En la entrada anterior vimos como Alfonso VI se hacía con Toledo en 1085. Esto va a provocar que por primera vez desde el año 1009 los musulmanes en su mayoría se unan para buscar una solución a su división, y la solución va a ser recurrir al norte de África y avisar a los almorávides que allí residían.
1. La invasión almorávide de la Península Ibérica
Hay que pensar que una vez que cae Toledo, el camino de Toledo al valle del Guadalquivir y las ciudades de Jaén, Córdoba y Sevilla, están expuestas al peligro cristiano.
Los andalusíes se echaron a temblar, es cuando tomaron conciencia los taifas del gravísimo peligro que se les venía encima. Imploraron el auxilio del nuevo imperio norteafricano, los almorávides, cuyo emir era en ese momento Yusuf ben Tasufín.
A) PRIMERAS OLEADAS ALMORÁVIDES:
Tan solo una año después de la caída de Toledo, en 1086, desembarcó en Algeciras (justo cuando Alfonso VI había puesto sitio a Zaragoza) un contingente militar almorávide. Pues bien, enterado Alfonso VI de estos hechos, y de que se había preparado una yihad contra Castilla y León, Alfonso VI con su alférez, Álvar Fáñez, abandonaron Zaragoza y se dirigieron a Badajoz, ciudad donde estaban los musulmanes concentrados. El 23 de octubre de 1086 se produce un choque militar entre los cristianos de Alfonso VI y los musulmanes, es la conocida batalla de Sagrajas en 1086. En esta batalla los cristianos fueron sorprendidos con un movimiento envolvente de la caballería ligera marroquí, y tuvieron que replegarse derrotados a la ciudad de Coria, tras sufrir cuantiosas pérdidas. Yusuf por suerte para los cristianos, tuvo que replegarse a Marruecos a causa de problemas internos de su imperio. A partir de este momento Al Andalus dejó de tributar parias a los reyes cristianos, yugulando el flujo de oro a los reinos del norte.
Desde 1086 a 1089 se produce el nuevo envalentonamiento de Alfonso VI, porque la desunión de las taifas era patente. Algunos taifas, temerosos de Alfonso VI, volvieron incluso a tributarle parias, como por ejemplo ocurrió con el último rey zirí de Granada (Abdalá), o el taifa Tamin de Málaga, hermano del anterior. Alfonso VI, que era implacable, les exigió 30.000 dinares de oro, diez mil por año, para cubrir los atrasos desde el año 1086 al 1089. Ante esto, Yusuf ben Tasufín cruzó el estrecho de Gibraltar en 1089, llamado por Al Mutamid de Sevilla, para poner orden y de paso sitiar la fortaleza de Aledo, en Murcia. Pero la desunión entre taifas, imposibilitó la campaña militar que iba a dirigir Yusuf.
En 1090 se produce la tercera venida de Yusuf ben Tasufín a la Península, en junio sitió Toledo, pero Toledo solo caería si se la rendía por hambre tras varios años de asedio, por lo que fue imposible para Yusuf tomar Toledo. Irritado por el fracaso, descargó las iras sobre los dos hermanos reyes de taifas (Abdalá y Tamín), a quienes los destituyó y los desterró a Marruecos, donde permanecerían hasta su muerte.
Yusuf y los almorávides, cansados de la desunión de los taifas y las fracasadas expediciones por culpa de las divisiones internas de Al Andalus, va a entrar en la Península Ibérica de nuevo con un ejército dispuesto a someter todo Al Andalus. Esto ocurrió entre 1091 y 1094. En 1091 destituyó a Al Mutamid de Sevilla; después atacó la taifa de Badajoz en 1094 y a su rey Almutawaqil de Badajoz, puesto que este taifa quien había regalado las ciudades de Lisboa, Santarém y Sintra a Alfonso VI a cambio de apoyo cristiano que le había dado en el pasado que le había prestado. Consiguió matar a Almutawaqil cuando tomaron Badajoz.
Después la ciudad de Valencia se sublevó contra su gobernante Al Qadir (quien fue el antiguo taifa de Toledo, como ya vimos en la entrada anterior), quien fue asesinado. El Cid Campeador, con ayuda de los mozárabes de Valencia, a mediados de 1094 se apoderó de la ciudad, ciudad que permanecería en manos cristianas hasta el año 1104.
