Hª EDAD MEDIA Península Ibérica: el reino de Granada y la primera fase de la Guerra del Estrecho contra Castilla (Fernando III el Santo y Alfonso X el Sabio).

En la presente entrada vamos a hablar del famoso reino musulmán de Granada. Veremos sus orígenes y cómo entra en guerra con Castilla. Pactos, alianzas e invasiones desde el norte de África se sucederán. Pero antes vamos a citar algunas fuentes de que disponemos sobre el tema:
  • Ibn al Jatib, autor nacido en Loja, coetáneo a los hechos. Estudió filosofía y medicina, cultivó la poesía e intervino en la política granadina. Fue secretario del sultán Yusuf I, y más tarde embajador y ministro del sultán Muhammad V, alcanzando gran influencia política en la segunda parte del reinado. Al final cayó en desgracia, y aunque logró huir y atravesar el estrecho, pereció estrangulado en prisión por orden del sultán Marroquí Abul Abbas en 1374. Fue un insigne polígrafo, y entre sus obras, ambas crónicas de la época, destacan:  La “Ihatha” (colección de biografías de la gente que él conoció en su época). También es importante su obra que lleva por título “el resplandor de la luna llena acerca de la dinastía Nazarí”. Es una descripción del reino de Granada, y lo publicó traducido al castellano el historiador Francisco Javier de Simonet.
  • Ibn Jaldun: otra crónica de la época importante se la debemos a Ibn Jaldun, nacido en Túnez en el año en 1332 en el seno de una familia sevillana. Educado por maestros españoles. Su vida es una dramática aventura donde se mezclan el heroísmo y la traición, o la sagacidad y la adulación. Sirvió a muchísimas dinastías a muchísimos reinos. Sirvió a los hafsíes tunecinos, después de Meriníes de Bugía, luego a los Meriníes de Fez, más tarde a los aglabíes de Tremecén y finalmente a los nazaríes de Granada. Fue embajador de los emires de Granada, y él nos narra cómo conoció en Sevilla a Pedro el Cruel. Al final de su vida, fue varias veces Cadí en Egipto. Murió en 1404. Su obra histórica lleva por título “Kitab al-Ibar” (“Libro de los ejemplos”), y es una obra que abarca en realidad 3 obras distintas o volúmenes distintos, que son los siguientes: “Los prolegómenos” es la primera obra perteneciente a ese título; la segunda obra es la llamada “Historia de los árabes”, y la última obra es la conocida como “Historia de los bereberes”. Estas serían pues las obras más importantes, usándolas como fuentes para indagar el reino de Granada.
  • Luego tenemos también algunas fuentes secundarias como es esta de Miguel Ángel Ladero Quesada: “Granada, historia de un país islámico”. Ed. Gredos, Madrid, 1969. 
  • Otra fuente secundaria es la de Rachel Arié: “El Reino nasarí de Granada 1232-1492”. Madrid, Ed. Mapfre, 1992. 
Sin más dilación, comencemos con la historia del Reino Nazarí de Granada. 


1. El derrumbamiento del poder almohade


Tras la derrota de los almohades en la batalla de las Navas de Tolosa en 1212, y la muerte del emir norteafricano almohade Yusuf II, el poderío almohade en Al Andalus se desmoronó, como ya vimos cuando hablábamos de los almohades.
En aquellos años Castilla y León eran dos reinos independientes (separados desde la muerte de Alfonso VII el Emperador). León no estaba expandiéndose en aquellos momentos, mientras que Castilla si buscaba la expansión al sur. En el año 1217 fue coronado el rey castellano Fernando III, aunque en el reino también gobernaba su madre Berenguela, una muy audaz política. 

