. y un “período colonial” de asentamientos fenicios que iría desde el año 750 a.C. hasta el siglo VI a.C. (más concretamente el 573 a.C., caída de Tiro).  A pesar de esto, la cronología es mala para la Península Ibérica, ya que posteriores descubrimientos arqueológicos demostrarán que ya había fenicios aquí desde el siglo IX a.C. (la primera fundación fenicia, la más arcaica de la Península Ibérica hasta la fecha encontrada es Morro de Mezquitilla). Dn la etapa Precolonial hay materiales fenicios en la Península Ibérica frutos del comercio (al igual que hoy hay productos chinos aquí), pero no hay todavía asentamientos fenicios permanentes en la Península, mientras que en la etapa colonia ya si hay asentamientos permanentes.
Dentro de estas fases se podría decir también que el Siglo VII a.C. corresponde con el momento de máximo esplendor de los emplazamientos, de especialización del trabajo, nuevas oligarquías, nuevos gustos…, y el  Siglo VI a.C., es por el contrario de decadencia y abandono.

c) Excavaciones de los años 80
En los años 80, la investigadora Maria Eugenia Aubet se incorpora a las excavaciones de los alemanes en el yacimiento de Chorrera, a partir de ahí, en 1987 publica “Tiro y las colonias fenicias de occidente”. En su obra no hay conceptos descalificativos del mundo fenicio. Ella intenta explicar la colonización fenicia diciendo que Fenicia es una franja limitada geográficamente, y por presión de los arameos al norte y los filisteos e israelitas al sur, hace que de la franja fenicia de 500 Km2, quede reducida a una Fenicia de tan solo 200 Km2. Esto provoca según ella un déficit agrícola y ganadero, desforestación y sobreexplotación, así que hay nuevas búsquedas de vías de abastecimientos en otros límites territoriales, y para salir de su tierra usan la vía natural de salida de esa franja: el mar. La primera plataforma fenicia fuera de los límites de Canaán es la isla de Chipre. Ella califica la colonización Fenicia de comercial, no militar.
Maria Euginia Aubet ha excavado en Tiro, en Biblos, y en muchos otros yacimientos fenicios, por lo que tiene una visión amplia del fenómeno de la colonización en la Península Ibérica. Ella encuentra las causas de esta colonización en los siguientes puntos (ya citados algunos):
  • Presión de pueblos que acotan más los límites de Fenicia.
  • Aumento demográfico, más déficit agrícola.
  • Deforestación asiria de los bosques de cedro fenicios, que les proporcionaban grandes beneficios comerciales.  
La presencia fenicia aquí, debió ser una práctica que conocemos, sería una política de clientela, de amistad, de hospicio, se defiende esta visión pacífica porque en la arqueología no hay:
  1. Indicio de inestabilidad, no existen murallas ni recintos defensivos, por lo que no hay guerras.
  2. Los asentamientos son dispersos y poco poblados, lo cual militarmente es una locura.
  3. No hay frontera territorial, cuando estas tierras primitivas tienen como su fuente de riqueza la tierra (ganadería y agricultura). Es decir, los fenicios no cultivan ni crían ganado aquí en la gran mayoría de los asentamientos (hay excepciones).
  4. No hay muestras de armamento en enterramientos fenicios, no hay armas, ni proyectiles. Por esto debió existir un acuerdo entre fenicios y poblaciones locales.
Cuando Aubet dice que responde la colonización a un modelo de diáspora comercial, pretende justificar la concentración de enclaves fenicios en la costa, y dice que el modelo de diáspora comercial responde a comunidades independientes pero interrelacionadas entre ellas, donde cada uno de estos lugares asumiría una determinada función. Estos enclaves se nutrirían de las relaciones con el entorno, con las relaciones de las comunidades indígenas. Cuando el comercio dejara de ser rentable para los enclaves fenicios, este entramado desaparecería. Cada enclave fenicio estaba dedicado a una actividad o producción (esto es especialización) según afirma Aubet (aunque estas teorías han quedado desfasadas).
Toda esta red comercial dependería de Tiro, y se controlaría desde Tiro, con los templos en estos lugares: templos de Melkart (dios de la tempestad, fuerza, naturaleza, al que los navegantes se consagran, es el dios nacional), templos de Astarté (su hermana y esposa pareja) y Baal. Estos templos serían en sí mismos unos lugares administrativos, centralizarían los excedentes y llevarían a cabo la dispersión de los productos. Más bien estos templos serían usados como almacenes, asumen excedentes y organizan el reparto de los excedentes por el Mediterráneo. Suelen tener altar, sitio votivo, etc.
Para Aubet, a excepción de Gadir, ninguna de las fundaciones tuvieron el carácter real de colonia, porque no tenían elementos de una verdadera colonia, porque para ser colonia tiene que parecerse a la metrópolis. Estas fundaciones eran pequeñas, reducidas, con abundancia de almacenes, embarcaderos, y ausencia de murallas y templos en las mismas, por lo que salvo Gadir el resto de los enclaves no tuvieron un perfil colonial. Solo Gadir fue una colonia. Con lo cual, según ella, aquí tendríamos el reflejo o espejo de la propia Tiro. Tiro en el Líbano, y en el extremo más occidental su imagen con Gadir. Hay que decir que esta teoría ya está confirmada como falsa.
Círculo del estrecho: aquellos lugares y fundaciones controlados por Gadir, según esta tía.

Cuando llegan aquí fenicios, lo que se encuentran ellos son poblados indígenas del bronce final con casas de plantas circulares. A raíz del establecimiento de estos enclaves en el siglo VIII a.C. y sobre todo en el VII a.C., la demanda de metales y relaciones entre ambos pueblos produce un cambio en lo poblados indígenas, que se modernizan y adaptan plantas rectangulares, se forman poblados mineros… etc.  Parece que los fenicios se nutren de manos de obra indígena, hay algunas fábricas como en Vélez, que está construida con mampuestos al modo ibérico. También encontramos cerámica indígena en viviendas fenicias… etc. En las tumbas indígenas (las principescas tartésicas), nos vamos a encontrar elementos orientales, como amuletos, escarabeos, fíbulas…etc.
Los fenicios traen cerámica griega, cosas de Egipto (vasos de alabastro, escarabeos…), cosas de Italia…, que son demandadas por los indígenas de aquí.
Aubet precisa más el tema de la cronología, rechaza que las fundaciones como Gadir sea del 1100, la fase colonial, añade que la mayoría de las fundaciones nacen hacia el 750 a.C., y que es a partir del 720 a.C., cuando se reconoce en el registro la existencia de nuevos grupos humanos que traen nuevos gustos y nuevos ritos. Se ve el cambio de rito, en primer momento la incineración muy generaliza (urnas y más urnas con cenizas), pero a partir de este momento, convive la incineración con la inhumación (quizás nuevas familias que se incorporan). El siglo VII a.C. es de mayor desarrollo y esplendor, talleres metalúrgicos a las afueras de los espacios urbanizados.
Mediados del siglo VI a.C. es la decadencia ¿Por qué cae la red de Tarteso con los fenicios? Porque cae la metrópolis de Tiro, y por otro lado se descubren filones de plata en el Líbano, por lo que baja la demanda de plata en la Península Ibérica. A partir del siglo VI a.C. grandes cambios se dan en estas comunidades, parece que los indígenas reclaman el territorio. Hay enfrentamiento según Aubet, reclaman el territorio como fuente de poder los indígenas. Esta red tan sólida empiece a diluirse. Surgen grandes aristocracias familiares entre los indígenas.