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Imperio almorávide antes de la caída de la ciudad de Valencia - Imagen de dominio público |
B) SEGUNDA OLEADA ALMORÁVIDE:
La presión Almórávide no cesaba, y la frontera que iba desde Valencia a Toledo y Santarém, estaba a punto de ceder, en parte por culpa del noble Raimundo de Borgoña, que había perdido las ciudades de Lisboa y Sintra bajo los almorávides.
En 1099, el 10 de Julio, fallecía el Cid Campeador. Su esposa Jimena pasó a defender la ciudad de Valencia. Pero ese mismo año los almorávides se apoderan de una ciudad bastante fuerte antes de llegar a Toledo, la ciudad de Consuegra, que era un bastión defensivo de apoyo a Toledo.
Un año después, en 1100, el conde Raimundo de Borgoña, yerno del rey, fue derrotado en Malagón, lo cual se sumaba a todos sus anteriores fracasos.
En 1102 la mujer del Cid, Jimena, se estaba quedando sin fuerzas para defender Valencia, y el rey Alfonso VI de Castilla y León, ante la imposibilidad de seguir pertrechando Valencia y abasteciéndola, decidió incendiarla y abandonarla. Al abandonar Valencia, se dejaba al enemigo almorávide el paso libre hacia las taifas de Albarracín (Teruel) y Zaragoza.
En 1107 fallecía Yusuf Ben Tasufín, sucediéndole su hijo Alí, que inmediatamente pasó a la península a seguir con la expansión militar. De hecho, tan solo bastó un año (en 1108), para que Alí en la primavera de ese año, llevara a cabo un fuerte ataque en la frontera del Tajo.
El desastre más amargo para los cristianos se produjo en Uclés, al sur de la provincia de Cuenca, cuando en una batalla similar a la de Sagrajas, el infante Sancho (que era el único hijo de Alfonso VI, nacido de la mora Zaida) y otros condes que lo acompañaban (como García Ordóñez, el que obtuvo la Rioja en su momento), fueron asesinados por los almorávides, cuando la población mudéjar del vecino castillo de Belinchón, no le abrieron las puertas del dicho castillo, y todos ellos fueron alcanzados por las las tropas almorávides.
Inmediatamente, tras este episodio funesto (Alfonso VI se queda sin herederos), se produjo el derrumbamiento de la frontera cristiana del Tajo oriental, y ciudades importantísimas pasaron al poder almorávide como:
- Uclés y Huete.
- Ocaña y Cuenca.
Para colmo, en 1110 los almorávides tomaban Zaragoza, y en la frontera occidental se apoderaban además de las ciudades de Coimbra en 1117 y Coria en 1119. Prácticamente se había restaurado las fronteras califales, a excepción de las grandes fortalezas perdidas durante la fitna y la ciudad de Toledo, que resistió bajo el poder de Alfonso VI.
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Puerta de la muralla medieval de la ciudad de Coria (provincia de Cáceres) - Imagen de dominio público |
2. Las repoblaciones cristianas como respuesta a los Almorávides
A) REPOBLACIONES EN LA VANGUARDIA
No es de extrañar pues, que el monarca ante estos peligros inmediatamente tomase como medida precautoria iniciar una serie de repoblaciones cristianas. El avance casi imparable de los almorávides debía ser contrarrestado con la fundación de ciudades y bastiones cristianos, que sirviesen de freno a las incursiones. Estas repoblaciones se realizaron con mucho esfuerzo, porque la demografía de los reinos cristianos era muy débil. Ya tras la conquista de Toledo por los cristianos, se vio la necesidad de repoblar con cristianos los puntos estratégicos de apoyo a la ciudad de Toledo, y fortificar los pasos del Sistema Central, los que unían la Meseta Norte con el valle del Ebro. Estas repoblaciones fueron hechas por Raimundo de Borgoña a orden de Alfonso VI, y fueron las siguientes:
- Sepúlveda (1088), para reforzar los pasos de Somosierra –Madrid-.
- Segovia, para proteger los pasos por Navacerrada y Guadarrama.
- Ávila para vigilar la Sierra de Arrebatacapas.
- Salamanca (1101) para vigilar los pasos de las sierras de Béjar y Francia.
