La presente entrada va a ser breve. En ella vamos a hablar sobre los almorávides, los cuales ya vimos cuando hablamos de la caída de Toledo y la posterior invasión que llegó desde el norte de África. Por ello, esta entrada es solo para profundizar un poco más sobre las características, orígenes y políticas de este pueblo.
1. Orígenes de los almorávides
Hablar de almorávides es hablar de bereberes. Dentro del mundo beréber procedían de la tribu Lamtuna, que a mediados del siglo XI predominaban en la confederación de los Sinhaya. Estos almorávides eran ganaderos que habitaban el Sáhara occidental, se venían agrupando a la altura del siglo XI ante el ataque continuo de los negros del sur y de los nómadas zánatas del norte.
Quien los va a unir para darles entidad política estable va a ser un asceta llamado Abd Allah ibn Yasin, austero ulema malikí, que había estudiado siete años en Al Andalus. Él quiso reformar el islamismo en Al Andalus en el año 1036, y se dedicó a imponer una versión muy rigorista del islam, por lo que fue expulsado del territorio. Tuvo que refugiarse en un convento-fortaleza en Ribat, en una isla atlántica frente a la costa de los Sinhaya. Desde allí se dedicaría a predicar el islam más rigorista, y fue ganando muchos adeptos. Sus seguidores recibieron el nombre de Al Murabitun: “los hombres del Ribat”, pues formaban una confraternidad de monjes guerreros partidarios de respetar el Corán, de la intolerancia contra toda desviación moral o teológica, y por supuesto, dispuestos a la guerra santa contra los infieles. Aquí en Al Andalus, a estos almorávides les llamaban “los velados”, porque cubrían su rostro con un velo, a excepción de los ojos.
Ibn Yasin, cuando convirtió o más bien moldeó a los Sinhaya a sus ideas, quiso hacerlos dueños del Magreb, y nombró como jefe de la confederación a Abu Bakr. Organizados militarmente lograron tomar Sigilmassa en el año 1058, lo cual dio el control de la ruta del oro a los almorávides. Pero sería el sobrino de Abu Bakr, Yusuf ben Tasufin, quien tras fundar en 1070 Marrakech y convertirla en capital del nuevo imperio, completaría las conquistas en el Magreb incorporando los territorios norteños, al someter en 1077 Tánger y en 1084 Ceuta. Fue entonces cuando los taifas de Al Andalus, justo tras la caída de Toledo por Alfonso VI, solicitaron su intervención en la península para luchar contra los cristianos. El período almorávide en Al Andalus es de 1086 a 1146. En esos 60 años de dominación africana de la península, se pueden distinguir dos fases, que son las que vamos a ver a continuación.
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Dinar acuñado en época de Yusuf ben Tasufín (Autor foto: Numismática Pliego Fuente: wikipedia) This file is licensed under the Creative Commons Attribution-Share Alike 3.0 Unported license. |
2. Primera fase de la invasión almorávide en la península (1086 - 1118)
Las características principales por las que se caracteriza esta primera fase son las siguientes:
- Supresión de las taifas y unificación de Al Andalus.
- El freno de la expansión cristiana con la recuperación de muchos territorios perdidos.
- Supresión del régimen de parias.
- Restablecimiento del dinar de oro en 4,20 gramos, con la consecuente recuperación económica en Al Andalus.
- Vuelta a la intensificación religiosa y estricta moral en todo el territorio, que se había relajado tras la caída del califato.
El emir Yusuf ben Tasufin preparó en Ceuta un centenar de naves. Asombra como estos magrebíes eran expertos en navegación marítima (Al Mamura y cerca de Ketama eran buenos astilleros de naves, porque hay coníferas cerca que permitían adquirir buena madera para la construcción de barcos).
Inmediatamente la caballería cruzó el estrecho en 1086 ocupando Algeciras. Camino de Sevilla, al emir almorávide se le fueron uniendo los régulos de Almería, Granada, Badajoz...etc., con sus destacamentos respectivos. Convocó Al Andalus a la guerra santa. Se enfrenta con Alfonso VI en Coria, en octubre, derrotándole en Sagrajas, y lo derrotó mediante una estrategia envolvente con la caballería ligera. Yusuf ben Tasufin no explotó a fondo esta victoria porque la muerte de su hijo mayor en Ceuta le hizo volver a África.
Alfonso VI ataca luego en la zona levantina, desde Aledo (donde termina la meseta de la Mancha). Además el Cid desde Valencia hacía lo mismo, atacar a los taifas cercanos, volviendo a imponer el régimen de parias. Estas actividades del Cid y Alfonso VI, obligan a los régulos a solicitar de nuevo la ayuda de Yusuf ben Tasufín.