Las primeras campañas castellanas contra los musulmanes serán en 1224, hasta 1226. En estas campañas de Fernando III se tomaron las ciudades de Quesada (en la provincia de Jaén), Priego (provincia de Córdoba), Loja y Alhama (provincia de Granada), Baeza, Salvatierra (provincia de Ciudad Real), y Capilla (provincia de Badajoz). Esta rápida expansión castellana fue facilitada por las intrigas entre los distintos poderes musulmanes independientes que se iban alzando en contra del ya débil poder almohade. Fernando III consiguió ciudades que estaban en los pasos entre la zona de la Mancha castellana y Sierra Morena, que vigilaban el paso al Valle del Guadalquivir. Los castellanos llegaron a Andalucía de la mano de caudillos musulmanes locales, que a cambio de luchar contra sus vecinos, se vendían al poder cristiano.

Centrémonos de nuevo en los territorios musulmanes. Pues bien, a Fernando III el Santo de Castilla y León, le ofrecieron los jeques musulmanes descontentos con Muhammad Ibn Yusuf ibn Naser ibn Al Ahmar señor de Arjona, de todo: dinero, plazas, sumisión, tributos...etc., a cambio de que el rey castellanoleonés le ayudaran a tomar el poder en contra de este señor de Arjona. El rey Fernando III aprovechó esta oportunidad, y pidió que a cambio de la ayuda le compensaron con fortalezas y enclaves de Sierra Morena importantes, como Martos (allí colocó a la orden de Calatrava, y este pueblo controló Despeñaperros, en la provincia de Jaén).
Reconstrucción del escudo de Granada
(Autor foto: SanchoPanzaXXI Fuente: wikipedia)
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2. Unificación de Castilla y León en 1230


Tras estos primeros avances citados, y un año después de la conquista de Capilla, los señores musulmanes locales, viendo la ineficacia ya muy patente del poder almohade, se alzaron y rebelaron, y crearon nuevas taifas, siendo el rey taifa más importante Ibn Hud de Murcia, que se sublevó contra los almohades en 1227, y consiguió dominar todo al Andalus en 1229 (tan solo necesitó dos años para hacerse con el control de todo), salvo dos estados: Valencia y Niebla. 
Contra este caudillo murciano reaccionó Muhammad Ibn Yusuf ibn Naser ibn Al Ahmar, señor de Arjona, de noble linaje, que se proclamó “Sultán de Arjona” en el año 1232. A continuación fue reconocido por los jefes comarcales aledaños a Arjona, y en consecuencia sometió a su poder las ciudades de Guadix, Baza y Jaén en el año 1233. 

Un año después de hacerse con Guadix, Baza y Jaen, en el año 1234, este Ibn Al Ahmar firmó treguas con Castilla, siendo reconocido su dominio por esta. Castilla en esos años atravesaba una situación muy difícil (León saqueaba sus tierras fronterizas, a peasr de que en León gobernaba el padre del rey castellanao). Castilla estaba separada de León como ya mencionamos, gobernada Castilla por Berenguela y su hijo Fernando III. Berenguela era hija de Alfonso VIII) y había estado casada con Alfonso IX de León. Berenguela había tenido hijos con Alfonso IX de León, pero la iglesia les obligó a romper el matrimonio por consanguinidad (esto sucedió en el año 1204, a órdenes del papa Inocencio III). Ella fue la que firmó las treguas con este Ibn al Ahmar, porque necesitaba la paz hasta que la situación del reino mejorase.
Su hijo Fernando fue primero rey de Castilla, pero gracias a las impresionantes habilidades políticas de Berenguela, pudo ser también rey de León, unificando para siempre Castilla y León. Esto sucedió en 1230, cuando falleció Alfonso IX de León (el que había sido su marido), quien designó como herederas de León a sus hijas Sancha y Dulce (hijas que provenían de un matrimonio anterior con Teresa de Portugal). Berenguela intercedió y consiguió que Teresa firmase la llamada Concordia de Benavente, por la cual Sancha y Dulce renunciaban al trono leonés en favor de su medio hermano Fernando de Castilla. De esta manera quedó unificada Castilla y León, convirtiéndose de nuevo en el reino hegemónico que siglo atrás fue también. De esta forma la debilidad de Castilla terminaba, y las treguas con Granada dejaron de ser necesarias. ¿Por qué explico todo esto? Porque a partir de la unión de Castilla con León, la expansión por tierras musulmanas va a ser imparable y prácticamente constante.
Castillo de doña Berenguela, en la provincia de Ciudad Real
(Autor foto: José Schez Fuente: wikipedia)
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3. Expansión de Castilla-León. Nacimiento del reino de Granada: 1238


