Hª EDAD MODERNA de España. Contexto general del S.XVII: la sociedad y la refeudalización. Revueltas urbanas y rurales. El bandolerismo

Continuamos hablando del contexto del siglo XVII antes de entrar de lleno en la política y hechos militares. En la presente entrada vamos a hablar de los cambios que sufrió la sociedad en España en este siglo XVII, respecto del siglo XVI.


1. Introducción. Refeudalización. Conflictos con la Iglesia 


A) INTRODUCCIÓN
La Edad Moderna en España va a caracterizarse por la concentración de la riqueza y del poder en pocas manos frente a masas empobrecidas. En consecuencia se produce una tremenda descarga de energía en forma de revuelta, motines, rebeldías y revoluciones, menospreciándose la existencia de grupos intermedios que suavicen las tensiones. El siglo XVII se asocia directamente con “crisis” y “conflictividad social y política”. 

Un texto de Barrionuevo dice que todo es debido al “mal gobierno”. En cualquier caso la polarización se manifiesta a través de tensiones sociales muy variadas. 
En España falta un estudio sistemático al respecto, un banco de datos sobre las revueltas del siglo XVII, como el que se elaboró en Francia. Aunque esta carencia no impide que llegue a nosotros lo que ocurrió con los conflictos sociales en la España del siglo XVII. Existen fuentes históricas, de carácter literario, que nos hablan de violencia, robos, conflictos, motines, y revueltas antifiscales. También disponemos de fuentes oficiales, administrativas, pleitos que llegan a Cancillerías y al Consejo de Castilla, protocolos notariales… etc. 

Importante es la aparición de los arbitristas, que comienzan a escribir en 1600 sus análisis socioeconómicos, que hoy en día aun se conservan, y nos muestran la desigual distribución de riquezas cuando hay más riquezas que nunca en España, un fenómeno nuevo al que buscan causas sin ver la relación entre privilegio y empobrecimiento. En sus obras postulan por la justicia, pero no en su realidad, son utopías sin reflejo práctico. 

En cualquier caso, aceptar el enunciado “crisis y derrota”, no es aplicable a todo el siglo XVII, pues la crisis va a tener una salida en las décadas finales del siglo. Vamos a relacionar este enunciado con la abundancia de conflictos sociales originados por ese desigual reparto de riquezas, de los honores y las expectativas tanto del individuo, de su familia o linaje, como de su comunidad local o de trabajo. La sociedad española es perfectamente homologable a cualquier sociedad europea coetánea convulsa. Pero sí se le niega el carácter inquietante y de peligrosidad que, por ejemplo, se le asigna a los conflictos franceses, debido a una “relativa menor dosis de agresividad” por parte del poder real y de la “catolicidad” atribuida al rey y a sus ministros. 

En primer lugar, desde el punto de vista de la conflictividad social se pueden distinguir varias etapas.

La primera etapa (1601-1630), se caracteriza por: 
  1. Baja conflictividad social. Destacan conflictos pero entre facciones cortesanas, sin repercusión en las grandes masas urbanas o en la población rural. 
  2. 1609-1614: Expulsión de los moriscos. No considerado como un conflicto social, sino como un intento de evitar una situación de conflictos. La verdad es que económicamente fue algo muy negativo.
  3. Rarísimas las alusiones a sequías o malas cosechas… 
  4. Las críticas a los “millones” y al “vellón” no se traducen en posturas de revueltas o de inquietudes de masas. 
  5. No se ven conflictos especialmente profundos, incluso el bandolerismo catalán está tratado con respeto. 
La etapa de los grandes conflictos (segunda etapa), es situada entre 1630 y 1665
  • Cambio de la situación política y militar 
  • Aumento de la presión fiscal en el interior de la Corona de Castilla 
  • Primero, una serie de motines y revueltas por toda la Monarquía 
  • Luego, grandes conflictos políticos de 1640, que ya empiezan a verse como conflictos de masas. 
  • Retroceso en las remesas castellanas y conflictos urbanas en Andalucía 
La última etapa, a partir de la muerte de Felipe IV y el cambio de reinado (1665), los conflictos se hacen más difusos, destacando sólo en Valencia (revuelta de germanías) y en Cataluña (“gorretes y barretinas”). No hay que ignorar los conflictos que atraviesan todo el siglo, como el bandolerismo catalán, o el rechazo social a los gitanos, o el conflicto de jurisdicción entre la Iglesia y la Monarquía que enfrenta a instituciones y funcionarios con la jerarquía eclesiástica y los eclesiásticos.


