Hª EDAD MEDIA Península Ibérica: del emirato al Califato. Los primeros pasos para la unificación del país a manos de Abderramán III.

En las anteriores entradas hemos visto el avance de los reinos cristianos, que salen de las montañas de Cantabria y Asturias para expandirse por los llanos castellanos. Todos esos años de expansión cristiana son posibles por una fortísima crisis en Al Andalus, con una desintegración casi total del poder califal. Cuando todo parecía perdido para Al Andalus aparecerá Abderramán III, quizás el mejor gobernante de la historia de Al Andalus, que conseguirá volver a unir todo Al Andalus y ponerle freno a la expansión de los reinos cristianos. 

Vamos a empezar hablando de fuentes útiles para ver esta parte de la historia. 
Del lado andalusí tenemos un gran cronista musulmán, quizás el mejor de la edad media: Ibn Hayyan, cordobés, del siglo XI, hijo de un funcionario, bien documentado. “Al Muqtabis”: historia del islam en Al Andalus, desde la invasión hasta el califato. Es un trabajo de compilación, insertando a los historiadores contemporáneos de los hechos. Nos ha llegado en modo fragmentario. La parte del califato es el “Al Muqtabis libro 5º”, que se encontró en el siglo pasado en el norte de Marruecos (en manos de Levi Provençal). En la traducción castellana se llama: “Ibn Hayyân. Muqtabis V, Crónica del Califa Abderrahmân III an-Nâsir entre los años 912 y 942”. ed. y trad. de Mª Jesús Viguera y Federico Corriente. Zaragoza de 1981. Hasta 1981 no se publicó, hoy ha avanzado mucho todo. Luego apareció un fragmento de Al Muqtabis de Al Hakam II (971 975) se publicó: “Anales palatinos del califa de Córdoba Al Hakam II 971-975” Traducción de Emilio García Gómez. Madrid 1967. Este fragmento de halla en la biblioteca de la real academia de la historia en Madrid. Los restantes libros se perdieron, siendo una pena porque era la mejor y más brillante documentación de manera muy minuciosa sobre Al Andalus.

Ibn al Qutiyya (o “Hijo de la Goda”). También publicó bastantes obras. Hablaba de grandes personajes del siglo X, biografía de Omar Ibn Hafsún, Ibn Marwan el Gallego.... Simpatizaba mucho con estos rebeldes. Buena fuente para el siglo X, aunque no es típicamente histórica, porque son biografías. 

Sampiro: por lo que atañe a las cristianas crónicas, solo una, y no es contemporánea, es del siglo XI. Él era el obispo de Astorga. Fray Justo Pérez de Urdel, en 1952 publicó en Madrid esta crónica. 
Hay dos versiones: Pelagiana. La otra versión, es más ecuánime, es la versión Sedense del XII. Quiso hacer una crónica de Alfonso VI, y como preámbulo insertó la crónica de Sampiro (es mejor que la otra). La musulmana es infinitamente mejor a la de Sampiro.

Levi Provençal: la historia de España el tomo 4. La más completa del califato que se ha escrito. Dirigida sobre Menéndez Pidal


1. La gran guerra civil de Al Andalus (S.IX principios S.X): la ruina del estado


Recordemos que tras la caída de Abderramán II empezaron graves problemas y sublevaciones de muladíes, de mozárabes, de las Marcas de Toledo y Mérida, las alianzas de Omar Ibn Hafsún con los reyes astures...etc. Es decir, desde el final de Abderramán II, comienzan auténticas guerras civiles que no cesarán hasta Abderramán III. Vamos a ver los puntos de conflicto a la altura del año 912.

A) Marcas: es el preámbulo a Abderramán III. Las insurrecciones de Toledo y Zaragoza eran comunes desde los omeyas. Estas dos se opusieron al primer omeya (como ya vimos en su momento) y Toledo como antigua capital visigoda nunca se resignó a perder la importancia (capital política eclesiástica) del reino. Zaragoza era lindante con el reino franco, esta ciudad sucumbió a las ambiciones de independencia de sus valíes, apoyada por los carolingios. 

