Hª EDAD MEDIA Península Ibérica: introducción. Primera fase de la invasión musulmana 711 - 725

Empezamos una serie de entradas sobre la Edad Media en la Península Ibérica. Cierto es que la Edad Media para muchos autores comienza en el año 476 d.C. con la caída del Imperio Romano de Occidente. Nosotros vamos a dejar el lapsus donde la Península Ibérica fue ocupada por visigodos, suevos y bizantinos para otra serie de entradas sobre el mundo romano bajoimperial, y vamos a comenzar la Edad Media desde el 711 que es cuando la Península Ibérica sufre un cambio drástico en cuanto a la religión, política, economía y sistema militar, puesto que los musulmanes se establecen en la península cambiando radicalmente todas las formas de organización.

¿Qué fuentes tenemos para conocer estos hechos? Pues bien, pueden ser fuentes árabes o cristianas. Si buscamos fuentes cristianas tenemos la “Crónica mozárabe de 754”, que fue editada y traducida por José Eduardo López Pereida. Escrita en el siglo VIII, y no se sabe con exactitud quien fue su autor.
El cronista que la escribe toma los datos de la crónica bizantina y después del califato, y habla de varias cosas:
- La religión musulmana. 
- La dinastía Omeya. 
- Finalmente narra también los hechos del reino visigodo de Toledo. 
Él es testigo presencial o coetáneo de los hechos que relata respecto a la Península Ibérica, y por ello es una fuente importantísima, aunque por desgracia como queda demostrado en la crónica, él solo conoce la mitad oriental de Hispania, no menciona Hispalis o ciudades occidentales portuguesas, por lo que se deduce que debía vivir en Toledo o inmediaciones. La ideología de este autor es providencialista, sobre los destinos del pueblo godo. ¿Qué es ideología providencialista? Pues cuando una persona trata de escudriñar en los hechos de la historia la voluntad de dios, la intervención divina que dirige los pueblos hacia un fin que tiene que ser la redención del hombre con la venida de Cristo. Los autores providencialistas examinan los hechos, pero donde ven uno especial o relevante, ven allí la voluntad divina y la razón por la cual dios ha decidido esto. Por ejemplo, los autores providencialistas que analizan la historia de los visigodos, “descubren” que la invasión musulmana de Hispania fue culpa de los reyes y clérigos, que cometían pecado al permitir a los clérigos casarse. 

Si queremos estudiar este período a través de una fuente musulmana. hay una que merece especial mención: Ajbar Machmuâ y su “Colección de Tradiciones” (la edición y traducción es de Emilio la Fuente y Alcántara, 1867. Madrid). La Colección de Tradiciones, es de este autor que vivió en el XI, y que recoge textos de otros autores contemporáneos a los hechos.

¿Qué fuentes son mejores para informarnos? Lo óptimo siempre es consultar todas las posibles y contrastarlas, pero si hay que elegir, las mejores fuentes son las musulmanas sin ningún tipo de duda posible, puesto que los árabes usan desde muy pronto el sistema de compilación, son más humildes y más auténticos que los cristianos, cuentan las derrotas y los desastres, mientras que los cristianos cometen exageraciones (que un rey mate con su espada a miles de personas gracias a un eclipse), no mencionan las fuentes, hablan de los acontecimientos que no han vivido como si lo hubiesen hecho... etc., mientras que los árabes cuando hablan de algo que no han vivido, mencionan el autor del que lo han leído y citan lo dicho. 
Vamos ahora a los hechos históricos.


A) La situación en Hispania antes de la invasión musulmana


Hasta el momento de la invasión musulmana Hispania no tenía peligros por norte, oeste, este o sur. Los suevos, reino católico bárbaro ubicado en el noroeste de la península, se había conquistado, y los bizantinos que ocupaban la parte sureste de la península, también habían sido expulsados. El único problema que tenía el reino visigodo de Hispania eran las frecuentes rencillas nobiliarias y guerras civiles por el poder. 
Los musulmanes en el siglo VII y VIII estaban bastante unidos, y pudieron expandirse con relativa facilidad, ya que el Imperio Persa y el bizantino estaban muy debilitados por las luchas comunes y las persecuciones religiosas, así que los musulmanes se hicieron rápido con un gran imperio, ya que acudían en muchos casos como libertadores, ya que los tributos e impuestos que imponían los musulmanes en estos momentos eran mucho más bajos que los que imponían persas o bizantinos, además en muchas ciudades gozaban con apoyo interno de sectas cristianas, judíos u otras religiones que eran perseguidas por los bizantinos. Así que contra todo pronóstico se hicieron rápidamente con un imperio desde la India hasta Marruecos.
Expansión de los musulmanes a la altura del 750
(Autor foto: Conquête_de_l'Islam_à_la_chute_des_Omeyyades.svg: Romain0
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Pero, ¿y qué pasaba en Hispania? Según nos cuentan las crónicas, tras la muerte del rey Witiza (año 710/711, no hay acuerdo en las crónicas), Rodrigo que era dux de la Bética (dux es duque), a ruegos del senado visigótico, y en virtud de una revuelta, tomó tiránicamente el trono visigodo mediante un golpe de estado. En esta época, sabemos que ya se llamaba a estas tierras "Hispania", pero el cronista usa la palabra "Iberia" (más arcaica), y muchos más términos. Realmente cuando aquí se habla de "senado" no hay que pensar en un senado moderno o en uno romano, que implica una institución desarrollada y compleja, sino a una asamblea de notables (altos nobles y cleros), donde se elegían reyes. Esta asamblea de notables no eran partidarios de Witiza, y por eso les pareció bien que Rodrigo diese un golpe de estado.
Situación de Hispania en el año 700 - Imagen de dominio público
Los hijos de Witiza serían entonces despojados de todos los derechos, puesto que eran a los que les correspondía gobernar, dada la concepción patrimonial de la monarquía, así que los partidarios de los descendientes de Witiza, a través del conde Julián de Septem (Ceuta), invita a los musulmanes a que entren en la península.  
El norte de África ya estaba dominado por los musulmanes, y allí se encontraba un general militar y vasallo del califa Omeya llamado Musa Ibn Nusair, quien preguntó al califa de Damasco Al Walid mandándole un emisario si aceptar la opción de intervenir que le ofreció el gobernador de Ceuta. El califa Al Walid le contestó: “Guárdate de poner a los musulmanes de un mar de tempestades”. Según sus creencias, el mar era un medio peligrosísimo, los musulmanes en esta época temprana no dominaban el arte de navegar, y tenían que al cruzar el estrecho de Gibraltar hacia la Península pasara una desgracia. 