Con Castilla y León recién unificada, las fuerzas cristianas se multiplicaban. Tan solo un año después de la unificación, el rey Fernando III el Santo ponía de nuevo en marcha la reconquista 
En 1231 el rey se hizo con el municipio jienense de Cazorla, además de arrasar la campiña de la ciudad de Córdoba.
En 1233 los cristianos se hicieron con Trujillo (en la provincia de Cáceres), Baza (provincia de Granada) y Úbeda (provincia de Jaén). En 1234 caía en manos cristianas Medellín, Alange y Santa Cruz (todas en la provincia de Badajoz). Un año después caía Magacela y Hornachos, ambas localidades también en la provincia de Badajoz. Como vemos, la unión de Castilla y León permitió al rey  Fernando III contar con un ejército formidable, y la expansión castellana corría como la pólvora. 

Pero sin duda la conquista más suculenta será la del año 1236, con la caída de Córdoba. Esta ciudad le cayó del cielo a Fernando III el Santo como un gran regalo. El rey nunca pensó que la defensa de Córdoba era malísima, débil y desorganizada. Pero gracias a habitantes de los pequeños enclaves que habían conseguido los castellanos como Martos, Baeza... etc., llegó la suculenta información (obtenida en conversaciones con los musulmanes de la zona), de que la defensa de Córdoba era paupérrima, y que se podían apoderar del arrabal del sur de la ciudad sin ningún esfuerzo. Oído esto por los castellanos de los concejos fronterizos, decidieron ellos sin contar con la autoridad del rey, ver si se podían apoderar de los arrabales de la ciudad. 
Así que una noche se reunieron los castellanos de municipios fronterizos, fueron con escalas y escaleras, las echaron al arrabal, subieron al arrabal (a las murallas), e izaron el pendón de Castilla en la ciudad de Córdoba. Habían conquistado el extrarradio de Córdoba, pero no tenían preparos ni fuerzas suficientes para tomar las murallas principales y llegar al centro de la ciudad. Así que estos castellanos enviaron un mensaje a Fernando III el Santo con la noticia de que habían tomado el arrabal del sur, y de que si quería toda Córdoba, tenía que apresurarse en acudir con ayuda para tomar el núcleo duro de la ciudad, y mientras ellos aguantarían el acoso de los guardias musulmanes. El rey aceptó y acudió en ayuda de los castellanos. Cuando el rey llegó a Córdoba, ya había caído casi toda la ciudad de Córdoba gracias a más fuerzas concejiles castellanas próximas que se acercaron en ayuda de estos soldados. Prácticamente el rey solo tuvo que entrar en Córdoba y declararla castellana, cayendo la ciudad el 29 de junio de 1236.