Sin embargo la rebelión de la marca inferior (Mérida) en la figura de Ibn Marwan al Chilliqí (hijo del Gallego), aunque  una marca más fiel, se rebeló en su momento. Ibn Marwan al Chilliqi era muladí y con sus secuaces muladíes y mozárabes va a poner en jaque a la autoridad de Córdoba. Mérida fue una marca independiente desde el 868 hasta el año 930, si bien auxiliados por el rey Alfonso III (866 - 910), fue una gran novedad durante el reinado de Muhammad I (852 – 886). 
En cualquier caso en estas rebeliones de estas marcas de Al-Andalus contra el poder central, tenían la retaguardia asegurada, porque a estos rebeldes de Mérida, Toledo y Zaragoza les era posible contar con el beneplácito y la ayuda cristiana tanto franca como asturiana. Rebelarse no era tan difícil. 


B) El Sur: era una zona de desventajas de los rebeldes (cercanía de Córdoba) por lo cual los insurrectos del sur de Al Andalus, ya fuesen mozárabes, muladíes, o bereberes, que no tenían fronteras con los cristianos, solo podían contar con sus fuerzas. De ahí lo significativo de esta segunda fase de las insurrecciones de Al-Andalus (si prescindimos de los mártires voluntarios), las rebeliones sureñas estallan al final de reinado de Muhammad I. Causas de las rebeliones del sur: para el final del reinado de Muhammad I (886) el malestar era era enorme en algunos sectores, ya que desde la islamización la comunidad mozárabe urbana y campesina había sido hostigada con Muhammad I al: 
- Expulsar a los cristianos del sector de la administración. 
- Al expulsar a los cristianos de la fila del ejército (sobre todo de la guardia real). 
- Al tolerar las exacciones tributarias excesivas que les imponían los recaudadores. 
 - Al derribar las nuevas iglesias que al margen de la capitulación se habían construido. 
Consecuencias: eso agravó mucho más la situación mozárabe. El medio rural, las zonas montañosas como era el caso de las coras de Reyyo/Rayya (Málaga) y de Takoronna (Ronda), lugares poco islamizados y mayoritariamente poblados por mozárabes, fueron los que más acusaron la presión fiscal y disminución de sus recursos. 
Hacia 879, sabemos que sus gobernadores (de Málaga, Archidona, Ronda...) se sentían incapaces para mantener el orden, y para poner freno también a los salteadores de caminos, se vieron incapaces para cobrar sin incidentes los impuestos del estado. Surgieron agitadores por todas partes, por ejemplo: 
* Yahya al Chazirí (Algeciras). 
* Banu Rifa’a (Alhama). 
* Pero sobre todo Omar Ibn Hafsún de Bobastro. 
Vamos a recordar el tercer caso, el de Omar Ibn Hafsún (que ya comentamos en la entrada anterior).   Arengó a las poblaciones de Ronda, Málaga... denunciando el yugo del gobierno (imponía pesadas cargas) mientras los árabes colmaban de humillaciones y los trataban de esclavos. Él decía: “Solo quiero que se os haga justicia y os liberéis del juramento”. Dadas las circunstancias y las rebeldías, los campesinos le seguían, fue sometiendo los pueblos comarcanos. Los ejércitos cordobeses trataban de reducirlo en el campo pero no lo consiguieron. 
De hecho, el propio emir Al Mundir (886 – 888) fallecía asediando Bobastro (campamento principal de Omar Ibn Hafsún). La guerra civil se fue generalizado, y Abdalá, el siguiente emir (888 – 912), al subir al trono la rebelión se extendió por toda Andalucía. 
¿Quiénes eran los rebeldes? Muladíes, bereberes y árabes, se sacudieron el yugo del estado, no estaban unidos, pero todos tenían odio y desdén al poder central, era lo que tenían en común. 
El número de jefes insurrectos sobrepasaba el de 30 importantes, y los andaluces, eran vecinos y aliados de Omar Ibn Hafsún. 

Ruina de Córdoba: el emir Abdalá apenas controló el espacio más próximo a Córdoba, y sus enemigos se hicieron con la recaudación territorial, el tesoro cordobés estaba casi extinto. Durante el gobierno de este emir, se suspendió la acuñación de moneda, y ante la falta de numerario también se suspendieron las aceifas para reprimir a los rebeldes. En esta situación el desorden en Al Andalus fue mayúsculo. El estado de Al Andalus desapareció por completo.