B) LA REFEUDALIZACIÓN
Simplificaba Sancho Panza cuando comentaba que en el mundo había solo dos linajes: el tener y el no tener. Ésa era la gran cuestión que atormentaba a la sociedad del siglo XVII, porque frente a los defensores del honor y la nobleza, se levantaba pujante la realidad del dinero. El objetivo de la nobleza en esta época era enriquecerse y controlar las vías del poder. Al final de su endeudamiento la nobleza salió reforzada. Esto es lo que se ha designado como el proceso de refeudalización. 

Se dará un gran aumento del número de nobles por concesión real o por compra de títulos. También se enriquecen más, y no a través de una mejor explotación de sus fincas o de una mayor explotación económica de sus vasallos, lo que podría originar revueltas antiseñoriales.
Las grandes familias saben afrontar las crisis y empiezan a comportarse como patriarcas. Y es que los vasallos son partes de las familias y las relaciones con sus “patriarcas” son relaciones paternofiliales. A veces se les perdonan las deudas o se negocian los plazos con generosidad, o se ofrecen contratos ventajosos de cultivo que acercan al campesino una propiedad compartida de tierra. Desde el punto de vista político podemos entender la refeudalización como la “ofensiva política de la nobleza” para ocupar puestos de gobiernos, para recibir gracias, mercedes y toda ayuda para sortear las dificultades económicas y el endeudamiento. 


C) LA IGLESIA
Hay que distinguir un aspecto importante. La Iglesia y la Monarquía se consideran como dos vías de ejercicio de un poder único en su origen: Dios. En teoría cada uno tiene sus competencias: una vela por las almas (Iglesia) y otra es responsable de articular la sociedad y la política, y de proteger a la Iglesia (Monarquía). 
Pero las relaciones entre ambas partes están erizadas de continuos conflictos en la administración y gestión de bienes eclesiásticos, en la defensa de la inmunidad eclesiástica y en el funcionamiento de los tribunales reales y eclesiásticos. Los litigantes buscan apoyo en la instancia que consideren más favorable y según convenga. La defensa de la inmunidad eclesiástica tiene que ver con la defensa de los bienes materiales de la Iglesia y de los eclesiásticos, no sometidos a tributación por derecho divino. La iglesia contribuye “graciosamente” pero no tributa. La historia de los “millones” es, en parte, la historia del fraude y de la resistencia eclesiástica a pagar tributos. Con frecuencia recurrieron a la violencia en defensa de su inmunidad. En 1621 los monjes de los Jerónimos de Sevilla se enfrentaron con espadas y otras armas a los oficiales de la justicia real que pretendían prender a varios soldados alborotadores refugiados en la iglesia del convento. Tales acontecimientos son posibles porque el rey y la sociedad aceptan el principio de inmunidad eclesiástica. 


2. Conflictos y revueltas urbanas


A finales del siglo XVI comienza la caída de las rentas de la tierra, y las inversiones de capital estaban abandonando la agricultura y la industria, orientados ahora hacia la constitución de juros y censos, adquisición de bienes superfluos y lujosos artículos de importación. Las cargas que recaen sobre los campesinos, los empobrecen progresivamente obligándoles a abandonar sus tierras y a emigrar a la ciudad, donde prefieren vivir de limosna o de la delincuencia y convivir resignadamente con su problema de inseguridad. 
En medio de todo este panorama resaltan con especial intensidad las “alteraciones andaluzas” entre 1648 y 1653 porque sobrepasan todo lo hasta entonces visto. Granada, Córdoba y Sevilla son los puntos donde esta conflictividad social se acentúa con más fuerza. En muchos puntos los alborotos tienen un claro componente antiseñorial. Al final, se busca a un corregidor nuevo que asuma el gobierno para asegurar el abastecimiento y la calma. Esto, junto a la represión selectiva de los cabecillas, aportara la tranquilidad que buscaban tener las autoridades. 


