Hª EDAD MODERNA de España. La expansión territorial de los Reyes Católicos: Granada, Canarias, Navarra e Indias. Los problemas sucesorios

Continuamos con los Reyes Católicos, esta vez hablando de la expansión territorial. 

Junto a la religión (como ya vimos en la entrada anterior), el otro gran objetivo fijado por los reyes era el de ampliar su patrimonio territorial, bien mediante las armas, por vía diplomática o política matrimonial. Isabel y Fernando forjaron una sólida alianza diplomática y una estrecha colaboración militar entre ambas coronas. Cada reino participaría de forma diferente en cada conquista, según la capacidad operativa e intereses que tuviera cada uno. 

Aragón se beneficiaría al unirse dinásticamente a Castilla, pero, también, aportó algo importante, era una potencia experimentada en el Mediterráneo y estaba acostumbrada al trato con los turcos, con una expansión comercial muy organizada. Castilla carecía de todo lo anterior, nunca estuvo abierta al Mediterráneo y le interesaba más los asuntos atlánticos: navegación hacia Africa, comercio con el norte de Europa, en especial con Países Bajos, Portugal e Inglaterra. Ampliaron territorios gracias al poderoso ejército que tenían, con tropas y armamento financiados por la nobleza, ciudades e impuestos de moros y judíos. Un fuerte instrumento en manos de la monarquía. En muchas de estas conquistas se emplearon particulares, quedando la soberanía real patente al autorizarla mediante capitulaciones. En estos contratos bilaterales se recogían las condiciones de la nueva conquista, colonización o descubrimiento, que ambas partes respetarían, protegerían y guardarían muy bien. 

La expansión territorial durará treinta años (1482-1512), desde la conquista de Granada hasta la anexión de Navarra, y se pusieron las bases de la posterior monarquía Hispánica. 


1. La anexión de Granada 


Elemento crucial en el reinado de los reyes, punto intermedio. La guerra de Granada (1482-1492) fue una lenta conquista del reino o emirato nazarí, último reducto musulmán que quedaba en la península después de iniciada la reconquista por los reinos cristianos del norte. El reino de Granada se mantuvo desde 1237 hasta 1492, tras el imperio almohade. Antes, Jaime II (1291-1327), rey aragonés, intentó conquistar Granada, pero se pospuso al preferir fomentar otras expediciones más beneficiosas. También otras de las causas de que Granada hubiese pervivido tanto tiempo era porque interesaba mantener este reino, por los impuestos y pago de parias que aportaba. 
Existen diversas teorías acerca de motivo real del inicio de esta guerra

  • Mantener el ideal de conquista cristiana de España para contener la expansión musulmana. 
  • Fortalecer el poder del Rey, debilitado por la guerra civil de Castilla. 
  • Pudo partir el motivo de los nobles andaluces que hacían frontera con el reino y vivían de los saqueos a estas tierras musulmanas. 
  • Por el tradicional privilegio de cruzada otorgado a España para estas empresas. 
La dinastía nazarí estaba dividida en dos grupos independientes rivales: zegríes y abencerrajes. Motivo de debilidad y causa de perdidas de tierras en este reino, por lo que la conquista pudo ser más fácil. Cuando los asuntos políticos en el norte (en especial la rivalidad de Aragón con Francia) otorgó descanso a los reyes, se centraron entonces en el objetivo granadino. Los reyes supieron aprovechar la debilidad nazarí fruto de las divisiones internas, iniciando campañas de conquista que culminaron en última instancia en la toma de la capital, cuyo asedio fue largo (se levantó incluso un campamento, cerca de la ciudad, llamado Santa Fe). 