En el verano del 710: Musa Ibn Nusair, desoyendo al califa, envió un beréber (miembro de una tribu no árabe, norteafricana) a una expedición de reconocimiento de Hispania. Esta persona era Tarif, que era un liberto bajo órdenes de Musa, que cruza el estrecho en las naves del conde Julián de Ceuta.
Aceptada por decisión subalterna la proposición witizana de invadir la península, Tarif llevó a cabo la expedición de reconocimiento (pero no de invasión), de forma que pudiese averiguar la situación política y militar de la península. 


B) La primera invasión: bereberes


En 711: la verdadera expedición militar la confió Musa Ibn Nusair a Tariq ibn Ziyad, gobernador de Tánger (que era también su liberto), y para no contrariar al 100% las órdenes del califa, lo que hace es enviar tropas beréberes no islamizadas todavía. Estas tropas desembarcan en Gibraltar, 7000 bereberes, en mayo de 711, tomando como base Algeciras. Más tarde, Tarik, pedirá refuerzo, sumándose otros 5000 beréberes más a los 7000 previos (12000 en total). Cabe destacar que en Carteya los musulmanes, fundaron la primera mezquita. 
La reacción visigoda no se hizo esperar: el rey golpista Rodrigo convoca en Córdoba al ejército visigodo, tanto partidarios de Rodrigo como witizanos, aunque los witizanos iban con la idea en mente de abandonar a Rodrigo en el combate. Este combate se produjo del 19 al 26 de junio, en las inmediaciones del río Guadalete. Tras la defección de los witizanos que dejaron solo a Rodrigo, atacó Tariq dispersando a los leales de Rodrigo, y luego Tariq se lanzó directamente a la conquista de Toledo (capital del reino visigodo) para conseguir el gran botín del tesoro real. En su marcha hacia Toledo ignoró las principales ciudades que había en el camino.  
Cabe la posibilidad de que este tesoro real fuese el precio ajustado que los witizanos pagarían por la ayuda prestada por las tropas musulmanas. El tesoro era enorme, uno de los más grandes de la historia, puesto que los visigodos habían estado en Constantinopla, y habían además llevado a cabo el mayor saqueo de Roma (cuando aún era ciudad del Imperio Romano). Este tesoro los visigodos se lo habían llevado a Tolosa (primera capital del reino visigodo) y luego a Toledo. 


C) Segunda expedición e invasión: árabes. Sistema de capitulaciones e impuestos


En este punto se plantea un problema a los invasores. ¿Cómo regresar al norte de África y cruzar el estrecho de Gibraltar con un tesoro a cuestas tan enorme y encima habiendo dejado enemigos y ciudades sin conquistar? Recordemos que desde el sur se habían lanzado a Toledo, sin afianzar nada. Entonces Tariq decidió quedarse en Toledo y pedir refuerzo a su jefe el general Musa Ibn Nusair (general conquistador), el cual va en persona a Hispania. 
Musa Ibn Nusair acude en ayuda de su liberto y atraviesa el estrecho en el 711 con 18.000 hombres, pero esta vez eran árabes y nobles musulmanes, quebrantando así flagrantemente las instrucciones del califa. Objetivo de esta expedición: abrir camino reduciendo a las ciudades visigodas hasta llegar a Toledo, para poder volver al norte de África y evitar cualquier tipo de emboscada. 

Musa Ibn Nusair va reduciendo las plazas más fuertes, en primer lugar ataca Medina Sidonia, después Carmona, después Sevilla...etc., que no ofrecen resistencia porque capitularon rápidamente
La ciudad que ofreció más resistencia fue Emérita Augusta (1 año), y el 30 junio de 713 capituló. Musa Ibn Nusair se vio con Tariq en Talavera de la Reina, y de allí fueron a Toledo. 