A) GRANADA
Es la primera gran revuelta en el tiempo. Se desarrolla en mayo de 1648. Todo comienza cuando los panaderos empiezan a falsear peso y precios sobre el pan, por lo que se crearon grupos de rebeldes que luchaban contra esta subida de precios. Estos grupos eligen por su cuenta un nuevo corregidor para Granada, que se pone al frente el movimiento rebelde, acompañado del arzobispo y religiosos (que se ponían al lado del pueblo en estos casos). Con esta presencia y el reparto de pan se vuelve a la calma. Pero esta calma es aparente, pues se llegó a concentrar hasta 3.000 personas en campo del Príncipe, queriendo deponer al corregidor y tomar el mando. 
En la ciudad se vive un ambiente tan tenso que solo los frailes se atreven a salir a la calles. Se llegará a una negociación entre las autoridades y el pueblo, que confirman al corregidor elegido por su pueblo rebelde y se llega a un perdón general.
En resumen, los actores del motín de Granada son trabajadores y parados urbanos, sus protestas estallan cuando los precios del pan están subiendo sensiblemente, sumado a las prácticas fraudulentas de los panaderos, que el corregidor no corta o impide. Estos trabajadores y parados son la fuerza política en que se apoya el nuevo corregidor. Ya para el año 1649 las autoridades se han aprendido la lección y se establece un sistema de vigilancia y control, ordenando a la nobleza que esté dispuesta a intervenir.
Los altos precios del trigo, y por consiguiente el pan, eran casi la totalidad de las veces la causa de las revueltas, conocidas como motines de subsistencia - Imagen de dominio público 
B) CÓRDOBA 
El 6 de mayo de 1652 estalla un motín ocasionado por la falta de pan y los elevados precios que alcanzaba. El primer día, una tropa de más de 600 hombres asalta la casa del corregidor obligándole a huir, luego se dirigieron a la casa de caballeros y particulares donde sabían que había trigo almacenado. También en esta revuelta los rebeldes eligen un nuevo corregidor. Pero la situación no está tranquila, y ante los rumores de represalias se echa más gente armada a la calle. El nuevo corregidor y el apoyo de la Iglesia resolvieron el conflicto de momento, con una vigilancia estricta de las puertas de la ciudad y de controlar a los segadores armados. Con esto y el ajusticiamiento de varios de los cabecillas pareció restablecerse la paz. 


C) SEVILLA
La última gran revuelta urbana andaluza tiene lugar en 1652 en Sevilla. La ciudad acaba de sufrir un duro golpe al perder la mitad de sus habitantes en la peste de 1649, a lo que se debe añadir la decadencia del comercio, la ruina de la hacienda municipal, la manipulación del vellón…etc. Así la revuelta se inicia en protesta por los elevadísimos precios de los mantenimientos y la escasez de trigo, circunstancias que inciden sobre una difícil situación laboral y de paro. 
Las masas arrastran consigo al arzobispo y al asistente de la ciudad al grito de “viva el rey, muera el mal gobierno”. Existe una organización que va visitando y forzando casas recuperando trigo y la harina que encuentran para depositarlos en la alhóndiga (almacén de cereales), cada una de estas cuadrillas está dirigida por el asistente y por el arzobispo. El paso siguiente es crear un órgano de poder, para ello eligen corregidor a un caballero. 
El poder popular se manifiesta abriendo las cárceles y quemando los papeles y documentos de justicia, junto a la horca y otros instrumentos. 
La reacción se va organizando por parroquias. Entretanto se entablan negociaciones entre los líderes de la revuelta y las autoridades representadas por el arzobispo. Entrega de las armas a cambio del perdón real para todos es lo que se negocia. Pero cuando consiguen tranquilizar las masas, se inicia un ataque sorpresa obligando huir a todos, aunque hubo pocos muertos. Entre los castigos, a quienes habían fijado los precios del trigo se les azota de manera que muere pocas horas después, y se saca del hospital a los heridos para llevárselos a la cárcel. El cuadro se cierra con el perdón real. 

El ejemplo de Córdoba, y Sevilla hace que estallen mas revueltas en Andalucía como en Osuna, Palma del rio, en el reino de Jaén… pero la represión y la buena cosecha de ese año trajeron la calma. 

