Hª EDAD MODERNA de España: el reinado de Felipe V (1700-1746)

En esta entrada vamos a ver el reinado de Felipe V y Luis I (aunque este segundo, solo duró unos meses en el trono). Vamos a omitir la parte de la Guerra de Sucesión, que ya vimos en entradas anteriores, por lo que vamos a comenzar hablando del reinado de Felipe V una vez finalizada la guerra de Sucesión. 


1. Felipe V: desde la influencia francesa a la influencia italiana


Los años de 1714 a 1715 supusieron un gran cambio en lo que a la política española se refiere, si los primeros quince años fueron de guerra, los diez siguientes plantean un cierto caos, con ministros de intereses distintos, con la reina influyendo y también hubo un cambio de alianzas y prioridades radical, demostrando por primera vez que el rey podía pensar por su cuenta y hacerse valer en el ámbito internacional. 

La reina María Luisa de Saboya, muere una vez finalizada la guerra de sucesión, y cerrados los tratados, se realiza un nuevo enlace matrimonial entre Felipe V e Isabel de Farnesio, gestionado por Giulio Alberoni, un sacerdote parmesano que era agente en Madrid del duque de Parma. Con esta unión (se casaron en 1714), se produjo un despido de las élites francesas que se encontraban en la Corte española (como la Ursinos), por lo que Francia deja de tener influencia en Madrid, algo que no encontró demasiada oposición entre otras causas por la muerte de Luis XIV en 1715. Entre medias a este cambio de gobierno, al ministro Jean Orry le había dado tiempo a realizar importantes reformas en la Hacienda y en el sistema de gobierno, creándose además las Secretarías de Estado, Marina, Guerra y Justicia.
Felipe V en atuendo de caza - Imagen de dominio público
Entre 1715 y 1719 el principal personaje de la Corte española será Giulio Alberoni, que fue el que gobernó realmente, aún a pesar de no tener ningún título ni nombramiento. Impulsó una política que combinaba las reformas económicas emprendidas en Francia por Jean-Baptiste Colbert, junto con otras de carácter más conservador. También estimuló el comercio con América trasladando la Casa de Contratación de Sevilla a la más avanzada ciudad de Cádiz. 
Sin embargo su objetivo principal será hacer con España una potencia militar de nuevo, así pues se embarcó en un ambicioso proyecto que pretendía recobrar las antiguas posesiones españolas en Italia. Aquí entroncaban también los intereses de Isabel de Farnesio, puesto que pretendía que los territorios que se adquirieran en Italia los heredaran sus hijos, puesto que en el trono de España tenían preferencia los hijos de María Luisa.
Junto con la ayuda de José Patiño (secretario de Estado de España), se preparó una nueva flota de Indias, así como una nueva Armada en Barcelona, que intervendría en la conquista de Cerdeña y Sicilia. Sin embargo, la reacción internacional no se hizo esperar, y justo antes de que se formase una Cuádruple Alianza contra España, Gran Bretaña destruyó la Armada española en el cabo Passaro. Con el fin de eliminar a su principal adversario, Alberoni planeó una alianza con Rusia, la invasión de Gran Bretaña apoyando a los Estuardo, y el derrocamiento del regente francés Orleáns, proyectos que fracasaron, provocando su caída en diciembre de 1719. 

El gobierno efectivo lo llevarán a partir de ese momento los Secretarios de Estado, como Grimaldo, y los Presidentes de los Consejos, gobernantes españoles pero no de la alta nobleza. La preocupación principal es una compleja actividad diplomática (tratado de la Haya y congreso de Cambrai), donde acordó la cesión de Cerdeña a Saboya, la renuncia a los derechos de España en Francia y viceversa, la promesa del futuro acceso de los hijos de Felipe V e Isabel a los ducados de Parma y Toscana, y un acuerdo matrimonial entre Luisa de Orleans (hija del regente de Francia) con Luis de Borbón. Sin solucionar temas espinosos como la recuperación de Gibraltar o el reconocimiento de Felipe V por el emperador Carlos VI, archiduque Carlos durante la Guerra de Sucesión. 