Boabdil, fue el último rey de Granada, del bando abencerraje, capturado en 1483 acordó gobernar Granada como un reino tributario de Castilla.
La conquista comenzó por la parte occidental, Ronda, Málaga, y luego la parte oriental, Baza y Almería. Terminó con el asedio de Granada en 1491, gran triunfo real simbolizando el final de la tradicional reconquista española. Las condiciones de la rendición variaron según las zonas, en función de la resistencia ofrecida, desde condiciones más permisivas a aquellas ciudades que  se rindieron fácilmente o directamente se entregaron, a condiciones muy duras para aquellos que ofrecieron gran resistencia, como es en el caso de Málaga (donde gran parte de la población fue hecha esclava y tuvo que rescatarse por dinero, quién no quiso bautizarse, tuvo que abandonar la ciudad). En el caso de Málaga se les concedieron sólo siete días para irse de la ciudad, y posteriormente entraron los repobladores cristianos a sustituir a los musulmanes (en Vélez-Málaga en cambio sólo se conceden cuatro días, mientras que en Valencia ó Zaragoza tuvieron cerca de un año). 
Ciudades granadinas con las respectivas fechas en que fueron conquistadas -Ceuta fue conquista portuguesa-
(Autor foto: Té y kriptonita based on Image:Iberian Peninsula base map.svg created by Redtony Fuente: wikipedia)
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Las capitulaciones fueron muy exigentes y no se respetaron sus costumbres, los Reyes sólo fueron benévolos en Almería, ciudad que sí mantuvo sus costumbres y tierras propias. La línea general fue la expulsión de las ciudades, marchando sus habitantes al norte de Africa, quien se quedaba era despojado de todas sus tierras, bienes y derechos para incrementar las rentas de la nobleza conquistadora. La poca tolerancia religiosa concluye con una rebelión que parte de Ronda hasta las Alpujarras granadinas en 1499, ordenando el rey Fernando la expulsión o bautismo forzoso de todos los súbditos que se habían mantenido en el islam en 1502. 

El ejército empleado fue muy poderoso, con grandes dotes de organización y modernización, usando espingardas y armas de fuego, grandes cañones para destruir las murallas... etc. Se tuvo la maquinaria más compleja que existía en la época. Luego los Reyes se beneficiaron de estos avances, ya que estos métodos y armas fueron empleados por los conquistadores de las Indias. La guerra fue financiada por nobles, clero, incluso el papa, y tributos de judíos. 


2. La expansión atlántica: Canarias y el descubrimiento de las Indias


Aunque el mayor protagonismo de la expansión ibérica por el Atlántico a lo largo de las costas de África en el siglo XV correspondió a Portugal, la Corona de Castilla, sobre todo el litoral andaluz, no estuvo fuera de aquel proceso colonial. A principios del siglo XV, navegantes castellanos habían llegado a Canarias. Con los Reyes Católicos, se reanudó este proceso conquistador. 

Tras la Paz de Alcaçobas-Toledo, 1479, se dieron plazas a Portugal por el Atlántico, pero los reyes se reservaron el dominio de las Islas Canarias como base de esclavos y comercio con costas africanas. Los monarcas adquieren de los anteriores propietarios de las islas, miembros de la oligarquía sevillana, el dominio de las tres islas mayores, dejando a esta familia las otras menores. Su conquista realizada mediante el sistema de capitulaciones acabó en 1496. Utilizaron el mismo procedimiento que para la unidad religiosa, la población autóctona sometida a esclavitud o bautizo, pasando a servir a los señores que se adueñaron de sus tierras. Repartición al estilo castellano. 

Las islas se repoblaron, mayormente, con andaluces, portugueses y esclavos negros. Canarias pasó a ser un miembro más de Castilla con instituciones particulares, cabildos. Este emplazamiento fue conquista y colonización. El soberano se encontraba lejos de estas tierras, igual pasará en Indias, y surgieron problemas ya que la nobleza isleña no respetaba esta autoridad. 