3. Economía fenicia: rutas comerciales y principales enclaves


Los fenicios existieron a lo largo de cientos de años, es por ello que no durante todo el abanico cronológico no se dedicaron o vivieron bajo unas mismas circunstancias. Así por ejemplo, en el Bronce antiguo (desde el 3000 a.C.), los fenicios se centraron en el Mediterráneo oriental, y ya se definía el carácter marítimo y comercial de este pueblo, destacándose Biblos como puerto. En el Bronce medio, en cambio surgen otras ciudades fenicias importantes como Tiro, Sidón, Ugarit… etc. Pero la gran expansión se dará en el Bronce final, que es cuando se inician los contacto con Egipto, Micenas, Chipre… y se desarrolla la escritura alfabética con 22 signos consonánticos, la lengua semita, que la vamos a encontrar sobre todo en las acuñaciones monetales. Toda esta red, desaparece cuando la ciudad de Tiro cae. 

¿Qué rutas seguirían estos marineros y comerciantes que salen desde el puerto de Tiro? Dos rutas marítimas: la ruta de las islas, y la ruta del norte de África. La primera ruta, sería la normal, que exigiría una navegación de cabotaje durante el día, y a mar abierto durante la noche, siguiendo la observación de la estrella polar (mar jónico, Sicilia, Cerdeña, Ibiza, Levante y Andalucía…).  La ruta del norte de África, sería la ruta que recorrer toda la costa Norteafricana.
Para llegar a la Península Ibérica los fenicios usaban la ruta de la islas, porque la corriente marítima del Mediterráneo les sería favorable. Usaban Birremes de vela fija, con doble fila de remos, eran naves muy pesadas que tienen que ser atracadas en fondeaderos, en desembocaduras de los ríos (no sirven para ascender los ríos). Luego una vez llegados a las desembocaduras de los ríos, los fenicios usarían las llamadas jábegas para remontar los cursos fluviales. El estrecho les debería costar un poco, es cuando el flujo marítimo cambia.
Luego, para volver a Fenicia se usaba la corriente del norte de África, ya que esta corriente empuja los barcos hacia Oriente. El viaje se produciría en verano, desde finales de Junio, hasta mediados de septiembre, necesitando desde Tiro hasta Gadir, unos 80 o noventa días para cubrir la trayectoria. 
Rutas marítimas fenicias
Base económica fenicia:
Ø  Agricultura: olivos en la Península Ibérica, cultivo de cereal, etc. (hay molinos de mano…etc.).
Ø  Ganadería: todas las reses fueron explotadas, excepto cerdos, por lo que cuando aparecen cerdos en yacimientos se sabe que era carne aprovechada por los indígenas.
Ø  Explotaciones forestales: la madera fue muy apreciada y comerciada, lo cual llevó en algunos sitios a la degradación del terreno, como en Cerro del Villar, que llevó a esquilmar ciertos bosques, con lo cual el terreno se hacía inundable. 
Ø  Elaboración de contenedores cerámicos: los fenicios fabricaron muchísimas ánforas de saco, pithoi, ajuar, vasos, jarros… etc., porque les hacía falta para transportar productos, además la embarcación debía estar cargada siempre para la correcta navegación.
Ø  Producción del murex: para la venta de tintes.
Ø  Recursos pesqueros (Salazones): comida salada y venta de conservas.


Yacimientos Fenicios destacables a describir de oeste a este:
No hay estructuras domésticas fenicia más allá del río Segura en el Levante, más al norte de eso no hay por ahora descubiertas. Así que los yacimientos destacables a la fecha son:
  1. Gorham Cave: es un cúmulo de materiales en una cavidad. Responde a un espacio mistérico, de culto, no responde a estructura de comercio, son amuletos, escarabeos, terracotas  (en una cavidad oriental en vertiente, que cae hacia la cota marítima), pero es santuario de época púnica.
  2. Asentamiento del Cerro de Prado: en la orilla izquierda del río Guadarranque, en la Bahía de Algeciras. Aledaño a Carteia. En los años 70 se documentaron estructuras y materiales que hacían llevar el yacimiento a un horizonte del siglo VII a.C., estando en vigor hasta el siglo IV a.C. Desgraciadamente el establecimiento de áreas industriales sobre el yacimiento, lo destruyeron.
  3. Yacimiento de Guadiaro / Alcorrín: no hay excavaciones, pero este asentamiento debió tener un importante papel con otro enclave al menos en sus primeros momentos como se conoce a raíz de excavaciones últimas del Instituto Arqueológico Alemán (IAA), en Alcorrín, Manilva. Los últimos momentos de Alcorrín, que se consideran indígenas (pero con contactos fenicios), están ligados a Guadiaro. Parte de población de Alcorrín, se fue a Guadiaro.
  4. Salduba: en Estepona. Materiales del siglo VI a.C., en superficie, y aunque la consideración de un establecimiento fenicio no es totalmente segura, puesto que los trabajos que se han realizado responden más a prospección que excavación, al menos en época púnica debió existir algún enclave.
  5. Suel: en Fuengirola, donde está el castillo, sobre todo hay materiales griegos. Los alemanes excavaron de 1989 a 1994.
  6. Cerro del Villar (Guadalhorce), que veremos más adelante en profundidad.
  7. Malaka (promontorio de la alcazaba Gibralfaro), que también veremos en las entradas siguientes.
  8. Toscanos, en el río Vélez.
  9. Morro de Mezquitilla (cerro del Algarrobo).
  10. Sexi, junto a los ríos verde y seco (en Almuñécar).
  11. Salobreña, junto al río Guadalfeo en su desembocadura.
  12. Abdera (Adra) como población importante (en la provincia de Almería), materiales del VII a.C. en adelante.
  13. Provincia de Almería noticias no constatadas en desembocaduras de los ríos Andarax y Andax, se encontraron materiales fenicios
  14. Cuevas de Almanzora, el yacimiento de Villaricos es también fenicio.
  15. La Fonteta (Alicante)
Luego en costa Norteafricana, se encuentra Lixus con restos de estos navegadores, también en Melilla hay enclaves fenicios. 