Estas ciudades databan de época romana, es decir, realmente no están fundando ciudades nuevas, pero durante la crisis del bajo Imperio Romano quedaron reducidas a simples aldeas. Lo que se trata ahora es de fortificar esos emplazamientos y aumentar su demografía para sostener en ellas militares con los cuales defender la posición. Para la repoblación de Sepúlveda, Segovia y Ávila se trajeron repobladores de La Rioja, Soria y Burgos, poblaciones de la sierra de la Demanda, y de ahí el nombre de “Serranos” (Serranos se les denomina en los libros de repartimiento castellanos, y respecto al tema jurídico, fueron todos ellos regulados por fueros inspirados en el fuero de Sepúlveda de 1076).
Salamanca sin embargo fue poblada por leoneses, asturianos, gallegos y zamoranos.
La clasificación social de los repobladores no era uniforme. Estaban clasificados en caballeros y peones, de acuerdo con sus posibilidades económicas para hacer la guerra, es decir, quienes acudían a la hueste con caballo integraban el grupo de los caballeros, quien lo hacía a pie con ballesta, era un peón.
Muy pronto esas diferencias se van a ir acrecentando más, y van a dar lugar a diferencias sociales, puesto que los que acuden a la guerra a caballo podrán participar en otras expediciones distintas a las convocadas por rey o alcaide de la ciudad, además de que podrían acudir a expediciones lejanas y ganar botín, cosa que un peón no podía hacer, puesto que no podía recorrerse 300 kilómetros.
Cuando estaba la guerra declarada oficialmente por el rey, estos caballeros y peones podían atacar al enemigo voluntariamente, cuando les plazca, estas son las famosas cabalgadas, que no tienen nada que ver con la hueste real (la hueste real es cuando se convoca un ejército para una batalla seria). Las cabalgadas eran una fuente de ingresos enorme para las ciudades, y gracias a estas cabalgadas los caballeros conseguirán más dinero y botín, y acabarán acaparando los cargos del municipio.
Las ciudades repobladas quedaron en primera línea frente a los almorávides, ya que se había producido el derrumbe de la frontera del Tajo. Estas ciudades repobladas permanecieron firmes, incluso llevaron a cabo grandes incursiones, retornando con ganados y cautivos que lógicamente intercambiaban y vendían.
B) REPOBLACIONES EN LA RETAGUARDIA
Todas las repoblaciones de Alfonso VI no todas fueron hechas en la vanguardia, otras se hicieron en la retaguardia y a este segundo grupo pertenecen las repoblaciones hechas en el camino de Santiago, ruta de peregrinos pero también de actividad productiva y comercial. La necesidad de acondicionar caminos, levantar puentes, crear tiendas para expedir productos, construir hostelerías, levantar hospitales, establecer guardas en el camino frente al bandidaje...etc., llevará a este tipo de repoblaciones, que se podrían decir que son más de carácter económico que de otra cosa.
Todo esto hizo que aflorasen a lo largo de la ruta lugares con establecimientos muy diversos, donde se ejercían muchísimos oficios atendidos por gente de muy variada procedencia. El rey va a otorgar a estas pueblas del camino de Santiago fueros nuevos (aunque en otros casos confirmó fueros viejos). ¿Cuáles son los fueros -conjunto de leyes- más famosos que otorgó Alfonso VI? Fueron los fueros de Logroño (de 1095).
Los fueros de Logroño eran un conjunto de leyes que velaba muchísimo por los intereses de artesanos, comerciantes y por todos aquellos que se dediquen a actividades fabriles o comerciantes. Sin embargo, como estas ciudades de la retaguardia no desempeñan funciones de tipo militar, a cambio pagan tributos, que son una fuente de ingresos para el rey. Alfonso VI.
Los fueros siempre llevan el nombre de la primera ciudad en la que se aplican esas leyes específicas, por ejemplo, el conjunto de leyes que se da en Logroño se inventa para Logroño. Posteriormente ese mismo conjunto de leyes que se aplicó en Logroño, el rey se lo otorga a Miranda de Ebro (provincia de Burgos) en 1099 (y también a la ciudad de Vitoria), por eso se habla de que Miranda del Ebro y Vitoria tienen los fueros de Logroño. Cuando varias ciudades tienen un mismo fuero es normalmente porque las ciudades tienen una actividad económica, militar y social muy parecida.
En todas estas ciudades de la retaguardia la autoridad real es indiscutible, y por eso se las denomina ciudades de Realengo, porque pertenecen directamente al rey, no son enajenadas de los dominios del rey, no son entregadas a los señores u obispos. Ejemplo de ciudades de realengo son: Logroño, Nájera, Carrión de los Condes, León, Miranda de Ebro, Burgos, Castrojeriz... etc.