2. El brevísimo reinado de Luis I, y los años de Ripperdá 


Cuando la situación parecía estabilizarse de nuevo, se produjo un hecho totalmente inesperado, la abdicación de Felipe V el 10 de enero de 1724. No se sabe a ciencia cierta qué le llevó a tomar tal decisión, aunque se sospecha que tenía una gran aprensión religiosa que lo llevaba a considerarse incapaz de gobernar con justicia, a lo que habría que unirle su peor enfermedad depresiva (agravada a causa de experimentar lo que nunca creyó posible, la enemistad con Francia). 

La corona recayó en Luis I, cuyo reinado resultó muy breve pues a los siete meses de acceder al trono murió por la viruela (el 31 de agosto de 1724), por lo que Felipe V volvió a convertirse en rey, no sin encontrar una cierta oposición por parte de aquellos que opinaban que Felipe, debido a sus continuas depresiones, se encontraba incapacitado para gobernar, además de que solía rodearse de ministros extranjeros contrarios a los intereses de España (realmente contrarios a los intereses de la nobleza española, pero no de España). Aunque no había otra solución más que convertirse en regente, pues el heredero Fernando era aún menor de edad y como tal fue jurado en las Cortes en 1724.
Luis I de España - Imagen de dominio público
Entre 1724 y 1726 entra en acción la figura de Johan Willem Ripperdá, quien fue nombrado Superintendente General de todas las fábricas de España, y es en estos años, cuando se le considera favorito de la consorte real Isabel de Farnesio, llegando a ser primer ministro de España. Aunque Grimaldo seguía siendo el ministro más importante del Gabinete, Ripperdá convenció a los reyes de que lo más conveniente era un acercamiento a Austria, plasmado en los Tratados de Viena mediante los cuales Carlos VI y Felipe V se reconocían mutuamente sus territorios y herencias, y se prometían apoyo, no obstante incluía clausulas secretas, que cuando fueron descubiertas por los ingleses forzaron a anularlo, debido a que las amenazas internacionales eran cada vez mayores. Ripperdá que fue destituido y perseguido, no llegó a vislumbrar la verdadera esencia de la Europa de su tiempo, que se mantenía equilibrada mediante un estrecho acuerdo entre Inglaterra y Francia.

Tras la caída de Ripperdá se intentó un acercamiento con Francia, ya que con Inglaterra no fue posible debido a sus intereses americanos, que chocaban abiertamente con España. En 1729, mediante el tratado de Sevilla, España reconocía la soberanía británica sobre Mahón (Menorca) y el peñón de Gibraltar, volviendo de nuevo al equilibrio de Utrecht y limaba sus asperezas con Francia. Este tratado es considerado por muchos el triunfo de la diplomacia inglesa pues consigue aparecer como mediadora, manteniendo el equilibrio y obteniendo beneficios propios. 


3. El Reformismo de José Patiño 


En lo tocante al gobierno de España, tras estas últimas aventuras, se tiende a aceptar que era mejor apoyarse en ministros españoles y menos en los extranjeros. En 1726 José de Grimaldo siguió como Secretario de Estado (anteriormente había ocupado el Despacho de Estado de 1714 a 1724, año en que se retiró debido a la abdicación de Felipe V, y tras el gobierno de Ripperdá en 1726 volverá), junto a él entraron nuevas personas, como el mismo José Patiño Rosales, nombrado para Marina e Indias, u Orendain, marqués de la Paz. Éstos marcan una etapa de compatibilización entre los deseos de reformas internas y las necesidades bélicas y cortesanas marcadas por los reyes. 