Canarias fue un sitio estratégico para navegantes portugueses famosos por su organización naval y mercantil, con avanzados conocimientos técnicos. Cristóbal Colón se formó en la navegación por el Atlántico en barcos portugueses, presentando primero su proyecto hacia las Indias al rey de Portugal, fue rechazado en 1484, y luego marchó para Castilla donde fue aceptado. Obteniendo apoyo de la Corona y de particulares para financiar sus tres barcos y tripulación. La situación geográfica de Canarias era inmejorable para la salida de la aventura atlántica, que terminó el 12 de octubre de 1492. 
El éxito de los primeros viajes de Colón estimuló los llamados viajes menores, de iniciativa particular, pero autorizados por la Corona, y también los de otros países por lo que se tuvo que poner un límite a las tierras nuevas. En 1494 se realiza el Tratado de Tordesillas para repartir entre españoles y portugueses lo nuevo conquistado. España se quedó con la parte occidental, 370 millas al oeste de cabo Verde, y la oriental para Portugal terminando su expedición en Africa pues era la ruta más rica de la seda y piedras preciosas. Durante el cuarto viaje de Colón descubrió por fin tierra firme.
Los primeros asentamientos en estas nuevas tierras traían todo tipo de leyendas acerca de sus riquezas. Los Reyes Católicos concedieron a Colón el título de virrey y gobernador con rentas importantes, pero al no encontrar estas leyendas su base, y demostrar Colón no tener dotes de gobierno, entró en conflicto con la Corona y se le retiraron sus títulos, concediendo el gobierno indiano a Juan Rodríguez de Fonseca, de Sevilla.
Los cuatro viajes de Colón
(Autor foto: Phirosiberia Fuente: wikipedia)
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En 1503, siguiendo el modelo portugués, se organizó en Sevilla una "Casa de Contratación", como principal centro administrativo para centralizar el comercio indiano. En 1508 Fernando recibe el patronato sobre la Iglesia, se crean los primeros obispados enviando predicadores franciscanos. Los reyes ya habían obtenido del papa el dominio y la evangelización de las tierras recién descubiertas, y éste, se reservaba, según el derecho canónico existente, el "dominium mundi", siguiendo el modelo encomendado a los reyes de Portugal, semejante monopolio y privilegios sobre tierras descubiertas hacia el sur. Las Indias pasaron a formar parte del patrimonio de la Corona de Castilla exclusivamente, y no como una empresa compartida con los aragoneses, lo que indica el tipo de unión de ambas coronas (no existía la unión política). Este monopolio no fue reconocido por otros soberanos europeos, quienes poco después emprenderían sus propias conquistas. 

Fernando, nunca valoró la verdadera transcendencia de los descubrimientos americanos, para él resultó menos importante que las de Nápoles o Navarra. El principal problema fue la necesidad de mano de obra para explotar el oro y cultivar aquellas tierras, graves problemas de organización. También la necesidad de reconocer qué tratamiento y derechos iba a tener la población indígena, que trabajaba sólo a cambio de su evangelización. 
Los eclesiásticos protestaron por el sistema colonial, sobre todo por la dureza del trato a los indios. Se convocó una junta de teólogos y juristas para humanizar la dominación mediante las Leyes de Burgos de 1512, donde se quiere aplicar la fórmula de "requerimiento" pacífico a los indios, (fue favorable a los españoles), figura legal creada para reconocer la sumisión de los indios al rey de Castilla, obligados a reconocer su autoridad y quedar como súbditos libres y cristianos; con duros castigos a quien no lo reconociera (todo por mandato divino). 


- Política norteafricana
La conquista de Granada motivó el interés de Fernando en seguir hacia territorios del norte de Africa, pero se frenó su deseo a cambio de controlar a la población morisca granadina, del importante levantamiento de 1499, y no seguir en la lucha contra los infieles en tierras africanas. 
La potencia turca amenazaba el Mediterráneo y el Rey exigía la seguridad de las islas y Sicilia, además de conseguir una zona de influencia en el norte de África. Los turcos amenazaban Nápoles, Portugal controlaba ya Marruecos, por lo cual, en 1497, el Duque de Medina Sidonia conquistó Melilla, un territorio que se encontraba despoblado y donde se estableció una guarnición. Se ocuparon plazas para asegurar la navegación por el Mediterráneo para los nobles andaluces, pero las constantes guerras con Italia frenaron este proyecto y, en 1511 se cortó el suministro a estas fortificaciones. 
Este fracaso de Fernando fue luego un éxito en su nieto Carlos. La expansión norteafricana y las guerras de Italia, entre 1497-1511, respondieron a intereses y derechos de los reyes de la Corona de Aragón desde tiempos de Juan II. 