Yusuf vuelve en 1088 a Algeciras. Convocó en Aledo a los principales taifas, para hacer desde allí la guerra santa. Ahora bien, la desunión de estos taifas, y el fracaso de la expedición, hizo que Yusuf pensara desposeerlos de sus reinos y anexionarlos. De regreso a África consultó sobre la legalidad de esto a los jurisconsultos, y apoyado por ellos, y también por los jurisconsultos malikíes andalusíes, regresó por tercera vez en 1090, con el ánimo de someter todas las taifas. En septiembre de 1090 depuso a los ziríes de Granada y de Málaga, siendo deportados sus reyes a África, concretamente a las costas atlánticas de Salé (en Marruecos). Esta medida alarmó al resto de los taifas, que se aliaron con Alfonso VI, pero los almorávides, lograron someterlos:
- Entre los años 1090 y 1094 son sometidos casi todos los taifas en general.
- El taifa de Albarracín logró mantenerse hasta 1103.
- El de Zaragoza resistió hasta 1110.
Todavía el emperador norteafricano volvió a la península dos veces más, para enviar expediciones contra los cristianos. Yusuf ben Tasufín no pudo recuperar Toledo, pero en cambio consiguió importantes triunfos para sí:
- Obtuvo en Consuegra una gran victoria en el año 1097.
- Somete Valencia, aunque no pudo someterla en vida del Cid Campeador, pero en 1102 la tomó.
Con Alí ben Yusuf (hijo de Yusuf ben Tasufín), la expansión almorávide llegó a su culmen:
- En 1107 contra el castillo de Uclés: Alfonso VI para defender este punto tan súmamente estratégico, envió a su propio hijo Sancho (nacido de una hija de Al Mutadid, Zaida), junto con Albar Fáñez, pero todos ellos fueron derrotados, y muerto el infante en ese año de 1107.
- En 1109: desmoralizados los castellanos por la pérdida del heredero, Ali ben Yusuf, aprovechando mandó otra expedición contra Talavera, logrando tomarla.
- En 1110: contra Zaragoza (última taifa independiente), logra anexionar la ciudad de Zaragoza. Al Andalus volvía a unificarse (a excepción de Toledo y ciertas fortalezas califales), si bien bajo un poder africano.
Saneada la moneda desde 1096, reanudado el comercio, suprimidos los impuestos ilegales que habían puesto los taifas, y eliminadas las parias que se pagaban a los cristianos, Al Andalus registró cierta prosperidad con los almorávides, aunque dentro de una atmósfera de gran moral y religiosidad (por ejemplo se prohibieron las obras de Al Gazali, un gran místico oriental).
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Muralla de Marrakesh, capital del Imperio Almorávide (Autor foto: Jerzy Strzelecki Fuente: wikipedia) This file is licensed under the Creative Commons Attribution-Share Alike 3.0 Unported license. |
Pero esta prosperidad no alcanzó a todo el mundo, precisamente esta exaltación y fanatismo religioso llevó a que se mostraran intolerantes con las minorías mozárabes y judía. Hubo un gran deterioro de las relaciones con estas minorías, incluso pretendieron convertir estas minorías al islam. La comunidad judía más fuerte de Al Andalus, que era la que vivía en Lucena, consiguieron evitar que les impusieran la conversión al islam, entregando grandes sumas de dinero. Los mozárabes de Granada, como no eran ricos, no pudieron sobornar a los almorávides, y tuvieron que sufrir la destrucción de todas sus iglesias. El malestar se extendió al sector intelectual (poetas y literatos), quienes empezaron a escribir añorando el período de las taifas.
Pero lo que verdaderamente alarmó a la población de Al Andalus y sembró el odio hacia los almorávides, fue la incapacidad almorávide para evitar en el año 1118 la caída de Zaragoza (que solo duró en manos almorávides 8 años, desde su conquista en 1110). Supuso una conmoción en Al Andalus, similar a la que ocurrió con la caída de Toledo en 1085.
Desmanteladas las posiciones musulmanas del Ebro con la caída de Zaragoza, el avance cristiano por Teruel y Soria estaba abierto plenamente.
3. Segunda fase de la invasión Almorávide en la península (1118 - 1146)
Esta segunda fase está caracterizada por la gran decadencia que sufre el poder almorávide. Esta decadencia se manifiesta en los siguientes aspectos:
- Reveses militares y por tanto pérdidas territoriales, siendo la más sonada de todas la caída de Zaragoza a manos cristianas en 1118. De hecho este suceso es el que abre la segunda fase.
- Con la caída de la capital de la marca superior -Zaragoza-, se produce la caída de gran parte del valle del Ebro, ciudades pequeñas que dependían de Zaragoza que pasan a manos cristianas.
- Conjuras internas, luchas por el poder y ambición de algunos señores que quieren hacerse independientes.
- Pérdida de la población mozárabe a la cual se intentó convertir por la fuerza y a la que se destruyó sus iglesias, ellos emigrarán hacia los reinos cristianos.