Patiño será el principal legislador en lo que a política interna, reformista y de modernización se refiere, hasta su muerte en 1736 (ya antes en 1730 se le asignó la Secretaria de Guerra y en 1734 la de Estado). La guerra era inevitable y además de diplomacia se debía realizar una reforma militar, que ocupó un papel importante en su obra política, así en 1728 creó las “Reales Ordenanzas para la infantería, caballería y dragones”, que giraba en torno a los reclutamientos, la jerarquía y la disciplina, igualmente reguló las quintas y las levas (1730), y completó la reorganización del ejercito con la creación de 34 regimientos de milicias provinciales.
No obstante, será la Marina, el apartado a la que más atención dedicará, dividiendo toda la costa peninsular en tres departamentos que tendrían cada uno de ellos su propio arsenal: Ferrol, Cádiz y Cartagena (que se sumaban a los ya existentes de Guarnizo y La Habana). Igualmente Patiño creó la Academia de Guardias Marinas de Cádiz (1718), e intentó la recaudación directa de los arsenales.
En relación al aumento de ingresos (ya que esta enorme maquinaria de guerra necesitaba grandes cantidades de dinero), puso todas las rentas en administración directa, siendo su mejor éxito en la renta del tabaco, administrada directamente desde 1731. Durante el gobierno el Patiño los ingresos crecieron casi un 30% y se situaron en un total cercano a los 300 millones de reales. La reorganización de la Junta de Comercio y Moneda en 1730, le dio a la institución mucha más libertad de acción para proseguir su política de concesión de exenciones de impuestos a fábricas particulares (seda y algodón en Cataluña), así como para incidir en la política comercial proteccionista. En el comercio americano rompió el monopolio gaditano en 1717 permitiendo los navíos de registro y la creación de Compañías Comerciales Privilegiadas con mercado en zonas concretas de América.
José Patiño Rosales - Imagen de dominio público
La obra de Patiño se encuadra en un trabajo meramente mercantilista, que intentaba adaptarse lo más posible a los modelos triunfantes del norte de Europa. Su trabajo se alargará con otros ministros “formados” a la sombra de Patiño, como Campillo y Ensenada. Los éxitos militares posteriores se basaron mucho en esta renovación económica, pero también supusieron un aumento considerable de los gastos que dejó bastante maltrecha a la Hacienda. 


4. La política matrimonial española durante el reinado de Felipe V 


Hay que destacar que las distintas planificaciones matrimoniales que se dieron, respondieron no solo a diferentes coyunturas políticas sino también a los intereses de Isabel de Farnesio de conseguir una posición adecuada para sus hijos. Durante los años veinte, esta política matrimonial se dirigió hacia Francia, planificándose la boda de Luis I con María Luisa de Orleans, y el envío a Versalles de la infanta María Ana Victoria como prometida de Luis XV (matrimonio que no se realizó).

Durante los años de Ripperdá, se tendió a un acercamiento con Austria, intentando casar a los infantes con las archiduquesas, sin embargo estos proyectos debido a la indecisión del Emperador, y posteriormente a la caída del ministro quedaron en nada.

Ninguna de las dos políticas era del agrado de Inglaterra, no así Portugal, que se movió a favor de unos enlaces matrimoniales que sí contaron con el apoyo inglés, y que a su vez también convencía a Isabel de Farnesio siempre y cuando Inglaterra garantizase sus objetivos dinásticos (algo que Gran Bretaña aceptaría como mal menor para evitar la unión de España con Francia o Austria). Así pues en 1729 se celebró el doble matrimonio de Fernando (futuro Fernando VI) con Bárbara de Braganza, y de María Ana Victoria con el príncipe de Brasil (futuro José I de Portugal).
Sin embargo la política inglesa cambiaría después tendiendo hacia Austria, la cual se encontraba necesitada de apoyos por la Pragmática Sanción que regulaba su sucesión al trono, y a España reconociendo al infante Carlos como futuro duque de Toscana y permitiendo su estancia en Parma y Plasencia pese a las protestas papales. Inglaterra seguía siendo la mantenedora del equilibrio y cada vez tenía más influencia en el ámbito internacional, pero eso supuso para España abrir un nuevo frente de conflicto en Italia pese a los deseos de la reina.