Nada más por hoy, en las próximas entradas veremos más a fondo algunos de los enclaves fenicios más importantes, para así poder comprender mejor a dicho pueblo. 


¡Feliz Domingo! - Hacer historia, aprehender la historia, aprendes la historia
30/Julio/2017

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HISTORIOGRAFÍA ACTUAL. Nuevas formas de la Historia: mujeres, postcolonialismo, cultural y microhistoria

Las nuevas tendencias del narrativismo, el relativismo y la apuesta por la interdisciplinariedad se fueron concretando, poco a poco, en nuevos gustos temáticos y en el desarrollo de nuevas metodologías en el campo de la historiografía. Aunque hubo (y hay) muchas aproximaciones a la Historia tras la ruptura con los grandes modelos historiográficos, nosotros vamos a ver las más relevantes, con visión general de lo que se está haciendo.


1. La microhistoria


Una de las nuevas corrientes más representativas de las últimas décadas del siglo XX es la microhistoria. Es de las tendencias nuevas surgidas, la que antes empieza (en los años 70). 

La microhistoria se inscribe en el marco de la historia social (mucha influencia del maxismo). El hito al que se suele asociar su surgimiento es la publicación, en 1976, del libro “Il Formaggio e i Vermi” (El queso y los gusanos), por el italiano Carlo Ginzburg
Es en Italia donde la microhistoria tiene un especial desarrollo, con autores como Giovanni Levi o Carlo Poni, junto al propio Ginzburg. Los artículos en los que se reflejaban esas inquietudes de los adalides de la microhistoria fueron apareciendo en la revista Quaderni Storici (al igual en Annales es referencia en Francia, pues la revista Quaderni Storici es la revista de referencia para microhistoriadores).

En esencia, la microhistoria consiste en la “reducción de la escala de observación, en un análisis microscópico y en un estudio intensivo del material documental” (Giovanni Levi). Todo ello bajo el supuesto de que “la mirada cercana permite atrapar cualquier cosa que escapa a la visión de conjunto” (reducción de la escala de observación). Es todo lo contrario a la historia cuantitativa. Según Carlo Ginzburg dicha observación es un correctivo imprescindible para matizar las grandes construcciones históricas abstractas, cuantitativas, y de protagonistas masivos y anónimos. Si el historiador reduce su escala de observación puede aprehender realidades significativas que de otra manera le pasarían inadvertidas en el dato promedio.

Otra de las características de la microhistoria es el trasfondo marxista de algunos de sus máximos representantes, con un especial interés (heredado de Gramsci) por los conceptos de dominación social y cultural, y un interés preferente por colectivos dominados y marginados, son las llamadas “clases subalternas” (ejemplo dentro del proletariado, hay mujeres dominadas por hombres… indígenas por colonos… que no puede meterse por igual en una misma categoría). 
Desde estos presupuestos, lo que les interesa es el margen de maniobra y de libertad, las estrategias seguidas por los individuos o los pequeños grupos familiares u otros, en el seno de las grandes estructuras económicas, sociales y culturales (esto ahora se llama “agencia”, como cierto grado de libertad para en un marco histórico negociar alternativas de funcionamiento). Vamos a ver más ejemplos:
  1. En la obra de Ginzburg Il Formaggio e i Vermi (El queso y los gusanos. El cosmos según un molinero del siglo XVI”. 1976), Carlo Ginzburg extrae hasta la última posibilidad de la documentación del proceso inquisitorial aplicado a un excéntrico molinero de Friuli (ciudad italiana) llamado Menocchio en el siglo XVI. Para su autor, la historia del proceso inquisitorial contra este molinero herético informaba y aportaba muchos más datos sobre la sociedad y cultura renacentista en Italia que las historias sociales que se limitaban a elaborar largas series de datos cuantificables.
  2. Otros hitos de la microstoria italiana son La herencia inmaterial (1985), de Giovanni Levi, sobre un exorcista en el Piamonte del siglo XVII, escrita con un gran bagaje de trabajo sobre el mercado de la tierra. (Documentación obtenida también de archivos de la inquisición). 
  3. ¿Quién rompió las rejas de Montelupo? (1977), es una obra de Carlo M. Cipolla, donde llega a extremos propios de la novela policíaca, en el trasfondo de la amenaza de la peste y las medidas propuestas por la sanidad pública y por la Iglesia.
Pero también pueden encontrarse tratamientos precedentes, de carácter microhistórico, fuera de Italia, como en El Domingo de Bouvines de Georges Duby (1973), en el Montaillou de Emmanuel Le Roy Ladurie (1975), o en El regreso de Martin Guerre, de Natalie Zemon Davis (1983), etc.


2. La nueva historia cultural y su base antropológica


La historia de la cultura se concibió tradicionalmente como el estudio de las “manifestaciones del espíritu humano” a lo largo del tiempo. Ya desde muy muy temprano la cultura fue un tema que interesó a ciertos historiadores, la prueba de ello es que tenemos hitos en el desarrollo historiográfico de la historia de la cultura en el siglo XIX y a principios del XX, como fueron las obras de:
  • La cultura del Renacimiento en Italia (1860), de Jacob Burkhardt 
  • El otoño de la Edad Media (1919) de Johan Huizinga. 
No obstante, la historiografía rankeana de la época y la primacía de los temas políticos y diplomáticos no contribuyeron al interés por la histórica cultural, que quedó muy marginada a causa del historicismo-positivismo imperante.
Tras la década de los 30 del siglo XX crecieron los intentos por escribir una historia social de la cultura, encabezados por marxistas como Georg Lukács o su discípulo Arnold Hauser, o por los marxistas culturalistas que desarrollaron sus trabajos tras la Segunda Guerra Mundial. Es entonces cuando comienza a estudiarse la llamada “cultura popular”, por parte de autores como el británico E. P. Thompson.

La denominada crisis de los paradigmas (fines setenta, principio de los ochenta), entendida como el cuestionamiento de los grandes referentes de la historia explicativa de las estructuras y de los grandes procesos, ha desplazado el centro de interés hacia ámbitos como el de la historia cultural, que adquiere sentido en sí misma y no como categoría dependiente de otros niveles de análisis (social, económico... . Hasta la crisis de los grandes paradigmas, la historia de la cultura era secundaria, se enfocase como se enfocase, la historia de la cultura complementaba un trabajo sobre historia económica, o sobre historia social o política, etc., pero en ningún momento era una historia independiente. Pues a partir de la crisis de los grandes paradigmas ya no se considera a la cultura como el tema complementario de otra explicación, sino que la cultura se convierte en el tema principal. 