2. La unificación del sur de Al Andalus por Abderramán III (912-961)


Para abordar un reinado tan dilatado vamos 
- Sumisión de los rebeldes del sur.
- Sumisión de las marcas superiores y el enfrentamiento contra los cristianos
- Política africana de Abderramán III
- Administración central y en consecuencia actividad económica.
Grabado del siglo XIX que recrea a Abderramán III - Imagen de dominio público
A) La vida de Abderramán III antes de subir al trono:
Comenzamos con la vida de Abderramán III. Era huérfano de padre a penas recién nacido, porque el emir Abdalá ordenó la ejecución de Muhammad (padre de Abderramán y su propio hijo) al ser acusado por su hermano menor Mutarrif de conspiración y traición. Luego mandó matar a Mutarrif cuando vio que este hijo suyo lo había engañado, y que fue una falsa acusación. Mandó también matar a Mundir (su hermano).
Abderramán III era hijo de una esclava vascona, Muzna, a su vez Muzna era hija de la princesa vascona Iñiga de la casa real de Pamplona. Por consiguiente Abderramán III provenía de omeyas y de vascones. 

El futuro califa fue criado por su propio abuelo (Abdalá el emir), que le deparó una educación esmeradísima y muy pronto lo designó su sucesor, a pesar de tener otros hijos y hermanos, pero quiso que fuese su nieto. 
Aparte de la lengua árabe, aprendió romance (solo la usaba en la intimidad). Vivía junto a su abuelo en el alcázar de Córdoba al que no tenían acceso sus propios tíos, primos y hermanos (Abdalá era súper desconfiado). Algunas veces sustituyó a su abuelo en la recepción de las obediencias de los ejércitos chundíes (yundíes). 
Tenía 21 años al subir al trono, de complexión recia, un poco rechoncho, de ojos azules y pelirrojo. Intelectualmente era inteligente, tenaz, ambicioso, tolerante y poco devoto. Ya en el poder cada vez más desconfiado y más cruel. Fue entronizado sin oposición de sus tíos y primos, pues con la guerra civil y la ruina total del tesoro estatal, el poder emiral era poco apetecible, pues el emir llegó un momento que solo gobernaba en la ciudad de Córdoba.  