Aquellos revoltosos nunca pretendieron derribar el orden social y político existente. Al contrario, creían que el rey estaba con ellos, y pretendían comunicarse a través de nobles que encargaran el “buen gobierno”, nombrando a nuevos corregidores que la Corona aceptó. La Iglesia adoptó una postura más matizada. La jerarquía comprendió que no podía apoyar las manifestaciones violentas, pero acompañó a los 18 amotinados intentado moderar sus excesos. Al mismo tiempo los eclesiásticos procuraron organizar la resistencia de los caballeros, articulada a través de las parroquias. 
Los motines de subsistencia eran comunes en todos los estados (la imagen es un grabado inglés de un motín de subsistencia), y existieron mientras que las economías estuvieron basadas en el sector primario - Imagen de dominio público
D) MADRID 
Cuarenta años después estalla otro motín en una gran ciudad, esta vez Madrid, a finales de 1699, motivado por la escasez y elevadísimos precios del pan. También el Consejo de Castilla ordena comprar y transportar todo el trigo posible, aceptando precios muy superiores a los de mercado. La escasez, finalmente, estalla en alborotos callejeros que se desarrollan en la Plaza Mayor y ante el Palacio Real. La presión popular y el temor a mayores disturbios obligan a tomar dos medidas: El relevo del corregidor, sustituido por don Francisco Ronquillo; y el cese del Conde de Oropresa (Presidente del Consejo de Castilla) destituido y desterrado de la Corte. Consiguieron que el rey garantizase la rebaja de precios del pan. No habrá más alborotos a pesar de que el problema no fue del todo erradicado. 


3. Conflictos y revueltas rurales 


Una sociedad rural, agraria, está cruzada por problemas de propiedad de las tierras, los montes, las aguas y los pastos. En la España del siglo XVII disminuye la presión de la población sobre la tierra debido a la especial estructura demográfica del siglo. El problema no es la escasez de la tierra, sino la transferencia de la propiedad a determinadas manos. También se disputan las tierras los ganaderos y campesinos, ya que los ganaderos quieren más pastos (lo que perjudica la agricultura), dando origen a una cantidad de pleitos. 
Los ayuntamientos recurren a los bienes comunes, que son explotados en beneficio de los vecinos para hacer frente a sus deudas. Se arrienda por un año la explotación de determinados pastos o tierras de labor y lo recaudado va a las arcas municipales. Así la comunidad rural acoge al campesino y la hacienda real palia sus efectos, pero en tiempos de malas cosechas aumentan estas deudas, y las salidas que el campesino puede tomar es la emigración o despoblación de muchos lugares. Los pueblos entonces se dirigen al Consejo de Castilla enumerando su pobreza debido a la “esterilidad de los tiempos”. 
Como resultado del endeudamiento, la comunidad rural se queda sin recursos, puesto que todos los propios y comunales están asignados ahora al pago de intereses. Ello obliga a vender la jurisdicción de la villa al marques o al señor, el cual amplia su señoría jurisdiccional y sus posesiones. El endeudamiento progresivo de los consejos obliga a éstos a enajenar sus bienes, se apropian de las tierras y de los derechos comunales. Los pobres se empobrecen más. 
Los documentos hacen una clasificación entre “pobres” y “poderosos”. Los pobres son en su mayoría los jornaleros, que pueden llegar al 60%., mientras que los “poderosos” son unas cuantas familias que tejen alianzas generación tras generación. Junto a esta deriva de empobrecimiento también hay que mencionar los conflictos entre ayuntamientos vecinos por el uso común de algunos pastos y tierras. A pesar de los acuerdos que regulan tal uso, nunca faltaron conflictos. 
Vamos a ver los distintos tipos de conflictos que pueden surgir en el ambiente rural.


A) PROBLEMA 1: ELECCIONES
La vida municipal es una fuente inagotable de conflictos, donde en primer lugar, la riqueza se alía en cada lugar con el poder local. El control del ayuntamiento significa el control de los bienes municipales. En el mundo rural se accede al ayuntamiento a través de elecciones de segundo grado, un colegio electoral reducido, que vota a los alcaldes, regidores, oficios concejiles del año siguiente. Ahora bien, los alcaldes salientes de un año generalmente forman parte del colegio electoral del año siguiente, así que el colegio electoral varía cada año, pero no se renueva, perpetuándose muchas familias en el poder. Controlan arrendamientos, repartimientos, cobros de impuestos… y por eso las elecciones, anuales, se convierten en una fuente de inquietudes y alborotos que en ocasiones desembocan en ajustes de cuentas sangrientos
Cuando llevan acumulándose varios años sin que haya una renovación en los ayuntamientos, todo estalla en una serie de denuncias ante el Consejo de Castilla, acusando a los alcaldes y regidores de toda clase de abusos, que también defraudan a la hacienda Real y empeoran la situación de los pobres. Normalmente, al cuando el Consejo dicta sentencia, se da alguna renovación de personal en los ayuntamientos, pero esa renovación nunca fue radical. 
El sistema electoral, teóricamente justo, es incapaz de mantener la paz en los pueblos porque el Consejo de Castilla no dispone de fuerzas para hacer efectivas sus sentencias en todos los rincones de la Corona. Entre otras medidas 
  • Se prohibió que en los colegios electorales los padres e hijos se voten entre si, así como los hermanos, cuñados y primos. 
  • Se estableció también 2 o 3 años en el que un electo no puede volver a desempeñar el mismo cargo o similar. 
  • Se exigió haber obtenido la mayoría de votos.  
  • Se cerró el acceso a los cargos a aquellos con deudas pendientes con la Hacienda Real. 
Se había detectado el fallo, pero no había posibilidades de corregirlo. 