En el desarrollo de la llamada “nueva historia cultural” ha tenido una enorme ascendencia la Antropología. Entre los autores más influyentes destaca Clifford Geertz, máximo representante de la llamada antropología simbólica, y su técnica de la “descripción densa” (thick description). 
La cultura, según la define Geertz en su famoso libro La interpretación de las culturas (1973) es “un esquema históricamente transmitido de significaciones representadas en símbolos, un sistema de concepciones heredadas y expresadas en formas simbólicas por medio del cual los hombres comunican, perpetúan y desarrollan su conocimiento y sus actitudes frente a la vida”. 
La cultura es como el lenguaje, el sistema de significados, que permiten que nos movamos en la sociedad de una manera articulada. Se busca entender a cada cultura en su contexto, cada cultura y contexto tiene sus leyes. 
Partiendo de la convicción de que la comprensión total de los hechos sociales no es posible, el papel de los antropólogos es intentar interpretar los símbolos clave de cada cultura: esto sería la “descripción densa”. Ejemplo, un símbolo de nuestra sociedad capitalista, es el dinero. Puerto Banús sería un sitio de estudio de estudio antropológico, es uno de los estándares simbólicos de nuestra sociedad. Geertz por ejemplo estudia la pelea de gallos en Bali, y a través de la pelea de gallos, estudia bastantes de los elementos clave de la sociedad balinesa.
Geertz sostenía que para estudiar la cultura desde un punto de vista antropológico es imposible aplicar una ley o una teoría determinada. No hay dos elementos comunes en dos sociedades distintas, por eso hay que estudiar las sociedades per se, una por una. La única manera por tanto de estudiar las conductas humanas es dentro del contexto cultural al cual pertenecen, a través de la observación del investigador
Las manifestaciones de cada cultura, según Geertz, deben ser estudiadas “capa por capa”, desde la más externa, aquella en donde los símbolos culturales se manifiestan de manera más clara, hasta la capa más profunda, donde se encuentra la matriz de estos símbolos cuyo significado es preciso hallar. 
El análisis de la cultura desde la antropología no consistiría en “una ciencia experimental en busca de leyes, sino en una ciencia interpretativa en busca de significaciones” (Geertz 1992). Para la Historia se aplicaría lo mismo: sería una ciencia interpretativa.


El ámbito de la “nueva historia cultural” es extraordinariamente amplio, y bajo esta etiqueta cabría abarcar buena parte de las líneas de investigación que se vienen desarrollando hasta el presente. Es difícil concretar una definición unívoca del concepto, pero sí cabe plantear una serie de elementos unificadores en la llamada "nueva historia cultural":
  • Su objetivo central es la interpretación de la realidad social construida por los sujetos (no por masas), por lo que se presta atención al individuo. Se pone el punto de mira en lo que la gente Hace, no en lo que la gente piensa (ya que si prestara atención a lo que la gente piensa estaríamos hablando de mentalidades), ya que las acciones no se piensan. A través de sus prácticas culturales, discursos, acciones simbólicas y representaciones (por ejemplo un graffitie, o un Velázquez, interesan porque son una representación, no por su calidad de arte). 
  • La cultura es considerada como un sistema coherente de símbolos y significados, que deben ser descifrados por el historiador. Frente a la historia social de la cultura, ahora se pretende realizar una historia cultural de la sociedad. Si un antropólogo tiene problemas para interpretar el significado de una sociedad actual, imaginad el problema para un historiador para interpretar algo que ocurrió hace 3000 años.
  • El “retorno al sujeto”, frente a la historia analítica y cuantitativa de las estructuras y de los procesos sociales, interesa la historia de lo singular. Se atiende a las agencias individuales y de pequeños grupos y colectivos, en dependencia del interés por el sentido de la experiencia vivida.
  • Se parte de la convicción de que no existen instituciones o culturas atemporales, ahistóricas. Siempre deben ser estudiadas a la luz de un tiempo y un espacio determinados. Siempre hay que situar los textos, los gestos, las imágenes... en su contexto.
  • Apuesta por el estilo narrativo. 
  • Interés en los procesos de construcción de la identidad colectiva, en los intereses compartidos por grupos sociales y las dinámicas del poder y dominación. 

Dos casos de nueva historia cultural: entre los representantes más destacados de la nueva historia cultural cabe mencionar al francés Roger Chartier o al británico Peter Burke
Chartier, inscrito en la tradición de la corriente de Annales (cuarta generación), se ha especializado en la historia de la cultura escrita en la Europa Moderna, tratando de entender cómo los hombres y mujeres del pasado construyeron el sentido de los textos que leyeron o escucharon. 

Peter Burke, en un panorama dominado por los estudios socio-económicos, hizo una apuesta por una nueva forma de historia cultural que destacara los préstamos más que las hegemonías. Entre su enorme producción destacan estas obras: 
  • La cultura popular en la Europa moderna (1990). 
  • El Renacimiento italiano: cultura y sociedad en Italia (1993). 
  • Formas de historia cultural (2000) o Hibridismo cultural (2010). 
Su obra se caracteriza por intentar abarcar de manera total y coherente la cultura europea, en tanto que conjunto de conexiones, fusiones y sincretismos entre diferentes tradiciones y dimensiones culturales. Burke incide en la diversidad y pluralidad de las formas culturales y en sus dinámicas de encuentro y desencuentro, tanto en el seno de las propias sociedades europeas como en los procesos de contacto con otros mundos y culturas. 
Por ejemplo, al estudiar la cultura popular en la Europa moderna, Burke interpreta la cultura como una construcción social, resultado de un proceso histórico dinámico y cambiante, caracterizado por la interpretación y reinterpretación que los individuos hacen del sistema de significados, actitudes y valores
Plantea que en la Europa moderna existieron distintas tradiciones culturales: La “gran tradición” cultural, que era el sistema de prácticas, significados y valores en el cual se movían los miembros de la elite minoritaria, caracterizada por la práctica de la lectura y la escritura, y el uso del latín. Escuelas y universidades eran sus lugares de conservación y transmisión. 
Por su parte, la “pequeña tradición”, desvinculada de lo escrito, era fundamentalmente oral y visual, y se transmitía en las prácticas de la vida cotidiana, a través de mecanismos informales como fiestas, espectáculos, imágenes religiosas, etc.; en lugares públicos y abiertos, como plazas, iglesias, tabernas.... A su vez, en este segundo ámbito podría distinguirse tradiciones culturales urbanas o rurales, e integrar tantas subculturas como grupos conformaban las clases populares.
La élite cultivada no sólo participaría de la gran tradición sino que también compartían símbolos y significados de la pequeña tradición, mientras que a los grupos populares les era imposible acceder a la gran tradición cultural. Ambas tradiciones interactuaban y se influían constantemente, lo que posibilitaba el proceso de modificación y transformación de los significados, de los valores y de las actitudes. 