Para el taifa murciano Ibn Hud (que era quien dominaba la ciudad), supuso este hecho una grandísima deshonra y pérdida. Sin embargo para Muhammad Ibn Yusuf ibn Naser ibn Al Ahmar, señor de Arjona, la caída de Córdoba supuso una gran golpe de suerte, ya que recordemos que Ibn Hud había unificado casi todos los restos de Al Andalus (a excepción de Arjona y otras localidades menores), y Al Ahmar temía ser atacado por Ibn Hud. Cuando Córdoba cayó, todos los dominios de Ibn Hud de Murcia se desintegraron, cundió la defección y se volvieron a declarar independientes muchísimos taifas. Estos taifas se pasaron todos al bando de Ibn Al Ahmar, el señor de Arjona. La primera ciudad en reconocer a Ibn Al Ahmar, fue la ciudad de Granada, la cual en 1237 le abría las puertas. 
Ibn Al Ahmar ya no tenía grandes rivales musulmanes, decidió dar el último golpe, y ese último golpe fue enfrentarse con Ibn Hud. Ibn Hud se trasladó a Almería, para desde aquí hacer la guerra a Ibn Al Ahmar, pero allí en Almería fue asesinado. La ciudad de Almería reconoció como su señor a Ibn Al Ahmar. Poco a poco, todo lo que iba a ser el futuro solar de Granada, ya había caído en poder de Ibn al Ahmar, formando un extenso territorio, de fácil defensa, que se extendía desde el Cabo de Gata, hasta Algeciras. Ibn Al Ahmar, sin rivales musulmanes, daría el golpe definitivo al ocupar la ciudad de Málaga en 1238. Fue la última que se incorporó. Entonces ya tuvo un reino bastante unificado, ya que estaba unido por mar (Algeciras, Cabo de Gata) y por las cordilleras Béticas desde Almería a Gibraltar, lo que proporcionaba una gran defensa. Este año de 1238 nacía el reino nazarí de Granada, y Muhammad Ibn Yusuf ibn Naser ibn Al Ahmar pasaría a ser el rey Muhammad I.
Imagen extraída de las Cantigas de Santa María, donde vemos a Muhammad I a la derecha - Imagen de dominio público


4. Los primeros años del reino de Granada y su vasallaje a Fernando III


Los primeros años de vida de Granada fueron difíciles. El gran peligro de Granada era Castilla-León, a la sazón muy belicosa y militarmente muy poderosa, con un Fernando III el Santo implacable. La reconquista avanzaba a pasos de gigantes, de hecho entre 1240 y 1243 cayeron las localidades de:
  • Chillón, en la provincia de Ciudad Real.
  • Gahete, Pedroche, Santa Eufemia, Obejo, Almodóvar del Río, Luque, Lucena, Santaella, Montoro, Aguilar, Baena y Hornachuelos, todas estas en la provincia de Córdoba. 
  • Setefilla, Écija, Marchena, Morón de la Frontera, Osuna y Estepa, en la actual provincia de Sevilla. 
Por eso, cuando el rey castellano hubo conquistado el curso medio y alto de Guadalquivir con la toma de todas estas localidades, se dirigió al núcleo duro, a Jaén, para cercarla y conquistarla. Inmediatamente Ibn Al Ahmar de Granada (Muhammad I), comprendió que o cedía esta ciudad por vía diplomática y llegaba a acuerdos con Fernando III, o acabaría perdiéndolo todo por la fuerza. En consecuencia, Ibn Al Ahmar se dirigió al campamento del castellano y le ofreció a Fernando III: 

  • La entrega total e incondicional de la ciudad de Jaén.
  • Entrar en vasallaje de Castilla. 
  • Por último, pagar al rey Fernando III el Santo cuantiosas parias anuales. 
Este tratado de Jaén, celebrado en el mes de marzo de 1246 es también considerado el acta de nacimiento del emirato Granadino, puesto que aunque ya existía formalmente desde 1238, ahora era cuando Granada era reconocida por un reino cristiano, legitimando a Ibn al Ahmar como dueño de esos territorios. Con ello Ibn al Ahmar va a obtener un reino reconocido en el contexto peninsular, y la paz necesaria con Castilla para organizar en adelante su país. 


- LA ORGANIZACIÓN CIVIL Y RELIGIOSA DE GRANADA:
Muhammad I había reconocido en un principio la autoridad del Califa Abasí de Bagdad, aunque más tarde reconoció la autoridad religiosa del sultán almohade en 1242. Posteriormente reconoció la obediencia a Abu Zakariya de Túnez. A pesar de todos estos reconocimientos, desde 1240 comenzó a intitularse Emir Al Muminin “jefe de los creyentes de Granada”. 