3. Política italiana. Las guerras de Nápoles 


La Guerra de Granada absorbió mucho tiempo a los Reyes Católicos dejando atrás otros conflictos, iniciados anteriormente, que debían solucionarse, como por ejemplo:

  • Francia. Conflicto que venía desde reyes anteriores por problemas con territorios a ambos lados de los Pirineos. El rey de Francia era el principal enemigo de Fernando ya que también quería intervenir en Italia. 
  • Navarra. Anexión que interesaba a franceses y a españoles por el poder que iba adquiriendo este pequeño reino, ambos quieren neutralizarlo.
  • Rosellón. Condado catalán del que se apoderó Luis XI en 1462, reclamado ahora por Aragón. 
  • Italia. Cerdeña y Sicilia pertenecían a la corona de Aragón. Fernando intervenía activamente en la política italiana, fue rey de Sicilia en 1469. Se inicia así un largo proceso con las llamadas "guerras de Italia" entre Francia y España, desde 1494 y no terminan, definitivamente, hasta 1559. Ambos países se disputan territorios italianos, como Nápoles, ya que Italia se encuentra muy fragmentada políticamente. 
En Italia es donde Fernando tenía más intereses de política exterior. Intentaba recuperar Nápoles, donde reinaba una casa ilegítima de los Trastámara de Aragón. El rey de Nápoles era primo de Fernando el Católico. Pero Francia, también tenía intereses por su política expansiva y argumentaba unos posibles derechos dinásticos, ya que el rey Luis XI al heredar los ducados de Anjou en 1481, conseguía teóricos derechos en el sur de Italia, Nápoles, como en territorios del norte (Milán). El heredero, su hijo Carlos VIII de Francia, se fortaleció al casarse con la heredera de Bretaña, debilitando a España, Inglaterra y Borgoña. Por contra Fernando comienza también una política matrimonial con las casas de Tudor y Borgoña, para contrarrestar a Francia. 

Carlos VIII, aspiraba al trono de Nápoles como signo de cruzada, de lucha contra los infieles turcos, y firmó con Fernando el Tratado de Barcelona (1493) según el cual Francia devolvería a España el Rosellón a cambio de que Fernando olvidara sus pretensiones dinásticas en Nápoles. La intervención de Carlos VIII contra Nápoles en 1494, abrió el ciclo de las “guerras de Italia", pero terminó confirmando la hegemonía española en Italia. Roma estaba en contra del rey de Francia ya que el reino de Nápoles era vasallo de San Pedro, pese a lo cual el papa tuvo que rendirse y ver como Carlos se proclamaba rey allí. Esto provocó que se formara la "Santa Liga", alianza de España, Milán, Venecia, Austria y el Papa para frenar la expansión francesa. 

Fernando, por su parte, tenía aspiraciones ocultas en Nápoles de tipo dinástico y económico; estaba respaldado por la nobleza española e italiana, comerciantes temerosos de perder este importante intercambio comercial. Envió un ejército al frente de Gonzalo Fernández de Córdoba, aristócrata andaluz que se ganaría el sobrenombre de El Gran Capitán, ocupando plazas en Calabria a cambio de su ayuda a la Corona española. La primera guerra es perdida por Francia. En este contexto hay un tratado matrimonial hispano-austríaco con hijos de los Reyes Católicos: 

  • Juan, hijo mayor y heredero, se casa con Margarita de Habsburgo. 
  • Juana, su hermana, se casa con el hermano de Margarita, Felipe "el Hermoso", heredero de las casas de Borgoña y Austria. 
Otra hija de los reyes, Catalina, se casó con Arturo, heredero de Enrique VII de Inglaterra. Estas políticas de alianza con Alemania e Inglaterra pretendían frenar a Francia y, a la vez, defender los intereses comerciales de la economía castellana, muy relacionada con los mercados del Mar del Norte. 

Carlos VIII fallece y le sucede Luis XII, con derechos en el ducado de Milán y vuelve Francia a tener pretensiones hegemónicas en Italia. Se realiza un pacto entre Luis XII y Fernando el Católico, el Tratado de Granada (1500) para la conquista de Nápoles y el reparto de sus tierras. Francia se quedaría con la capital y el norte, y Fernando con las tierras del sur. Reparto confuso, pues no se fijaron los límites teniendo superioridad los franceses de tipo territorial y militar. Ambos países aspiraban al mismo trono: Nápoles, y hubo constantes luchas en las que unas veces ganaba Francia y otras España. 