B) PROBLEMA 2: LOS HIDALGOS Y SEÑORÍOS
Los conflictos electorales revisten algunas variantes según se trate de lugares con “mitad de oficios” o “lugares de señorío”. Los lugares con mitad de oficios ven enfrentarse a los hidalgos con el estado general de los hombres buenos, pero la situación cambia de unos a otros según el número de hidalgos. Hay poblaciones con solo 3 o 5 hidalgos que pretendían mantener a toda costa su presencia en los cargos contraviniendo la legislación electoral. Pero el problema que más afectaba a las comunidades son las exenciones fiscales de los hidalgos. De ahí el empeño del pueblo por terminar con la “mitad de oficios”. 
La situación es peor en lugares de señorío donde el pueblo está dividido entre enemigos y partidarios del señor. No importa tanto quien tiene el privilegio de proponer listas para los cargos concejiles, sino quien tiene la capacidad de rechazarlas y recurrir sistemáticamente. En ello se juegan una vez más el control de los bienes propios y comunales, el de los impuestos, el de la propiedad de la tierra. 
Pero antes de llegar a los pleitos se ha recorrido un largo camino: por parte de los señores hay un proceso continuo de extensión de los privilegios, anexionándose tierras o bosques, mientras que por parte de los vecinos se quebranta la letra del privilegio, cortando leña, usando los pastos, no pagando cantidades debidas…etc. Pero esta guerrilla se resuelve en un pleito de larga duración que reforzara los lazos de vecindad entre los pueblos. La conflictividad rural es diferente a lo que vemos en las ciudades, donde los corregidores son vitalicios o perpetuos, sin que medien elecciones anuales. 


C) PROBLEMA 3: LOS GITANOS
Los gitanos constituyen un caso especial, perseguidos por su peligrosidad están en todas partes sin asentarse en ninguna. Se les imputaban los robos, muertes y delitos... en campo abierto debido a su movilidad. Después de la expulsión los moriscos los gitanos cargaron solos con la “culpa”. De ahí el interés en su asentamiento en pueblos grandes y que se dedicasen a la agricultura (pragmática de 1695). La pragmática intenta terminar con la protección que la Iglesia ofrece a los gitanos intentando limitar el asilo en las ermitas. También se le ordena fijar sus residencias en pueblos con más de 200 vecinos, vivir de la agricultura y abandonar su cultura. 


D) PROBLEMA 4: FISCALIDAD, PRODUCCIÓN y COMERCIO
Gran parte de los enfrentamientos entre individuos, comunidades y lugares con las instituciones de la Administración son enfrentamientos que muestran la resistencia contra el cobro de impuestos, ya sean enfrentamientos pasivos, o respaldados por el uso de armas. En la década de los 90, estos enfrentamientos serán muy numerosos, recibiendo mal a los oficiales del rey y a los recaudadores enviados a cobrar. 
Entre los conflictos reviste especial importancia por su duración y características la revuelta de Vizcaya. En 1632 el Conde-Duque Olivares pretendió sustituir los millones por un impuesto sobre la sal, para recaudar cantidades para la política exterior. La resistencia al proyecto fue muy dura, con manifestaciones y protestas violentas en 1623. Además para los vascos el nuevo impuesto atacaba los fueros y la libertad de comercio. Las revueltas se resolvieron con negociaciones y un control del juzgado del Almirantazgo sobre todas las mercancías, lo que suponía la paralización del comercio.