En materia de gobierno civil premió la colaboración de su gran amigo en la fundación del reino de Granada, como fue Abu-l Hassan Alí Ibn Asqilula, a quién dio el título de “Arraez de Guadix”. Arraez es una especie de título de virrey, con dominio militar civil y administrativo (en el caso de este Arraez su dominio era sobre toda la zona nororiental del reino de Granada). 
En tanto dio a sus hijos puestos en el gobierno. Al mayor, Abu Muhammad, le dio el “Aerrazgo” de Málaga con toda su garbía (parte occidental de Málaga, hasta las Sierras de las Nieves). Al hijo menor de Ibn Asqilula, llamado Ibrahim Abd Isaac, le dio Comares, con toda la Axarquía. Estos Asqilula formaron la primera nobleza del reino Nazarí de Granada, pero en el futuro estos Asqilula serán un continuo quebradero de cabeza para el emir granadino, originando cruentas guerras civiles. 


- LAS ÚLTIMAS CONQUISTAS DE FERNANDO III EL SANTO:
Antes de terminar este punto nº4 de la presente entrada, hay que hablar sobre las últimas conquistas de Fernando III, puesto que además de Córdoba consiguió en vida arrebatar otra de las ciudades más importantes de la antigua Hispania: Sevilla. El rey después de hacerse con Jaén, pondrá la mirada en Sevilla. Si bien hay que aclarar que Sevilla no pertenecía al reino de Granada, sino que estaba gobernada en ese año de 1246 por un caudillo local.
La ciudad de Sevilla estaba abastecida desde el agua con refuerzos y víveres del norte de África gracias a las embarcaciones que remontaban el Guadalquivir. Es por ello que la conquista de Sevilla traería al rey mayores dificultades, ya que tuvo que hacerse con una flota procedente de Cantabria con la cual atacar y aislar la ciudad de sus contactos con el norte de África, para a la vez cercarla desde tierra. El ataque a Sevilla comenzó en 1247, pero caería el 23 de noviembre de 1248, día en que el gobernante musulmán Axataf entregó las llaves de la ciudad.
Pero el rey no perdería el tiempo, y una vez tomada Sevilla se dirigió a Nebrija, la cual capituló en 1249. Un año después tomaría las últimas plazas (en 1250), con la conquista de Bornos y Arcos de la Frontera (ambas localidades en la provincia de Cádiz).
Dos años después (1252), y estando el rey preparando una cruzada contra el norte de África (que era desde donde provenían los refuerzos de Granada), enfermó gravemente y murió, el 30 de mayo. Le sucedería en el trono su hijo Alfonso X el Sabio.


5. Granada y las guerras contra Alfonso X el Sabio de Castilla-León


Muerto Fernando III el Santo, pronto cundió la inquietud en Castilla, pero su hijo Alfonso X el Sabio supo gobernar y llevar a buen puerto la complicada política castellana, por lo que pronto se demostró que el nuevo rey sería también un buen gobernante.
De todas maneras Alfonso X ya tenía una dilatada experiencia de gobierno y enfrentamientos militares, ya que había participado en campañas militares contra Jerez de la Frontera, o en la conquista de Sevilla (aportando un gran contingente de tropas).