Esto contrasta con las ciudades de abadengo (que pertenecen a abades y/u obispos) o de señorío (que pertenecen a nobles). Ejemplo de ciudades de abadengo son Sahagún, Lugo y Santiago. El caso de Sahagún es curioso, porque en 1085 recibió fueros por parte del rey Alfonso VI, pero la enajenó de su jurisdicción para someterla a la jurisdicción del abad de Cluny. En estos casos, cuando ciertas ciudades salen de la jurisdicción real para pasar a la jurisdicción de nobles, abades u obispos, ya no se hablan de ciudades de realengo.
Por término general, la jerarquía eclesiástica ejercía con rudeza la jurisdicción sobre los burgueses que habitaban la ciudad, por ejemplo, el abad de Sahagún, si los habitantes rompían una rama de un árbol del monasterio les caía una ruina a ellos, además no podían cocinar el pan, tenían que hacerlo en el horno del abad, y el abad no les dejaba construirse uno, para que tuviesen que pagarle por cocinar el pan. En la Edad Media todo el mundo deseará vivir en una ciudad o población de realengo, puesto que generalmente el trato era mejor, y se pagaban menos tributos.
3. Alfonso VI su descendencia y sucesión al trono
A) DESCENDENCIA:
Alfonso VI tuvo tres descendientes, dos hijas y un hijo. Vamos a hablar de ellos y ver quien es la persona que heredará el trono de Alfonso VI:
- Infante Sancho: el único hijo de Alfonso VI, recordemos que fue derrotado junto al conde García Ordoñez en Uclés. Fue muerto por los almorávides, y Alfonso VI se quedó sin heredero. Así lo único que le quedaba eran dos hijas, y dos hijas que van a dar muchos problemas al imperio castellano leonés como veremos más adelante.
- Doña Urraca: la primogénita, se desposó con Raimundo de Borgoña, que era un noble segundón procedente de Borgoña, de sangre muy noble, pero de medios muy pobres (era muy pobre), y que decidió luchar en la Península Ibérica contra los musulmanes. Doña Urraca lo conoció teniendo 13 años.
- Teresa: hija bastarda, pero era la hija favorita del rey, era la que más apreciaba, y a la que desposó con el primo de Raimundo de Borgoña, quien era Enrique de Borgoña (era hermano de los duques de Borgoña).
B) MATRIMONIOS DE URRACA Y TERESA:
Vamos a ver cómo se fragmenta el territorio bajo poder de Alfonso VI a causa de los matrimonios de Urraca y Teresa.
Raimundo de Borgoña (el noble pobre) y Doña Urraca, al casarse tuvieron que recibir propiedades sobre las cuales gobernar. Así pues, fueron recibiendo:
- En 1093 reciben el condado de Galicia, investidos de plena autoridad.
- En 1094 recibieron, además, el condado Portucalense (con las ciudades actualmente portuguesas de O Porto, Braga, Guimaraes...). Desplegando en consecuencia un boato cuasi real.
- Hacia el año 1105 nació un hijo de este matrimonio, que fue el futuro Alfonso VII el Emperador. En estos momentos llamado Alfonso Raimúndez.
En torno a este matrimonio, se formó un gran partido promovido por Diego Gelmírez (obispo de Santiago, y notario del conde Raimundo de Borgoña). Diego Gelmírez aspiraba a convertir Santiago de Compostela en la iglesia metropolitana de Galicia, quería conseguir la primacía sobre Braga, antigua metropolitana de Galicia, y a convertir todo el territorio gallego en un señorío eclesiástico de Santiago. Para ello, Diego Gelmírez necesitaba el apoyo de Cluny.
En 1107 las aspiraciones de Diego Gelmírez se truncaron al morir Raimundo de Borgoña en 1107, quien como es obvio era pariente de los duques de Borgoña, y el Papa de ahora (Calixto), era hermano de los duques de Borgoña. En resumidas cuentas, que Raimundo de Borgoña estaba emparentado con el Papa de Roma, y con Raimundo de Borgoña podía haber conseguido Gelmírez todo lo que se propusiese para sus dominios eclesiásticos. Al morir Raimundo, la conexión con Roma se pierde.