Entre los conflictos que atraviesan la sociedad del siglo XVII, no es el menor el que se refiere a la organización del trabajo y los intercambios. La organización tradicional del trabajo en las ciudades a través de los gremios estaba pensada para mantener equilibrios económicos y sociales. 
La experiencia del siglo XVII sin embargo, es muy distinta: en una situación económica de crecientes dificultades, de contratación de la producción ante la avalancha de productos extranjeros, los gremios acuden a la Corona solicitando el refuerzo de su estructura y la eliminación de la libre competencia. Por ejemplo, los sederos de Toledo y Madrid, defienden su puesto en el sistema productivo y en la comercialización propagando una vigilancia intensa sobre los talleres y el producto final para evitar la competencia del trabajo libre. Todo ello en nombre de la calidad y del beneficio público. Para ello hay que dificultar el examen de acceso a grado de maestro a través de una elevación de los costos. 
La defensa del monopolio gremial tiene otra vertiente. Al fallecer un maestro, normalmente es su viuda la que mantiene el taller y la venta, ayudada por algún oficial de confianza. Pero el gremio no permite que se introduzca nadie ajeno al oficio. Por lo tanto la viuda deba casarse con el nuevo maestro en un plazo de 16 mese o deberá abandonar el negocio. En ocasiones también habrá división del gremio en dos, siempre por un pleito, pues la división del trabajo no obedece a razones económicas, sino a motivos estamentales. 
Aunque no se dispone de mucha información hay indicios de que algunos sectores de la producción se alejaron de la ciudad para refugiarse en poblaciones menores. 

La organización territorial de la Monarquía, con aduanas interiores entre los diversos reinos, favorecía el contrabando tanto o más que el comercio. El cobro de derechos en los puertos incitaba a burlar la vigilancia aduanera, cosa que no resulta muy difícil, precisamente por el conocimiento del terreno que tenían los contrabandistas y la escasez de medios de vigilancia. Así sucedía en las áreas en torno a Molina de Aragón por donde pasaban ganados en dirección a Aragón procedentes de Castilla. 
Los contrabandistas a veces usaban armas provocando muertos, por eso las horas de vigilancia eran continuas. Aunque teóricamente el comercio estaba muy controlado, en la práctica existió una fuerte oposición al control sobre todo en espacios en los que chocaban el sistema del libre comercio y el de control. El prototipo del contrabando es sin duda alguna, lo que sucede en el comercio de Indias, en los puertos de Sevilla y Cádiz. Los “metedores” se especializan en introducir la plata y el oro burlando toda vigilancia y obteniendo ganancias extraordinarias. 


4. El Bandolerismo


Hay que saber distinguir muy bien lo que es un conflicto político de lo que es un conflicto social, aunque en la práctica ambos elementos tiendan a entremezclarse. A comienzos del siglo XVII y hasta la década de 1640 los bandoleros constituyen una preocupación para todos los virreyes, pues atracan en los caminos, causan muertes, se enfrentan a fuerzas reales, asaltan conducciones de moneda a Barcelona… etc.
Las bandas tienen una larga vida, hasta 20 años en ocasiones y se van reproduciendo continuamente. Actúan en toda Cataluña, especialmente las zonas bajas y llanas, en los caminos que unían Lleida con Barcelona o Barcelona- Perpiñán. Con Felipe II destaca una época de auge del bandolerismo mientras que con Felipe IV es una etapa de represión de los bandoleros por todos los medios, a veces negociaban con ellos para que algunas bandas aceptaran incorporarse al ejército de la monarquía en Flandes o en Italia. 
Los bandoleros en Cataluña no todos son hijos de la miseria y explotación. Pues muchos son herederos únicos, o segundones de familias acomodadas. El bandolerismo es además un elemento de la lucha entre clientelas y bandos. 