Pronto se dedicaría a la expansión castellana a costa de los musulmanes. En 1252, se haría con Jerez de la Frontera. Inmediatamente después comenzaría a fabricar barcos y preparar un asalto al norte de África en forma de cruzada. Pero para llevar a cabo una cruzada y atravesar el estrecho de Gibraltar, primero era necesario apoderarse de ciertas plazas marítimas esenciales. Obtuvo del papa Alejandro IV una bula de cruzada, y se produjeron las primeras incursiones en el norte de África, con la invasión de Taount (1257) y de Salé (1260). Las cruzadas en el norte de África fueron un fracaso, de hecho solo logró ocupar brevemente la ciudad de Salé. Esto motivó a Alfonso X a pedir a Ibn al Ahmar (Muhammad I de Granada), las plazas de Tarifa y Gibraltar como base para la flota castellana y desde las mismas poder proyectarse más cómodamente hacia África. Ibn Al Ahmar se mostró sumamente remiso a esta petición, ya que: 
  • Aunque por una parte le parecía bien desviar la atención del castellano hacia África. 
  • Por otra parte cualquier cesión territorial en el estrecho sería grave, sería autodebilitarse. 
Los castellanos necesitaban puertos atlánticos, por ello ocuparon con Alfonso X el emplazamiento de Cádiz en 1262 (que entonces era una ciudad en ruinas), aunque un año antes había ocupado la ciudad de Niebla. Ibn Al Ahmar alarmado, buscó la alianza con Túnez y con los meriníes del Magreb, enviando emisarios pidiendo refuerzos ante el avance de los cristianos. Inmediatamente le enviaron un contingente de 3000 hombres, denominados zenetes, o voluntarios de la fe.
Mientras la expansión castellana continuaba con 
No contento con esto, Muhammad I en 1264 urdió una conspiración en el más absoluto secreto, de modo que en primavera de ese año, mientras Alfonso X estaba celebrando Cortes en Sevilla y preparaba una nueva expedición a África, estalló una gran rebelión mudéjar en Andalucía y Murcia (alentada por Ibn al Ahmar). ¿Por qué había tantos musulmanes? Pues porque los castellanos cuando avanzaban en la reconquista solo podían repoblar las grandes ciudades andaluzas (no había suficiente demografía en la época) pero las zonas rurales estaban llenas de mudéjares, a los cuales se les tenía que respetar hasta las mezquitas, para que no abandonasen el campo. De esto se aprovechó Ibn al Ahmar. 
La reacción de Alfonso X el Sabio a esta sublevación fue fulminante, de modo que a fines del verano, (empezó en primavera), los mudéjares estaban sometidos y muchos de ellos a punto de ser expulsados con destino a Granada o con destino a África. A pesar de ello, sobrevivieron focos rebeldes hasta la fecha de 1269. La expulsión de estos mudéjares provocó una crisis económica en estos territorios castellanos, ya que dejó el campo sin mano de obra, mientras que benefició enormemente al reino de Granada, lo que le permitió llevar a cabo nuevas roturaciones de tierras, construcción de regadíos... etc.
Vista aérea de la ciudad de Salé en 1930
(Autor foto: Ismael zniber Fuente: wikipedia)
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Para colmo de males, la privanza que Ibn Al Ahmar dispensaba a los zenetes, malquistó a los Asqilula, surgiendo la primera (de las muchas) Guerra Civil en el reino de Granada: los Ibn Asqilula se enfrentaron a los zenetes. Guerra civil que los castellanos aprovecharon para invadir la Vega de Granada en el año 1265.
En enero de 1273 fallecía Ibn Al Ahmar, es decir, Muhammad I, y se ponía así fin a su política centrada en el ámbito peninsular, tendente a asegurar la estabilidad del reino y el dominio sobre el mismo, pero con sus sucesores devendrá un gran cambio, ya que la intervención africana y la lucha por el estrecho de Gibraltar van a pasar a ocupar el primer plano de la política. Con la muerte de Muhammad I se firmaba la paz con Castilla ese mismo año.


6. Muhammad II de Granada y la intervención de los meriníes


El nuevo rey granadino, que gobernará desde 1273 a 1302, era hijo del anterior, y gozaba de amplia experiencia en materias de gobierno, ya que había sido visir. Con Muhammad II se van a suceder y alternar alianzas y rupturas con los cristianos de Alfonso X y con los meriníes. Es un período frenético de profunda inestabilidad e intrigas, conquistas y reconquistas de ciudades, cambio de fidelidades, etc. Quien quiera leer sobre este caos de alianzas, puede hacerlo consultando la biografía de Muhammad II, haciendo clic aquí.