3. Historia Postcolonial 


¿Qué es la Historia Postcolonial? Pues bien, al igual que vimos con el postmodernismo, en el caso del postcolonialismo hay unos enfoques postcoloniales, una forma de pensar postcolonial, pero no hay historiadores postcoloniales. Las aproximaciones postcoloniales constituyen un área de estudio reciente que centra su interés en las culturas y pueblos afectados por el dominio imperialista moderno y contemporáneo. La teoría y la crítica postcolonial están muy vinculadas al giro lingüístico y al postmodernismo y, de hecho, se originan y tienen especial desarrollo en el ámbito de la crítica literaria, antes que en el de la historia. Su pleno desarrollo coincide con el auge del “giro lingüístico” y con la crisis de los grandes paradigmas historiográficos. Su enfoque engloba múltiples campos; entre ellos: 
  • La manera en que las élites de las potencias coloniales percibieron sus colonias y, en general, el conocimiento que se construyó en torno a ellas, con especial atención a la representación del colonizado, es decir, “del otro”.
  • Cómo este conocimiento sirvió a los colonialistas para legitimar y justificar la hegemonía y dominación imperialistas. 
  • El desarrollo de procesos de resistencia por parte de las comunidades objeto de la dominación colonial y el desarrollo, tras la obtención de la independencia política, de nuevas identidades nacionales.
El enfoque postcolonial constituye una crítica integral de la perspectiva colonizadora e imperialista mediante la revisión de los discursos y el conocimiento generados sobre las colonias y la interpretación de la relación colonizador-colonizado. Sus críticas y análisis se han centrado en las relaciones de poder y hegemonía, en los modos en los que estas relaciones se construyen, en cómo se representan a través de discursos, símbolos, textos y culturas materiales. 

Los pensadores y críticos poscoloniales persiguen, a través de su crítica, la “descolonización” del mundo actual. La descolonización no se dirige tan solo contra espacios y relaciones económicas y políticas, sino específicamente se persigue la descolonización intelectual del pensamiento moderno occidental: “descolonizar el saber”.
La historiografía poscolonial tiene una genealogía compleja en la que se cruzan pensadores marxistas como Gramsci o teóricos posmodernos como Foucault interesados en nuevas formas de entender la construcción y la negociación del poder. A ellos se suman activistas africanos, asiáticos y latinoamericanos partícipes en las luchas anti–imperialistas y anti–coloniales y élites intelectuales asiáticas y africanas afincadas en universidades occidentales: principalmente, Edward Said, Homi Bhabha y Gayatri Spivak, tres académicos conocidos como la “santa trinidad” del pensamiento poscolonial.

El poscolonialismo lejos de ser un pensamiento monolítico, se caracteriza por la multiplicidad e incluso por la disparidad de sus propuestas. Todas ellas, sin embargo, coinciden en la búsqueda de nuevas formas de pensar las relaciones entre colonos y colonizados que rompan con los discursos y las representaciones occidentales de la historia que sitúa a los pueblos y las gentes colonizadas en una posición de inferioridad histórica y política. 
Las construcciones históricas realizadas desde los paradigmas coloniales niegan las agencias y las voces de otros grupos social, económica, política y/o culturalmente subordinados, conocidos en la literatura poscolonial como subalternos. Este término, tomado de los escritos de Gramsci, se aplica a grupos que han sido tradicionalmente marginados en las narrativas históricas, como indígenas, asalariados, campesinos, esclavos, mujeres o niños.
El enfoque poscolonial propone generar historias alternativas que no atiendan exclusivamente a la voz y a la memoria de las élites, y que presten atención a las comunidades indígenas, dejando de percibirlas como simples víctimas pasivas de la explotación colonial, para otorgarles un papel activo en la construcción de las relaciones y de las culturas coloniales.


4. Historia de las mujeres


Las mujeres han sido las grandes olvidadas por parte del pensamiento historiográfico occidental. Durante mucho tiempo la historia ha sido escrita casi exclusivamente por hombres y sobre las actividades de los hombres, en la esfera pública: guerras, política, diplomacia, administración... Las mujeres han sido sistemáticamente excluidas de los discursos y, cuando aparecían, lo hacían habitualmente representadas en roles prototípicos, en los papeles de esposas, madres, hijas o amantes. Su aparición en la historia lo ha sido en calidad de elemento “subalterno” y secundario, cuando no inexistente.
La “historia de las mujeres” ha venido a cubrir este enorme vacío. Constituye el estudio del papel que las mujeres han jugado en la historia. Incluye la historia de la lucha por los derechos de las mujeres, el estudio de mujeres singulares con un papel histórico relevante, o el estudio que ciertos procesos históricos han tenido específicamente en las mujeres

Los centros principales de desarrollo de la historia de las mujeres fueron EEUU y Gran Bretaña, bajo el liderazgo de autoras feministas de la llamada “segunda ola”, influidas por las nuevas aproximaciones promovidas por la historia social. El activismo en la liberación de la mujer llevó a aparejado la construcción de una nueva historia sobre las mujeres.
La historia de las mujeres abrió las puertas en la historiografía al desarrollo de la llamada “historia de género”. Ambos campos de análisis y estudio fueron acompañados de una intensa revisión epistemológica y metodológica.

Sin duda alguna, los trabajos de Joan W. Scott constituyen un referente fundamental en los estudios de historia de las mujeres, con la publicación, en 1986, del artículo “Gender: a useful category for historical analysis”, en la American Historical Review. Para Scott el “género” (gender) es un elemento constitutivo de las relaciones sociales basadas en las diferencias que distinguen los sexos y, por ello, una forma primaria de relaciones significantes de poder. 
En esta línea, autoras, como Carmen Ramos Escandón entienden el género como la “construcción histórico-social de la diferencia sexual” y señalan la necesidad de enfocar las diferencias entre los géneros como una elaboración histórica que adscribe roles determinados a hombres y mujeres con base en sus diferencias biológicas. El género depende, por tanto, del contexto social, del tiempo y el momento histórico al que pertenece la persona. Esto explicaría el porqué de la frase de Simone de Beauvoir: “no se nace mujer, sino que se hace mujer”.

Gracias al auge del movimiento feminista en los países industrializados, la historia de la mujer ha experimentado un espectacular desarrollo en las últimas cuatro décadas, llegando a constituir una esfera propia en el ámbito de la historia.
La historia de la mujer se ha movido entre la reflexión historiográfica y la realización de estudios. Entre estos podemos encontrar un buen número de trabajos que se enmarcan entre dos extremos; estudios realizados desde el feminismo militante más radical y excluyente, frente a análisis que simplemente sustituyen el “objeto histórico”, situando en primer plano una figura histórica femenina relevante.