En este contexto, muere Isabel en 1504 y Luis XII aprovecha la disidencia política de Felipe el Hermoso (sucesor de Isabel como esposo de Juana, la reina titular) hacia su suegro, para atraérselo desplazando a Fernando con un complejo juego diplomático. Pero el rey Católico actúa rápidamente, y se casa con una sobrina del rey de Francia (1505) y éste renunciaba al reino de Nápoles. 

Fernando dejó el gobierno de Castilla a Felipe y se trasladó a Nápoles, sustituyendo al Gran Capitán que era virrey y tenía un desarrollado poder, cada vez más independiente, para restablecer así el orden pues se encontraba comprometido con las grandes familias napolitanas. Pero volvió a Castilla en 1507, recuperando la regencia en nombre de su hija Juana (muerto Felipe) y afianzando la unión de Castilla, Aragón y Nápoles, lo que sería la Monarquía Española hasta el siglo XVIII. Con asentamiento español en el sur de Italia, Nápoles, y Francia en el norte, Milán. 


4. La conquista de Navarra


Navarra siempre fue una buena aliada de Castilla y León desde el siglo XI, pero por diversas causas se rompió esta alianza, y Castilla desplazó a Navarra en favor de Aragón. El padre de Fernando el Católico, Juan II, fue rey consorte de Navarra gobernando, conjuntamente, Aragón, por eso el Rey Católico, al igual que en Nápoles, se consideraba heredero legítimo al trono de Navarra, unos derechos dinásticos que quiso recuperar. 

Este pequeño reino era interesante tanto para España como para Francia. Territorios que se extendían a ambos lados del Pirineo, adquiriendo cada vez más poder. Fernando utiliza la política matrimonial, primero quiso casar a su heredero con la sucesora al trono de Navarra, Catalina, pero esta propuesta fue rechazada y Catalina I se casa con Juan III de Albret, noble francés, siendo ambos reyes de Navarra en 1494. Navarra estaba condicionada por dos bandos opuestos: 

  • Beamonteses, apoyados por Castilla. 
  • Agramonteses, apoyados por los reyes de Navarra. 
Al principio, Navarra se unió con Francia, le interesaba quitarse la tutela de Castilla. Pero Fernando mandó la invasión de Navarra siendo regente de Castilla. En el verano de 1512, las tropas castellanas al mando de Fadrique Álvarez de Toledo (segundo duque de Alba), compuestas por más de 20.000 hombres (incluso con tercios procedentes de Bugía, el norte de África), comenzaban a ocupar Navarra. La invasión se inició el 10 de julio, y muchos nobles navarros (de ambos partidos, beamonteses y agramonteses) salieron al encuentro de las tropas a jurar su fidelidad a Fernando el Católico. La ciudad de Pamplona fue cercada el 24 de julio, y el 25 se había rendido ya (no tenía murallas). Rendida la capital se mandaron mensajeros a las demás ciudades navarras pidiendo su sometimiento al rey Fernando, muchas se rindieron, pero otras no, y hubieron de ser sometidas en los meses siguientes.
Aunque en principio los castellanos penetraron en la Navarra de más allá de los Pirineos, posteriores contraataques de los navarros (apoyados por los franceses), llegaron incluso a devastar la parte de Navarra situada en la Península Ibérica, tomando de nuevo Pamplona y llegando a atacar ciudades castellanas como Logroño. Todo esto hizo ver (ya en época de Carlos I), que la Navarra de más allá de los Pirineos no interesaba (por su difícil defensa). De esta forma los castellanos se centraron en mantener las posesiones navarras peninsulares, abandonando las posesiones navarras extrapeninsulares para evitar conflictos con Francia.
Palacio real de Olite, residencia de los reyes navarros
(Autor foto: Jorab Fuente: wikipedia)
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Fernando II de Aragón se hizo propietario del trono de Navarra ante las Cortes de Burgos de 1515, y seguidamente lo donó a Juana, su heredera, para de esta forma incorporar Navarra a Castilla, y no a sus estados de Aragón, pues eran los castellanos los que podían defender a Navarra frente a Francia si intentaba recuperar Navarra, y si hubiese dejado el reino en manos de Aragón, no hubiera tenido capacidad militar para repeler un ataque francés.