Sepulcro de Raimundo de Borgoña en la catedral de Santiago (Autor foto: Froaringus Fuente: wikipedia) This file is licensed under the Creative Commons Attribution-Share Alike 3.0 Unported license. |
Diego Gelmírez presionó para que Alfonso VI, en una curia plena extraordinaria, invistiese conjuntamente a Urraca (viuda) y a su hijo Alfonso Raimúndez (su niño pequeño) del gobierno de Galicia, pero si se casaba de nuevo Urraca, el gobierno de Galicia recaería en exclusiva sobre su hijo. Urraca se volvió a casar (con el rey de Aragón), y por lo tanto, su hijo con 4 años quedaba automáticamente investido como señor de Galicia con plena autoridad, pero al ser infante (tenía muy pocos años), necesitaba un regente que gobernase por él, y este regente iba a ser Diego Gelmírez. Esto va a traer gravísimos problemas, y unas guerras internas desastrosas, como veremos en las entradas posteriores.
El otro matrimonio fue el de Teresa con Enrique de Borgoña. Teresa la hija bastarda desposada con Enrique de Borgoña, recibió del Rey Alfonso VI el condado Portucalense, el mismo que había dado en el desposorio de Urraca, pero que ahora es para Teresa. Se estableció como frontera el Rio Miño, y esta vez Teresa lo recibe en forma de feudo a la manera francesa, ligado al rey por lazos de vasallaje.
C) MUERTE DE ALFONSO VI:
Tras la muerte de Alfonso VI, Urraca heredó la corona, pero no el título imperial por ser mujer (recibe la potestad del reino pero no puede ejercerla, puede transmitir al marido, como venimos recordando mil veces cuando hablamos de la Edad Media). Todo esto dio pie a que Enrique de Borgoña actuase de manera independiente hasta el año 1112 o 1114 (no se sabe exacta la fecha de muerte).
Enrique antes de su muerte había formado un partido político en torno a su persona, cubriendo las sedes de Braga O Porto y Coimbra con franceses adictos a su persona (Geraldo, Mauricio...) eran obispos franceses. Este sentará las bases para la independencia de Portugal. Siendo su segundo objetivo la reivindicación arzobispal de Braga, para lo cual Enrique viajó a Roma, obteniendo la aprobación de la Santa Sede, así que Braga volvía a recuperar su sede, cosa que Santiago no lo había conseguido, de ahí la gran tensión entre el metropolitano de Braga y el obispo de Santiago.
En 1109 Gelmírez el obispo de Santiago y Juan Peculiar obispo de Braga, decidieron repartirse las sedes sufragarias, de modo que ambos condados, el portucalense y el galaico, quedaron en 1109 delimitados política y eclesiásticamente. La rota romana (tribunal de justicia romano) cuando había un litigio entre iglesias, el primer criterio que atiende es el de antigüedad y costumbre, aquel que demuestre que desde tiempo más remoto había tenido sede metropolitana, era el vencedor del litigio.
Aunque las sedes obispales también se creaban por el principio de acomodación, acomoda la administración eclesiástica, a la administración civil, es decir, por ejemplo, Madrid nunca había tenido obispado, pero si se convierte en una ciudad muy importante a nivel civil, pues tiene derecho a tener su equivalencia en importancia religiosa.
Alfonso VI decidió que Alfonso el Batallador rey de Aragón fuese el que le sucediera en el trono. Los derechos a la sucesión de Alfonso Raimúndez (nieto de Alfonso VI), dada la gravedad de la invasión almorávide, se pospusieron, puesto que era más importante que al mando hubiese un rey fuerte (Alfonso el Batallador de Aragón) más que un rey legítimo: su nieto Alfonso Raimúndez, aunque sin menoscabo de su dominio señorial sobre Galicia.
El 30 de junio de 1109 muere Alfonso VI y era enterrado en el panteón del monasterio de Sahagún. En líneas generales fue un rey enérgico que salvó la situación a los cristianos, ya que le tocaron para vivir tiempos difíciles: la invasión almorávide y el conflicto contra el Papa de Roma.
En la siguiente entrada veremos el gobierno de Urraca y su marido Alfonso el Batallador, junto con las luchas internas que asolaron la parte occidental de los dominios de los cristianos.
¡Feliz Domingo! - Hacer historia, aprehender la historia, aprendes la historia
24/Julio/2016
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