- Los fracasos militares, la pérdida de ciudades, llevaron al miedo, y con el miedo los almorávides incrementaron el gasto en la fortificación de las ciudades susceptibles de ser atacadas por los cristianos.
- La falta de dinero les llevó a recurrir a los impuestos ilegales para el islam (los mismos impuestos que ellos habían eliminado de las taifas) y también a la devaluación del dinar (en 1126 estaba a 3,89 gramos).
- Descontento de la población y rebelión.
El pueblo andalusí, que una vez había confiado en los almorávides para solucionar sus problemas, le retiró la confianza cuando sufrieron todos estos problemas. Córdoba fue la primera ciudad en rebelarse en 1120, debido a los abusos de los gobernantes norteafricanos cometían con la población.
Pero fueron los mozárabes los que conjuraron contra los almorávides cuando estos últimos destruyeron sus iglesias. Invitaron a Alfonso el Batallador de Aragón a tomar la ciudad de Granada, a la sazón capital de Al Andalus, donde eran muy numerosos estos mozárabes y estaban dispuestos a rebelarse y abrirle las puertas. A tal fin, en 1125 partió el Batallador con un gran ejército desde Aragón, atravesando la costa levantina, llegó a Murcia y desde Murcia en unos días se internó en Granada. Una vez que llegó a Granada no le abrieron las puertas de la ciudad como le habían prometido. Alfonso el Batallador no podía asediar una ciudad en pleno corazón del enemigo, y tomar Granada al asalto era imposible debido a sus murallas. A pesar de fracasar en el intento de tomar Granada, consiguió de esta expedición que se le unieran 10.000 mozárabes descontentos con los almorávides. Estos mozárabes los fue reclutando El Batallador en su expedición de recorrido por toda Andalucía, ya que llegó hasta Vélez Málaga. A estos 10.000 mozárabes los llevó a Aragón para repoblar la zona de la ribera del Ebro.
Este hecho causó una tremenda conmoción en Al Andalus, porque demostró la inutilidad de los almorávides, ya que un enemigo cristiano se había paseado por todo Al Andalus sin ningún tipo de problema. La reacción de los almorávides a este hecho fue desterrar a los mozárabes a la ciudad marroquí de Fes, como castigo por su apoyo a El Batallador, aunque esto también fue otro error, porque los mozárabes que habían apoyado a El Batallador se habían ido con él al norte, los que permanecieron en el sur no merecían este castigo. Estos destierros supusieron disminuir la demografía y los propios recursos fiscales de Al Andalus.
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Dílar, municipio de la provincia de Granada donde acampó Alfonso el Batallador tras pasar tres días en Vélez Málaga Imagen de dominio público |
Lo que certificaba ya la ruina del poder almorávide fue el de pasar totalmente a la defensiva, no se produjeron expediciones contra El Batallador por el atrevimiento y osadía que tuvo de internarse en Al Andalus, tan solo se construyeron ribats (monasterios-cuarteles) y se fortificaron núcleos urbanos.
En estos momentos, a partir de la década de los 30 del siglo XII, surgirá en África un nuevo movimiento religioso-militar más fanático: los almohades, que desde 1139 venían atacando a los almorávides.
4. Fin de los almorávides. Segundos breves reinos de taifas. Almohades
Debido a la irrupción del poder almohade (que veremos en la próxima entrada), los almorávides no pudieron atender los asuntos peninsulares de Al Andalus, tuvieron que acudir al norte de África. Cundiendo el descontento popular de los andalusíes, va a terminar el dominio almorávide en la península con una oleada de sublevaciones entre 1144-1145, justo cuando los almohades lograban apoderarse de Sigilmassa, con la ruta del oro.
Las guarniciones almorávides de Al Andalus fueron asaltadas, y sus gobernantes sustituidos por reyezuelos independientes llamados taifas. Se instaura así unos segundos reinos de taifas, pero de muy breve duración.
La primera ciudad en independizarse del poder almorávide fue Mértola (en el Algarve, margen derecha del Guadiana) en el año 1144. Pero su rey taifa, el místico Ibn Qasí, solo logró ser independiente un año, al perder su taifa en el año 1145 (en manos de otro taifa), solicitó la intervención almohade en la Península Ibérica.
Efectivamente, al año siguiente, cruzaron los almohades, el estrecho, eliminando los restos del poder almorávide, y sometiendo las taifas al nuevo califa africano, que esta vez asentará su capital en la ciudad de Sevilla, tras tomarla en 1148. Aprovechando los disturbios, Alfonso VII el emperador, realizó la expedición a Almería en 1147, conquistándola y manteniéndola en su poder durante 10 años.
De esta forma Al Andalus quedaba sometida a un nuevo poder norteafricano.
De esta forma Al Andalus quedaba sometida a un nuevo poder norteafricano.
¡Feliz Domingo! - Hacer historia, aprehender la historia, aprendes la historia
31/Julio/2016
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