Tras las bodas portuguesas, la Corte española se trasladó a Sevilla junto con los principales ministros (para distraer al monarca, debido a su enfermedad), estancia sevillana que duraría unos cinco años. Los últimos éxitos en los acuerdos de 1729 en Sevilla o de Viena en 1731, animaron al monarca a emprender una expedición de conquista, tomándose en 1732 Orán. 


5. La guerra de Sucesión de Polonia (1733 - 1738)


España volvía a tener un peso considerable en el panorama internacional gracias a su presencia en Italia y en el norte de África, lo que la haría afrontar las nuevas circunstancias internacionales.
En 1733 murió Augusto II de Polonia, al ser una monarquía electiva, los diferentes candidatos se dedicaron a presentar sus fuerzas. El candidato del emperador fue Augusto III de Sajonia, hijo del anterior rey, con apoyos de Prusia y Ruisa, al que se opondrá el candidato propuesto por el rey de Francia: Estanislao Leszcynski.
Inmediatamente Francia buscó el apoyo de España, firmándose el Primer Pacto de Familia en 1733, que por el apoyo en la guerra polaca prometían apoyar al infante Carlos en Italia, incluso en el proyecto de recuperar Nápoles. Carlos se puso al frente del ejército y logró la reconquista del territorio siendo proclamado rey de Nápoles (como Carlos VII), los austriacos intentaron reaccionar sin éxito, sin lograr impedir la ocupación de Sicilia.
Carlos VII de Nápoles será más tarde Carlos III de España - Imagen de dominio público
La guerra duró poco y se decidió a favor del candidato del Emperador, los preliminares de Viena de 1735 iniciaron complejas negociaciones diplomáticas que concluirían con el Tratado de Viena de 1738 firmado entre Austria y Francia (tratado que ponía fin a la guerra), sin presencia española, las consecuencias en líneas generales fueron:
  • El infante Carlos fue reconocido rey de Nápoles y Sicilia, pero sin posibilidad de incorporarlos a la Corona Hispánica, pero en contrapartida, se perdieron Parma, Plasencia y Toscana.
  • Para compensar a Estanislao, se le cedió el ducado de Lorena por su vida, luego unidos a Francia, quedando Francisco III de Lorena desposeído. 
  • Francisco de Lorena a su vez, recibiría el Gran Ducado de Toscana (cedidos por Carlos de Nápoles).
  • Los austríacos recibirían de Carlos el ducado de Parma, al que se añadía Plasencia y el ducado de Guastalla. 
Esta guerra y sus consecuencias, la no asistencia a los tratados de paz y la decisión francesa de no luchar por los ducados italianos perdidos (como se pactó en el Pacto de Familia) fueron motivos suficientes para que se activara la oposición a Patiño. El ministro sufrió una fuerte campaña de injurias por parte de la alta nobleza, unidos ahora a la opción portuguesa del heredero Fernando. A pesar de todo, el Secretario (Patiño) seguiría aumentando su poder hasta que murió en 1736. 


6.  Los últimos años de Felipe V (1737-1746) 


La muerte de Patiño dio paso a nuevos ministros, siendo ahora el principal el Secretario de Estado Sebastián de la Quadra, marqués de Villadarias desde 1739, que siguió contando con la oposición de los grandes esperanzados en el heredero, y mantuvo la política reformista. 
El primer asunto de Estado que se planteó fue la boda de don Carlos, rey de Nápoles, que ante la negativa del emperador a un enlace familiar con un Borbón, se le terminó casando con María Amalia de Sajonia (hija de Augusto III).