5. TEXTOS Y CRÍTICA


* CARLO GINZBURG

“... La escasez de testimonios sobre los comportamientos y actitudes de las clases subalternas del pasado es fundamentalmente el primer obstáculo, aunque no el único, con que tropiezan las investigaciones históricas. No obstante, es una regla con excepciones. Este libro narra la historia de un molinero friulano —Domenico Scandella, conocido por Menocchio— muerto en la hoguera por orden del Santo Oficio tras una vida transcurrida en el más completo anonimato.
    Los expedientes de los dos procesos en que se vio encartado a quince años de distancia nos facilitan una elocuente panorámica de sus ideas y sentimientos, de sus fantasías y aspiraciones. Otros documentos nos aportan información sobre sus actividades económicas y la vida de sus hijos. Incluso disponemos de páginas autógrafas y de una lista parcial de sus lecturas (sabía, en efecto, leer y escribir). Cierto que nos gustaría saber otras muchas cosas sobre Menocchio, pero con los datos disponibles ya podemos reconstruir un fragmento de lo que se ha dado en llamar «cultura de las clases subalternas» o «cultura popular» (...)

Se ve claramente que es un autor de fondo marxista, ya que le interesan las clases dominadas (llamadas subalternas). Los estudios cuantitativos intentaban sacar datos sobre estas clases dominadas, pero no era tan fácil como acudir a las vidas personales de ciertos individuos de clases marginales. 
A Ginzburg le interesa la cultura popular, además en los años 70 (cuando él escribe esta obra) era época en la que el pensamiento marxista es el referente en la cultura popular, mientras que la alta cultura (de las élites) se pensaba que era cultura perteneciente a la clase dominante. 


"Antes de examinar en qué medida las confesiones de Menocchio nos ayudan a precisar el problema, es justo preguntarse qué relevancia pueden tener, en general, las ideas y creencias de un individuo de su nivel social considerado aisladamente. En un momento en que hay equipos enteros de investigadores que emprenden ambiciosas empresas de historia cuantitativa de las ideas o de historia religiosa seriada, proponer una indagación lineal sobre un molinero puede parecer paradójico y absurdo: casi un retorno al telar manual en la época del telar automático. Es sintomático que la viabilidad de una investigación de este tipo haya sido descartada de antemano por los que, como F. Furet, sostienen que la reintegración de las clases inferiores en la historia sólo es posible bajo el epígrafe «del número y del anonimato», a través de la demografía y la sociología, de «el estudio cuantitativo de la sociedad del pasado». Con semejante aserto por parte de los historiadores, las clases inferiores quedarían condenadas al «silencio».
        Pero si la documentación nos ofrece la posibilidad de reconstruir no sólo masas diversas, sino personalidades individuales, sería absurdo rechazarla. Ampliar hacia abajo la noción histórica de «individuo» no es objetivo de poca monta. Existe ciertamente el riesgo de caer en la anécdota, en la vilipendiada histoire événementielle (que no es sólo, ni necesariamente, historia política). Pero no es un riesgo insalvable. En algunos estudios biográficos se ha demostrado que en un individuo mediocre, carente en sí de relieve y por ello representativo, pueden escrutarse, como en un microcosmos, las características de todo un estrato social en un determinado período histórico, ya sea la nobleza austríaca o el bajo clero inglés del siglo XVII." 

Toca el problema metodológico, y hace una defensa de la microhistoria. En la época en que él escribe la obra se tiene que defender de duras críticas, ya que se decía que los estudios cuantitativos eran los únicos científicos, mientras que los demás no, incluso ni se admitían tesis doctorales en Historia si no estaban basadas en el cuantitativismo. 
Defiende que si se coge como ejemplo a una persona representativa de la sociedad (pueblo, no las élites), se pueden averiguar muchas de las características de esa sociedad.  


"¿Es éste el caso de Menocchio? Ni mucho menos. No podemos considerarlo como un campesino «típico» (en el sentido de «medio», «estadísticamente más frecuente») de su época: su relativo aislamiento de la aldea no plantea dudas. A los ojos de sus paisanos Menocchio era un hombre cuando menos distinto de los demás. Pero esta singularidad tiene límites precisos. De la cultura de su época y de su propia clase nadie escapa, sino para entrar en el delirio y en la falta de comunicación. Como la lengua, la cultura ofrece al individuo un horizonte de posibilidades latentes, una jaula flexible e invisible para ejercer dentro de ella la propia libertad condicionada. Con claridad y lucidez inusitadas Menocchio articuló el lenguaje de que históricamente disponía. Por ello en sus confesiones podemos rastrear, con una facilidad casi exasperante, una serie de elementos convergentes, que en una documentación análoga contemporánea o algo posterior aparecen dispersos o apenas mencionados. Ciertos sondeos confirman la existencia de indicios que nos llevan a una cultura rural común. En conclusión: también un caso límite (y el de Menocchio lo es) puede ser representativo. Tanto en sentido negativo —porque ayuda a precisar qué es lo que debe entenderse, en una determinada situación, por «estadísticamente más frecuente»—, como en sentido positivo, al permitir circunscribir las posibilidades latentes de algo (la cultura popular) que se advierte sólo a través de documentos fragmentarios y deformantes, procedentes en su mayoría de los «archivos de la represión». (...) 

Si que deja constancia de que Monocchio es un caso especial, ya que en el siglo XVI no existían prácticamente molineros alfabetizados y con biblioteca, pero a pesar de ser una persona llana muy especial, sigue perteneciendo a un estrato social que podemos analizar, ya que la persona nunca escapa escapa al marco social, académico, intelectual, religioso… etc., no puede escapar a eso. 

La cultura aunque condiciona, deja también una pequeña libertad para movernos dentro de ese sistema, es la famosa “agencia” la capacidad de la gente de responder a un marco. 
Ginzburg trata de averiguar la cultura rural común, aunque no sea un personaje de la cultura rural. 


"En estas circunstancias podríamos preguntarnos si lo que emerge de los razonamientos de Menocchio, más que una «cultura» es una «mentalidad». Aunque lo parezca, no es una distinción perogrullesca. Lo que ha caracterizado los estudios históricos sobre la mentalidad es la recurrencia de elementos inertes, oscuros, inconscientes de una determinada visión del mundo. Las supervivencias, los arcaísmos, la afectividad, lo irracional, todo ello delimita de modo específico la historia de la mentalidad, diferenciándola con bastante nitidez de las disciplinas paralelas ya consolidadas, como la historia de las ideas o la historia de la cultura (aunque algunos investigadores no establezcan diferencias entre éstas). Reducir el caso de Menocchio exclusivamente al ámbito de la historia de la mentalidad, significaría situar en segundo plano el acentuado componente racional (no necesariamente identificable con nuestra racionalidad) de su visión del mundo. Pero el argumento concluyente es otro: la connotación decididamente interclasista de la historia de la mentalidad. Esta estudia, como hemos dicho, lo que hay de común entre «César y el último soldado de sus legiones, entre San Luis y el campesino que labra sus tierras, entre Cristóbal Colón y el marinero de sus carabelas». En este sentido el adjetivo «colectiva» unido a «mentalidad» no deja de ser puro pleonasmo, la mayoría de las veces."