En Cataluña el bandolerismo no desapareció con la recuperación económica y demográfica de las últimas décadas del siglo XVII, pero dejó de ser un problema incomprensible para los virreyes y gobernadores. Pues a finales de siglo se registran nuevos problemas, a los cuales se les debe hacer frente sobre todo revueltas campesinas y en el entorno de las ciudades causadas por: 
  • Oleadas de langostas obre los campos (1684). 
  • Pérdidas en las cosechas (70% de pérdidas) 
  • Carga de diezmos y derechos señoriales 
  • Demandas militares del virrey, por las guerras contra Francia. 
Las gentes de los lugares de montaña se organizaron revolviéndose contra los poderosos, cercando Barcelona, haciendo frente a las tropas reales (se intentan aliar con Francia), e incluso atacando a forasteros y jornaleros que aceptaban trabajar por salarios bajos. Así en 1694 nuevas conmociones terminaran con las negociaciones entre el gobernador del principado y los líderes del “alboroto”. La demanda contra los derechos señoriales, uno de los puntos del programa de las revueltas, volvió a aparecer durante la Guerra de sucesión. También hay motines populares ante la carestía del trigo.
Son manifestaciones populares que expresan el descontento contra el extranjero y el mal gobierno del interior. Su importancia radica en ser una preparación para el estallido de 1640, al haber enseñado a grupos muy diversos la capacidad de presión que tiene la multitud. La misma frecuencia de estos hechos hace que Cervantes los recuerde en una de sus obras ejemplares: “tales pendencias eran ordinarias en aquella ciudad cuando a ella llegaban las galeras”. El bandolero Roque Guinarda, es un personaje histórico que guía a Don Quijote y Sancho hasta la playa misma de Barcelona.
El bandolerismo existió en toda Europa. Ejemplo de ello es Carmine Crocco (imagen de arriba), bandolero italiano del siglo XIX - Imagen de dominio público
De Cataluña bajamos algo más al sur, y vemos que la conflictividad social en Valencia sigue las pautas ya vistas en Cataluña. Después de la expulsión de los moriscos se vive un periodo muy pacífico, aunque la ciudad de Valencia será escenario de la típica confrontación política entre reino y monarquía. Lo más significativo sería el conflicto entre la Iglesia de Valencia y los poderes Regnícolas, que siguió rituales y simbolismos habituales, sin ninguna acción violenta. 

También existe una fuerte conflictividad entre los diversos bandos por el control del ayuntamiento de la ciudad, especialmente a partir de 1653. Sin embargo, a finales de siglo se dan en el reino de Valencia una serie de revueltas conocidas como la “segunda Germania” desarrollada en 1693. El origen está en que desde 1698, el notario Félix Villanueva difundió entre los campesinos la idea de que no tienen obligación de pagar derechos señoriales por las tierras que habían sido de moriscos, y éstos se negaron a pagarlas aunque se verificó la falsedad de esas afirmaciones. El gobierno intentó encontrar a los cabecillas del movimiento pero eso encendió más los ánimos, y 30 pueblos amenazaron con sublevarse. 
Los campesinos afirmaban que los señores no tenían derecho a obligarles a pagar rentas, pues las tierras de los moriscos se le habían sido concedidas por tan solo 30 años y por tanto, debían revertir a la Corona. Pero esta tesis solo se basaba en una simple tradición oral, y los juristas rechazaron estas peticiones por la falta de algún respaldo documental. Entre mayo y junio fueron llegando informes de que los campesinos se negaban a pagar las rentas exigiendo que los señores exhibieran los títulos que fundamentasen sus derechos. Finalmente la inquietud se transformó en revuelta el 9 de julio. 
Estos hechos son fruto de la pobreza, aunque tengan relación con la explotación señorial. Los hechos se desarrollan en zonas de absoluto dominio señorial (posesiones de los grandes señores valencianos, casas castellanas, territorios de las órdenes militares…). Estas condiciones hacen de estas tierras un semillero de bandoleros. 

El bandolerismo valenciano, como el catalán, tiene su origen en la misma estructura social y política del momento, en una sociedad que los señores habían dejado de controlar y en donde la autoridad del rey todavía no había logrado cubrir hueco. Pertenecen a todos los estratos sociales ,desde campesinos a privilegiados. Los protectores de las cuadrillas son quienes más se benefician de la violencia, es decir, los notables locales que por ese medio consolidan el control municipal y su ascenso social. Ellos manejaran el descontento de los grupos rurales, que también recibían apoyos de cuadrillas de forajidos. A finales del siglo XVII, con la represión y la progresiva cooperación entre las instancias administrativas del reino de Valencia, se agotará el bandolerismo valenciano. 

También habrá bandolerismo en el resto de los territorios peninsulares de la Monarquía como Murcia, Jaén, Sierra Morena, los montes en general… etc. En las zonas de la Mancha se hablaba de bandas de 30 o 40 personas entre Tembleque y Ocaña. Los protocolos notariales recogen las denuncias de viajeros por robos sufridos en los caminos. En épocas de malas cosechas y presión fiscal, muchos campesinos abandonaros sus lugares, vagabundeaban y aceptaban un líder capaz de organizarles y darles una forma de vida. 

¡Feliz Viernes! - Hacer historia, aprehender la historia, aprendes la historia
16/Septiembre/2016

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