Por cierto, recalcar en lo dicho de que hubo una parte de Navarra que no fue finalmente ocupada, la que se extendía al norte de los Pirineos, que era la provincia navarra conocida como Baja Navarra  o también como Ultrapuertos. En esta provincia de Navarra siguieron gobernando reyes navarros hasta el siglo XVII, como Catalina de Navarra, Enrique II de Navarra, Juana III de Albret, y Enrique III de Navarra (y IV de Francia). 


5. Problemas sucesorios de los Reyes Católicos


En toda monarquía dinástica, el azar de la muerte y de los nacimientos corregía los proyectos matrimoniales. Esto ocurrió en Castilla y Aragón, dos coronas unidas por una alianza matrimonial, nada más. El problema sucesorio en los reinos peninsulares, Castilla, Aragón, Navarra y Portugal, se venía arrastrando desde principios del siglo XV, enfrentamientos entre padres, hijos, hermanos, incluso hay cambios de casa dinástica. 

Los Reyes Católicos sólo tuvieron un hijo varón, Juan, casado con Margarita de Habsburgo, murió pronto, en 1497 su único hijo póstumo falleció pronto y no dejó descendencia. Por tanto, tuvo que sucederle una de sus hermanas y había preocupación en la corte ante una sucesión femenina, pues lo tradicional era si gobernaba una mujer reconocer el gobierno regio al marido, pero no la titularidad y disposición de los estados, que sí recaían en ella. El marido sería alguien extraño al reino aunque tuviese este poder regio, como pudo sucederle a Fernando. 

La heredera, por tanto, pasó a ser Isabel, la hija mayor, casada con el rey Manuel I de Portugal. Ella muere pronto pero deja un hijo varón como posible heredero de tres coronas: Castilla y Aragón, y Portugal, el cual fallece en 1500 con apenas dos años. 

Entonces la herencia recae en la segunda hija, la princesa Juana, casada con Felipe de Habsburgo, señor de los Países Bajos y Archiduque de Austria. Ya tenían dos hijos, uno varón Carlos de Gante, (las mujeres herederas juraban sólo ante las Cortes de Castilla, las de Aragón no las reconocían como reinas). Juana fue reconocida heredera en Castilla en 1502 y lo consigue, también, en Zaragoza como un hecho excepcional. Compromisos estrechos que tenían en el país: la nobleza, la ciudad y el alto clero. Esta herencia no era del agrado de los Reyes Católicos pues su yerno, Felipe, miraba más por los intereses franceses que los españoles, se sentían traicionados por él. El matrimonio, Juana y Felipe, vuelven a vivir a Flandes cuando la heredera ya mostraba signos de inestabilidad. 

La anterior situación explica el testamento de Isabel la Católica, reconocía a Juana como heredera universal de sus Estados, pero, mientras estuviese ausente o fuese posible, reinaría Fernando, hasta que su nieto Carlos cumpliese 20 años. Se trataba de quitar poder a Felipe. Así, en 1504, Fernando el Católico es gobernador exclusivo del reino de Castilla. 
Juana tenía evidentes signos de desequilibrio mental, pero no se la declaró incapaz de gobernar, pues la ley daba preferencia a su marido antes que a su padre en casos de incapacidad, pero estaba el testamento de Isabel, y Felipe no estaba dispuesto a renunciar al trono de Castilla. Fernando convocó Cortes en Toro para confirmarse como regente absoluto, pero no lo consiguió.
Felipe de Habsburgo -el Hermoso- y Juana -la loca- Imagen de dominio público 
Por lo tanto a Isabel la Católica le sucede su hija Juana, pero no ejerció nunca como reina, siendo Felipe de Habsburgo (el Hermoso) el que gobierna Castilla desde su llegada en 1506, sólo unos meses hasta que muere. Mientras, Fernando se retiró a Nápoles, a sus tierras patrimoniales de Aragón, y vuelve en 1506 cuando es llamado por Cisneros para gobernar de nuevo en nombre de su hija mientras crece su nieto. Felipe no logra que las Cortes castellanas declaren inhábil a Juana y fue jurada como reina propietaria, a él sólo consorte. Pero enloquece aún más al morir su marido y hace imposible su gobierno ella sola. La nobleza, ante la ausencia de un monarca, estaba dividida en dos bandos: 

  • Austracistas- defensores de la línea de Felipe de Habsburgo. 
  • Fernandistas- partidarios de que volviese Fernando de Nápoles (Fernando el Católico). 
Juana no quiere gobernar y su hijo, Carlos, de 6 años, estaba bajo la custodia de su abuelo Maximiliano en Flandes. Por lo que el Consejo Real de Castilla reclama el retorno de Fernando y se confirma su regencia en 1506, hasta el año 1516 en que muere. 