Aquí vemos un choque de Ginzburg y su microhistoria contra la historia de las mentalidades, en plano ideológico y metodológico.
Cuando dice elementos oscuros del estudios de la mentalidad, es por ejemplo la historia del miedo, superstición… etc. Él no va a hacer una historia de las mentalidades en esta obra, porque una persona que lee (como Menocchio), está estructurando sus ideas, crea su racionalidad y universo mental, cosa que la historia de la mentalidad no estudia.
Ginzburg también hace una fuerte crítica a las mentalidades, ya que siendo él marxista, no admite es que la historia de la mentalidad estudie el miedo y no tenga en cuenta las clases sociales, por eso dice que es interclasista, mezcla cosas de distintas clases. Para alguien de raíz marxista no era correcto un estudio donde se mezclases las clases a la hora de estudiar algún elemento de la sociedad.


"Ahora bien, no es que queramos negar la legitimidad de investigaciones de este tipo, pero es notable el riesgo de incurrir en extrapolaciones indebidas. Incluso uno de los historiadores más grandes de nuestro siglo, Lucien Febvre, ha caído en la trampa. En un libro equivocado, aunque fascinante, intentó recrear, a partir de una investigación sobre un individuo (si bien excepcional como Rabelais), las coordenadas mentales de toda una época. Mientras trata de demostrar un presunto «ateísmo» de Rabelais, todo va bien. Pero cuando se interna en el campo de la «mentalidad (o psicología) colectiva», sosteniendo que la religión ejercía sobre los «hombres del siglo XVI» una influencia sutil y a la vez agobiante a la que era imposible sustraerse —como no pudo sustraerse Rabelais —el argumento se hace inaceptable. ¿Quiénes eran aquellos mal definidos «hombres del siglo XVI»? ¿Humanistas, mercaderes, artesanos, campesinos?
        Con esta noción interclasista de «mentalidad colectiva», los resultados de una encuesta, realizada sobre el débil estrato de la sociedad francesa compuesta por individuos cultos, se prolongan tácitamente hasta abarcar sin exclusiones todo un siglo."
(...)

 Aquí vuelve a criticar que la Historia de las Mentalidades (y pone un ejemplo concreto en la obra de Febvre) trate por igual un tema en todas las clases sociales, en este caso la religión, ya que la religión no la viviría igual o le afectaría igual a un artesano o campesino que a un arzobispo o rey.


"A pesar de estas limitaciones, sigue siendo magistral el modo en que Febvre ha logrado desentrañar los múltiples hilos con que un individuo está vinculado a un ambiente y a una sociedad históricamente determinados. Los instrumentos de que se ha servido para analizar la religión de Rabelais pueden valer para analizar la religión, tan distinta, de Menocchio. Sin embargo, se comprenderá, tras lo argumentado, que en vez de «mentalidad colectiva» prefiramos el término de «cultura popular», a su vez tan poco satisfactorio. El clasismo genérico no deja de ser en todo caso un gran paso adelante respecto al interclasismo”.
(El queso y los gusanos. El cosmos, según un molinero del siglo XVI. Barcelona, 1981 [1976]

Ginzburg señala que no existe mentalidad colectiva, no hay que mezclar ni hablar de mentalidades como un todo, ya que si quieres hacer estudio de mentalidad de las élites es aceptable, pero si en un estudio de la mentalidad metes a todas las clases y estamentos, estás haciendo un estudio interclasista y por lo tanto erróneo. Puedes hacer un estudio de la mentalidad popular, que sería de la clase baja.
Muchas veces la Historia de las mentalidades era la cultura de las élites que se había adjudicado a toda la sociedad, porque cogías a una figura como Rabelais (que es de la élite), y con su modelo lo aplicabas a todos los demás estamentos, como hacía la historia de la mentalidad, cuando esto no se puede hacer porque las mentalidades no son iguales según clases o estamentos.



* CLIFFORD GEERTZ

“El concepto de cultura que propugno y cuya utilidad procuran demostrar los ensayos que siguen es esencialmente un concepto semiótico. Creyendo con Max Weber que el hombre es un animal inserto en tramas de significación que él mismo ha tejido, considero que la cultura es esa urdimbre y que el análisis de la cultura ha de ser por lo tanto, no una ciencia experimental en busca de leyes, sino una ciencia interpretativa en busca de significaciones. Lo que busco es la explicación, interpretando expresiones sociales que son enigmáticas en su superficie...” 

La semiótica es el estudio de los signos. Aquí Clifford deja claro que todas las cosas que hacemos como personas no tienen sentido en sí mismos, tienen sentido porque nosotros le hemos dado uno. Por ejemplo, hacer el corte de mangas tiene un sentido ofensivo porque nosotros se lo hemos dado como sociedad, porque en sí mismo no significa nada.


“... quiero destacar que la etnografía es descripción densa. Lo que en realidad encara el etnógrafo (salvo cuando está entregado a la más automática de las rutinas que es la recolección de datos) es una multiplicidad de estructuras conceptuales complejas, muchas de las cuales están superpuestas o enlazadas entre sí, estructuras que son al mismo tiempo extrañas, irregulares, no explícitas, y a las cuales el etnógrafo debe ingeniarse de alguna manera, para captarlas primero y para explicarlas después (...) Hacer etnografía es como tratar de leer (en el sentido de "interpretar un texto") un manuscrito extranjero, borroso, plagado de elipsis, de incoherencias, de sospechosas enmiendas y de comentarios tendenciosos y además escrito, no en las grafías convencionales de representación sonora, sino en ejemplos volátiles de conducta modelada”.

Habla de que hacer etnografía no es sencillo porque no vas a observar nada explicito: en ningún lado está escrito que significan unos pantalones cagados, o por qué es ofensivo eructar. Entonces cuando se aproxime a otra sociedad con la cual no estamos familiarizados, extraer de ella los significados va a ser algo muy complejo.



* PETER BURKE

Entrevistador.- "Usted señala que uno de los problemas que presenta la historia cultural es el de definir su objeto de estudio. Al respecto habla de definiciones de cultura que tienden a crecer. ¿Cuál definición prefiere usted?"