Se abre un período de intensa lucha por controlar el estrecho de Gibraltar. ¿Quién querrá hacerse con el dominio del estrecho? Tres son los combatientes: Castilla, Granada y los meriníes de Marruecos. El movimiento Meriní, era un grupo o clan formado por nómadas del desierto, pertenecientes a la confederación tribal de los zánatas, que impusieron su poder de forma duradera y fanática, acarreando el hundimiento de la vida urbana, y de la organización administrativa del norte de África durante varios siglos.Solo Túnez conservó un vestigio de esa vida urbana.
Los meriníes lucharon hasta derrocar al último califa almohade en 1269, es decir, es la tercera ola o invasión musulmana (almorávides, almohades, meriníes). 
Los meriníes fundaron sobre el solar marroquí un poder indiscutido con capital en Fez, que duró hasta el año 1468.  

En este momento, el estrecho de Gibraltar mantenía viva la llama de la Guerra Santa, pues los meriníes pretendían defenderlo de toda injerencia cristiana (fuese castellana, aragonesa, o italiana), porque si los infieles cristianos se apoderaban del mismo, la posición de Fez, capital del imperio Meriní, se vería muy comprometida y bajo un gran peligro. Así que los meriníes no iban a dejar caer en estrecho en manos de nadie.  
Sin embargo para los cristianos, la apertura del estrecho y de sus rutas (levante y poniente), eran vitales para sus transacciones mercantiles entre el mediterráneo y el atlántico.
Por estas razones e intereses contrapuestos, la batalla del estrecho se tornaría inevitable, Granada por su parte, protagonista obligada por su posición geográfica, cifraba su salvación en un difícil equilibrio entre el poder de los meriníes, y la aplastante y amenazadora Castilla, realizando juegos diplomáticos muy complejos. Además, como intervendrán los genoveses, es decir las potencias repúblicas italianas, pues todavía la diplomacia granadina será más enrevesada. 

La batalla por el estrecho de Gibraltar se dividirá en varias fases: las primeras incursiones de los benimerines (1275-79), una segunda etapa más diplomática (1280-1302), y una etapa de guerra desde 1302 a 1331, y la última etapa hasta 1350 con la irrupción de la peste negra. Vamos a ver la primera fase de la guerra del estrecho, y las otras tres las dejaremos para la entrada siguiente.


1ª FASE GUERRA DEL ESTRECHO (1275 - 1279)
Justo antes del comienzo de esta guerra, Muhammad II había empleado muchos recursos y esfuerzos en aplacar la guerra civil granadina provocada por la familia nazarí Asqilula. Esto lo dejó en una débil posición que provocó que tuviera que aceptar pagar grandes parias a Alfonso X en 1274. Por ello, y creciente la presión militar sobre su reino, solicitó la ayuda de los benimerines en 1275, dando inicio a la Guerra del Estrecho de Gibraltar. 
Los benimerines estaban comandados por el sultán Abu Yusuf, quien llegó dicho año a Tarifa, desde donde saqueará los campos de Jerez de la Frontera, Sevilla, Córdoba y Jaén, e incluso consiguieron matar al adelantado de la frontera Nuño González de Lara el Bueno. Los saqueos benimerines continuaron, hasta que se retiró a Marruecos a finales de 1276.
Regresa Abu Yusuf con su hijo poco después (en 1277), ataca la provincia de Sevilla, y conquista plazas fuertes como Guillena, Cantillana o Alcolea del Río (todas situadas en la actual provincia sevillana). Mientras, su hijo se dedicó a saquear Rota, Sanlúcar, y Puerto de Santa María. Tras estos saqueos se dirigió a Córdoba a la cual puso sitio. El rey castellano no tuvo más remedio que pedir la paz en 1278, siendo la primera vez en mucho tiempo que los reyes castellanos pedían paz.
Por último podemos destacar que los recelos de Granada hacia los meriníes comienzan ahora, ya que reciben la ciudad de Málaga de manos de los Asqilula, hecho que demostraba que esta familia actuaba independientemente de Muhammad II.

Termina así esta corta pero intensa fase. Las tres siguientes las vamos a ver en la próxima entrada.

¡Feliz Lunes!  - Hacer historia, aprehender la historia, aprendes la historia
8/Agosto/2016

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