Mientras, la relación con Inglaterra seguía empeorando debido a los intereses comerciales ingleses en América que aprovechaban la debilidad de España, la cual a duras penas podía mantener protegidos sus vastos territorios americanos. Inglaterra se dedicó a realizar razzias en las costas de la América española, quebrantando de esta forma la legalidad y aprovechando como cabeza de puente los privilegios obtenidos en Utrecht. 
Aunque se intentó mantener la paz, considerando los hechos como incidentes particulares, en octubre de 1739 se alcanzó el conflicto armado la guerra llamada de la oreja de Jenkins (debido a que a un capitán inglés le fue arrancada una oreja por un español, cuando fue interceptado traficando en América, violando el tratado por el cual Inglaterra tenía solo un navío de permiso al año), o Guerra del Asiento, realizando las primeras acciones Inglaterra contra América. La guerra duró desde 1739 a 1748. En ella, los ingleses comandados por Edward Vernon, se apoderaron de Portobelo, aunque serían rechazados en diversos lugares de Cuba. Dos años más tarde, Vernon fracasará en su asedio a Cartagena de Indias, defendida por Blas de Lezo en 1741. Sin embargo la aventura del comodoro Anson fue un gran golpe moral, ya que llegó a saquear Chile, y después capturó el galeón de Manila, Nuestra Señora de Covadonga.
Este conflicto supuso un nuevo acercamiento entre Francia y España, formalizado por el matrimonio del infante don Felipe, ahora pretendiente a los ducados italianos, con la hija de Luis XV, Luisa Isabel. Para entonces un nuevo conflicto surgía en Europa, cuando en 1740 fallecía el emperador Carlos VI, y al no tener descendencia masculina heredaba el trono su hija mayor, María Teresa (pues la Pragmática Sanción apartaba del trono a las hijas de su hermano mayor José I, con mayores derechos).  Para impedir el engrandecimiento de Austria, Francia defendía la candidatura imperial del elector de Baviera (casado con la hija mayor de José I), a ella se sumaría España puesto que estaba interesada en combatir a los austríacos en Italia, y también Prusia. Por su parte María Teresa obtuvo el respaldo de Inglaterra, pero en 1742 Carlos de Baviera consiguió ser elegido emperador como Carlos VII. 
Las posiciones francoespañolas mejoraban también en Italia, donde los españoles trataban de recuperar Milán, por lo que el nuevo ministro inglés, Carteret, firmó una alianza formal con Austria. Ante esto, Francia y España no tuvieron más remedio que fortalecer sus relaciones, mediante la firma del segundo Pacto de Familia, en octubre de 1743, España apoyaría a su candidato al Imperio y Francia se implicaría en las pretensiones italianas y en la guerra contra Inglaterra.

La muerte de Patiño ascendió a Campillo y Ensenada, quienes continuaron su labor reformista y consiguieron aumentar los ingresos utilizando medidas como la de subir el precio del tabaco, y la puesta en administración directa de buena parte de las rentas generales y de las provinciales. Abriendo el comercio con América mediante la suspensión del sistema de flotas, con todo ello Campillo y Ensenada consiguieron que España fuera capaz de realizar un impresionante despliegue militar a partir de 1741, una política de prestigio que sin embargo no registró avances bélicos importantes.
Los cambios políticos en Inglaterra y Francia propiciaron la paz, favorable a los Borbones en los frentes bélicos. Tras la muerte de Carlos VII, fue elegido emperador Francisco I Esteban de Lorena, marido de María Teresa de Austria, algo que fue posible debido a la renuncia de María Teresa de la zona de Silesia para así recibir el apoyo prusiano. Por otra parte, la ofensiva austro-sarda durante el año de 1746 echó a los francoespañoles del norte de Italia, las posesiones italianas se perdían, salvo Nápoles que quedaba amenazada. 

Poco después moriría Felipe V, cuando ya había apuntado que la solución pasaba por entenderse con Austria, rebajando los intereses del infante Felipe, y olvidarse de una Francia, que otra vez había “olvidado” sus obligaciones de aliada, en la línea de lo que sería durante el reinado siguiente, la posterior Paz de Aquisgrán de 1748.
Sepulcro de Felipe V e Isabel de Farnesio en la Real Colegiata de la Santísima Trinidad (en la provincia de Segovia) - Imagen de dominio público

¡Feliz Miércoles! - Hacer historia, aprehender la historia, aprendes la historia
12/Octubre/2016

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