B) Unificación del sur de Al Andalus (aplastamiento de la rebelión de los Hafsún):
Cuando Abderramán III llegó al poder en el año 912, sus primeras actuaciones fueron de tipo militar. Entendió que había que someter a los rebeldes para unificar Andalucía y reanudar la recaudación. 
  • Sin más dilación, comenzó por someter a los más próximos a Córdoba, los bereberes sublevados de la sierra de Almadén. Les envió un ejército en el 912 y los sometió.
  • En enero de 913 envió expedición contra Écija (la ciudad maldita) derribando sus murallas, destruyendo el puente sobre el río Genil, para no ser auxiliada por Omar Ibn Hafsún (Écija era obediente a Omar). 
  • Dirigió la campaña de Monteleón. 
  • Pasado el invierno de 913, emprendió otra campaña destinada a someter a los insurrectos de Martos, Monteleón, Somontín, Mentesa, Guadix, Viñana, Juviles y Salobreña, leales a Omar ibn Hafsún. A muchos de sus jefes les otorga la paz, les permite seguir viviendo en Al Andalus, pero a cambio de enviar sus hijos y mujeres como rehenes a Córdoba y tenerlos sometidos (política típica bizantina). Otros mozárabes fueron decapitados al momento. La campaña de marzo a julio, y se recuperaron 70 plazas, y supuso aislar a Omar Ibn Hafsún, pero no se atacó Bobastro. 
  • El prestigio que alcanzó con estas primeras campañas el joven emir, fue enorme, dada la debilidad de los emires anteriores, repitió la operación en el 914. Esta vez la campaña fue contra las coras de Reyyo y Takoronna (Málaga / Ronda), para debilitarle. En mayo parte de Córdoba, a Antequera, para desde allí alcanzar las fortalezas que circundaban Bobastro y que de alguna manera eran las murallas del gran feudo con Santopitar, Olías y Reinas, ciudades que fueron destruidas y sus defensores pasados a cuchillo. Tras esto el emir avanzó a Málaga acampó aquí que seguía manteniéndose en su obediencia. Envió la caballería contra el campo de cámara (las tierras desde Casabermeja hasta el puerto de las Pedrizas, y desde Villanueva de la Concepción –occidente- hasta Periana –oriente- toda la zona cerealística, las reservas cerealísticas de Málaga) para prender fuego a las cosechas. Luego avanzó a Fuengirola y luego a Montemayor (que era importante, porque allí Omar tenía sus almacenes repletos de provisiones y víveres). Destruyó ese almacenamiento. Desde Montemayor fue a Algeciras (abandonada por sus habitantes) dando orden de quemar las naves de Omar Ibn Hafsún con la que se aprovisionaba de cereal desde el norte de África. Ordenaba después también a los marinos de Al Andalus patrullar desde Cartagena a Algeciras para impedir los suministros de ultramar al rebelde. Es cuando decide organizar la marina andalusí (con la que castigará Barcelona, controlará Mallorca...etc). Le pondrá a la marina fuego griego y tecnología militar. Va a concluir esta campaña sometiendo a Sevilla a su obediencia, que tenía un núcleo de árabes rebeldes. El 7 julio de 914 regresa a Córdoba.
3 años después en el 917 fallecía Omar Ibn Hafsún tras haber apostatado del islam y retornado a la fe de sus mayores (cristianismo). En vida, se condujo como un gran señor, con fuerzas terrestres y marítimas, aliado con el califato fatimí de Túnez, había controlado ideológicamente nombrando y deponiendo a los obispos de Málaga, erigiendo iglesias (subterráneas, para que no se repita lo de Muhammad I, como son las de Archidona, la de Coín...). Sus 4 hijos, el mayor Chafar (cristiano) y los otros tres musulmanes todavía, prolongaron la insurrección durante 10 años, hasta que el último de ellos, Hafs se rindió al emir. Un visir tomó posesión de Bobastro el 19 de enero del año 928, y en marzo el propio Abderramán III con su hijo mayor, Al Hakam, visitaron Bobastro, dando orden de exhumar los restos de Omar y de Chafar, restos que envío a Córdoba para ser expuestos al desprecio de los musulmanes.
Restos de la iglesia rupestre de Bobastro en la provincia de Málaga
(Autor foto: Macucal Fuente: wikipedia)
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C) Proclamación del Califato
La rebelión en el sur de Al-Andalus había terminado. No así en las marcas fronterizas (contra las que se empleará después Abderramán III), con todo, el triunfo fue tan grande que el propio Abderramán III adoptó el título califal, aunque antes que él (en el 909) los gobernadores de Ifriqiya con sede en Qairawan habían proclamado el califato disidente de los chiíes o fatimíes, considerándose legítimos por ser descendientes de Alí. 
Ahora en 929 frente a esa posición legitimista de los califas de Qairawan, Abderramán III proclamaba que los únicos herederos eran los príncipes omeyas expulsados por los abbasíes, y restaurados en el extremo occidental. En consecuencia adoptó el título califal al que añadió el de emir Al Muminin, “Príncipe de los creyentes”, y otro título llamado “Nasir-al-Din” “El que combate victoriosamente”.

El 16 enero de 929 en la mezquita de Córdoba se hicieron públicos sus títulos. La rivalidad entre el califa de Ifriqiya y el de Córdoba acababa de surgir, así como su enfrentamiento por la hegemonía en el norte de África y Mediterráneo occidental. 
Acto seguido el califa ordenó la creación de la ceca en Córdoba para acuñar numerario, concretamente dinares de oro y diremes de plata (sistema bimetalista equivalente al oro bizantino y la plata persa). Acuñaciones puras con 4,25 gramos de oro en cada dinar, siendo la moneda más fuerte, siendo también la divisa del mundo musulmán occidental una moneda rica, poderosa y codiciada, que atraería a los comerciantes de todas partes del mundo a Al Andalus.

Eso es todo por hoy. En la próxima entrada veremos las restantes campañas militares que llevaron a la unificación de Al Andalus a mano de Abderramán III pero ya no como emir, sino como califa. 

¡Feliz Jueves!  - Hacer historia, aprehender la historia, aprendes la historia
7/Julio/2016

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