Durante esta regencia, vuelven las tensiones con la nobleza, que quieren reafirmar su señorío frente a las ciudades pues, éstas van adquiriendo cada vez más fuerza por su población y los baldíos, terrenos que se utilizan para un fuerte desarrollo económico. Ciudades que apoyan la autoridad regia, financian las guerras exteriores y se sienten desamparadas por el abuso creciente de la nobleza que ya no era frenada ni por los Altos Tribunales, Chancillerías. Los corregidores se ven ahora sin poder para ayudar a las ciudades. 

Esta tensión aumenta porque la política fiscal de los reyes favorecía a unos y perjudicaba a otros. Se benefician los propietarios de lana merina organizados en el Consejo de la Mesta, en Burgos, importante exportación e importación con Flandes que beneficiaba más a las ciudades del norte de Castilla frente a la industria de las otras ciudades castellanas, como Segovia. 
Por otro lado, cada ciudad tenía sus bandos, oligarquía de familias desde principios del siglo XV, que dominaban el gobierno urbano y luchaban por él. Incluso había facciones religiosas, que pretendían imponer su ideología a la sociedad del momento, así tachando a algunos de "nuevos cristianos”, judíos convertidos, intentaron que la Inquisición actuase contra ellos. Se buscaba la "limpieza de sangre" para la élite, para participar en cargos públicos, donde no admitían ninguna ascendencia judía. Se comienza a argumentar la sangre "manchada" para descalificar a los rivales llegando a grandes abusos. Ocurrió en Córdoba, denuncias a importantes familias de la ciudad con ascendientes conversos, pero Cisneros frenó, por primera vez esta represión. 


- La sucesión de Fernando el Católico y la transferencia del gobierno
Fernando intentó restablecer la obediencia de estos nobles perdonando los excesos que cometían, pero la nobleza lo toleraba porque esperaba un cambio ante la, ya avanzada, edad de Fernando. Éste quería gobernar Castilla, porque le proporcionaba los recursos para sus empresas exteriores y reforzar su patrimonio en Aragón. 
Mientras tanto, la reina Juana estuvo encerrada en Tordesillas desde 1509, ya que su padre no quiso nunca inhabilitarla legalmente, ya que esto le aseguraba su regencia en nombre de su nieto Carlos, sin rivales (pero le perjudicaba para poder resolver una transferencia ordenada de poder que mantuviese su política, que era lo que realmente le importaba). 

Su nieto Carlos, formado por su abuelo Maximiliano en Flandes, asumió la soberanía de los Países Bajos en 1515 y se encontraba en mala situación para heredar Castilla y Aragón, en el contexto de una nueva guerra con Francia por causa de Navarra e Italia. Carlos negoció con el rey de Francia una solución para evitar la guerra en la que renunciaba a Nápoles y Navarra. Pero Fernando donó Navarra a Castilla para que la defendieran y no a Aragón, planteamiento no muy bien aceptado, por lo que, evitando rivalidades con la nobleza, confió la regencia al cardenal Cisneros en Castilla. En Aragón, no hubo estos problemas, y nombró regente a su hijo natural, Alonso de Aragón, arzobispo de Zaragoza. 

Fernando muere en 1516, y su nieto Carlos llega en septiembre de 1517. Una frágil transferencia del poder y de la autoridad monárquica, debido a los años de regencia que había sufrido Castilla, ya que, para algunos la verdadera reina era Juana y su padre un usurpador. 
Comienza el reinado de Carlos, que se autoproclamó rey de Castilla y de Aragón junto a su madre con una legalidad discutida, y con graves revueltas internas, las Comunidades y las Germanías, entre 1519 y 1520, resultado de un gobierno lleno de irregularidades.

Ya en la próxima entrada comenzaremos con el reinado de Carlos I.

¡Feliz Jueves! - Hacer historia, aprehender la historia, aprendes la historia
8/Septiembre/2016

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