Peter Burke.- "Si tuviera que dar una definición sería en términos de los elementos simbólicos y de los lugares donde los encuentras, es decir, si los encuentras en la vida diaria o en lo que llamamos obras de arte. Quiero evitar una definición en la que todo es cultura, porque si todo es cultura, la palabra está de más y el término no cumple función alguna. Si incluimos la vida diaria en esta acepción, hay que tener en cuenta que una comida ordinaria tiene menos que ver con la cultura que una comida especial en la que alguien celebra algo, porque esta última está más ritualizada. Esto también es relativo porque, por ejemplo, si viajas a otro país, lo que es ordinario parecerá fuera de lo común y viceversa. Cuando algo está más ritualizado, tiene un mayor contenido simbólico. Quiero mantener una multiplicidad de perspectivas y creo que el terreno común de un historiador cultural puede describirse como lo simbólico y su interpretación...".
*** 
Para él cultura son los elementos ritualizados, que pueden ser extraños para otros, y comunes para otra sociedad. Pero tendrá más simbolismo cuanto más ritualizado esté, por ejemplo, comer en el día a día en tu casa no está ritualizado (aunque sigue siendo cultural), pero comer en nochebuena con toda la familia junta tiene mayor contenido simbólico porque está más ritualizado.

Entrevistador- "¿Por qué hablar de una nueva historia cultural?"

Peter Burke.- "Este término, Nueva Historia Cultural, es útil porque apunta a un cambio importante en la práctica de historia que hace una generación, cuando algunos historiadores, incluyéndome, empezamos a seguir antropólogos, y otros al usar el término ‘cultura’ en un sentido amplio, para incluir las prácticas del día a día de personas ordinarias... ".

Entrevistador- "¿Por qué es importante hacer una traducción cultural entre el pasado y el presente?"

Peter Burke.- "¡Por el mismo motivo que tenemos que hacer traducciones entre idiomas! Como le gusta decir a los historiadores angloparlantes, citando una novela inglesa de los años cincuenta, “the past is a foreign country because they do things differently there”. Darle clases a estudiantes de 18 años durante cuarenta años me ayudó a volverme más consciente de esta distancia cultural y encontrar formas de superarla. El ejemplo del antropólogo fue útil y las conexiones entre la antropología histórica y la Nueva Historia Cultural son suficientemente claras...".
***
El historiador nuevo cultural trata de traducir, son procesos similares a la traducción de idiomas, como si tú viajas a China y te resultan extraños muchos comportamientos, entonces un amigo chino te explicará qué significa todo lo que desconoces. Para Peter Burke el historiador cultural es un antropólogo, solo que su tiempo de estudio está en el pasado.

Entrevistador ¿Podría expresar su opinión acerca de la función del historiador para el siglo XXI?

Peter Burke - Tal vez valga la pena tomar la posición de historiador de la cultura, diciendo que no es el único rol importante, pero destacándolo. El papel de la historia de la cultura es, en una frase, «hacer la traducción cultural». Precisamos cada vez más de la traducción cultural y del entendimiento entre gentes de culturas diversas. En estos momentos de resurgimiento de los nacionalismos, y también porque es una época de cambios tan rápidos, precisamos más y más de una traducción cultural entre el pasado y el presente. Desde mi punto de vista, éste es en el futuro, el gran papel para nosotros, los historiadores de la cultura."
(...)
No hay esencias como la catalanidad, la españolidad… etc., todo son construcciones que hace el hombre, construcciones culturales. El historiador cultural tiene que traducir todos estos significados de las distintas partes de una cultura y entre culturas distintas, para facilitar el entendimiento entre personas.

“Quiero argumentar que uno de los enfoques de la historia cultural más importantes (no tan conocido en Inglaterra) podría ofrecer una solución: la historia de los encuentros culturales. Si bien los encuentros coloniales, la hibridación entre las culturas europeas y las no europeas, son temas familiares en esta parte del mundo, me interesa sugerir que este tipo de enfoque, extremadamente fructífero en el estudio de la India, Brasil y México, puede también serlo en el estudio de regiones individuales, incluidas las europeas. Es decir, podríamos estudiar la historia de Inglaterra o de Francia como una serie de encuentros culturales entre clases sociales (entre la burguesía y la clase trabajadora); entre regiones (el norte y el sur de Inglaterra o de Francia); entre géneros (culturas femenina y masculina), dando lugar a una suerte de hibridación; o bien, los encuentros entre la cultura urbana y la rural. Todo esto nos sitúa muy lejos de la homogeneidad cultural, suposición que ha sido el defecto fatal de una forma tradicional de historia cultural”.

Aquí critica la cultura como un todo, afirmando que dentro de una misma sociedad con una cultura "general", hay distintas culturas: urbana, rural, masculina, femenina... etc.


* EDWARD SAID

“Oriente no es sólo el vecino inmediato de Europa, es también la región en la que Europa ha creado sus colonias más grandes, ricas y antiguas, es la fuente de sus civilizaciones y sus lenguas, su contrincante cultural y una de sus imágenes más profundas y repetidas de Lo Otro. Además, Oriente ha servido para que Europa (u Occidente) se defina en contraposición a su imagen, su idea, su personalidad y su experiencia. Sin embargo, nada de este Oriente es puramente imaginario. Oriente es una parte integrante de la civilización y de la cultura material europea. El orientalismo expresa y representa, desde un punto de vista cultural e incluso ideológico, esa parte como un modo de discurso que se apoya en unas instituciones, un vocabulario, unas enseñanzas, unas imágenes, unas doctrinas e incluso unas burocracias y estilos coloniales...”. (Orientalismo, Madrid, 1990).



* JOAN W. SCOTT

“... Además, género, se emplea también para designar las relaciones sociales entre sexos. Su uso explícito rechaza las explicaciones biológicas, del estilo de las que encuentran un denominador común para diversas formas de subordinación femenina en los hechos de que las mujeres tienen capacidad para parir y que los hombres tienen mayor fuerza muscular. En lugar de ello, género pasa a ser una forma de denotar las ‘construcciones culturales’, la creación totalmente social de ideas sobre los roles apropiados para mujeres y hombres. Es una forma de referirse a los orígenes exclusivamente sociales de las identidades subjetivas de hombres y mujeres. Género es, según esta definición, una categoría social impuesta sobre un cuerpo sexuado....”.
(“El género: Una categoría útil para el análisis histórico”. en M. Lamas (comp.): El género: la construcción cultural de la diferencia sexual. México, 1996: 265-302.
***


Tania Navarro Swain- "El género, como una categoría analítica ha sido muchas veces considerado como un elemento invariable en las relaciones humanas, en donde lo masculino significa dominación y lo femenino sumisión. ¿Cuál es su opinión al respecto?"

Joan Wallace Scott- "Rechazo la idea de que el género es invariable, que lo masculino siempre significa dominación y lo femenino sumisión. En lugar de esto he argumentado que el género es una cuestión que debemos plantear en diferentes contextos (histórico, político, etc.,). Las preguntas son: ¿Cómo se construyen las relaciones entre los sexos? ¿Cuáles son los extremos que sirven a las normas reguladoras? ¿Cuáles son las discrepancias entre aquellas normas y las identificaciones individuales y/o colectivas?...".


¡Feliz Viernes! - Hacer historia, aprehender la historia, aprendes la historia
26/Mayo/2017

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