Es ahora cuando se produce un cambio en la intervención musulmana, puesto que es cuando deciden que se van a quedar en la península, a pesar que lo pactado con los witizanos era volver a África tras saquear Toledo. Musa Ibn Nusair ve la debilidad del partido witizano y por tanto la posibilidad de ocupar Hispania. De hecho, ningún hijo de Witiza, ni Akhila II, Olmundo y Ardabasto, ninguno fue entronizado de nuevo, al revés, Musa hizo un acuerdo con los hijos de Witiza por el que le adjudicó a ellos 3000 fincas del patrimonio visigodo, y les reconoció cierta jurisdicción como a condes sobre los cristianos, aunque como veremos enseguida Ardabasto no aceptó tal pacto y se declararía rey.
Musa Ibn Nusair y Tariq pasaron invierno del 713 al 714 en la ciudad de Toledo, tramitando estos pactos y capitulaciones con las ciudades y principales señores. Nos han llegado a nuestros días algunos de estos pactos, como el de Theodomiro ben Gobdux, que se salda con unas concesiones beneficiosas. Vamos a ver una capitulación aquí:

En el Nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso. Edicto de ‘Abd al-‘Aziz ibn Musa ibn Nusair a Tudmir ibn Abdush [Teodomiro, hijo de los godos]. Este último obtiene la paz y recibe la promesa, bajo la garantía de Dios y su profeta, de que su situación y la de su pueblo no se alterará; de que sus súbditos no serán muertos, ni hechos prisioneros, ni separados de sus esposas e hijos; de que no se les impedirá la práctica de su religión, y de que sus iglesias no serán quemadas ni desposeídas de los objetos de culto que hay en ellas; todo ello mientras satisfaga las obligaciones que le imponemos. Se le concede la paz con la entrega de las siguientes ciudades: Uryula [Orihuela], Baltana, Laqant [Alicante], Mula, Villena, Lurqa [Lorca] y Ello. Además, no debe dar asilo a nadie que huya de nosotros o sea nuestro enemigo; ni producir daño a nadie que huya de nosotros o sea nuestro enemigo; ni producir daño a nadie que goce de nuestra amnistía; ni ocultar ninguna información sobre nuestros enemigos que pueda llegar a su conocimiento. Él y sus súbditos pagarán un tributo anual, cada persona, de un dinar en metálico, cuatro medidas de trigo, cebada, zumo de uva y vinagre, dos de miel y dos de aceite de oliva; para los siervos, sólo una medida. Dado en el mes de Rayab, año 94 de la Hégira [713]. Como testigos, ‘Uthman ibn Abi ‘Abda, Habib ibn Abi ‘Ubaida, Idrís ibn Maisara y Abu l-Qasim al-Mazali.

Miranda García, Fermín; Guerrero Navarrete, Yolanda (2008). Medieval: Territorios, Sociedades y Culturas. Silex Ediciones. p. 50. ISBN 9788477371793.

Estas capitulaciones eran muy beneficiosas para los gobernantes visigodos, puesto que por una pequeña cantidad anual podían seguir en sus puestos, teniendo sus derechos, conservando sus tierras, e incluso mandando sobre los cristianos. La gran mayoría no se opuso a la invasión porque las condiciones en muchas ocasiones eran hasta mejores de las que disfrutaban antes.

Pero hubo gobernantes que sacaron aún más ventajas de estas capitulaciones, como la del conde magnate Cassius, que dominaba el valle del Ebro. Decidió someterse como musulmán, convirtiéndose al islam (es por tanto un muladí, cristiano convertido), se encargó de predicar el islam. Al convertirse al islam lo que ganó es pasar a ser cliente del califa de Damasco, estableciendo unas relaciones muy estrechas, siendo los ojos y oídos del califa, además como musulmán estaba exento de impuestos (a excepción de la limosna obligatoria que pagaban todos los musulmanes, llamado Zakat).

Y por último, en lo relativo a las capitulaciones, tenemos las que se hicieron con los obispos que residían en su catedral, en su capital de diócesis. La inmensa mayoría capitularon, a cambio de: 
  • Que se les permita mantener su jurisdicción sobre los fieles. 
  • Que puedan seguir cobrando las rentas eclesiásticas.
  • Que en general, puedan mantener su rumbo y estilo de vida. 
Todo esto se cumple siempre y cuando sean totalmente obedientes al gobernador, prestando los mismos servicios que prestaban al rey godo, por lo que todos los que firmaron capitulaciones estaban obligados a acudir a la corte de Córdoba cuando el emir los llamé para encomendarles misiones, que en el caso de los obispos normalmente era ser embajadores en los estados cristianos, ya que por afinidad religiosa y por el dominio del latín, servían perfectamente para llevar a cabo este trabajo. Aunque en el caso de los embajadores a veces se servían los emires de judíos. 

Los cristianos y judíos que mantienen su fe en el dominio musulmán son conocidos como dimníes (seguidores del libro, biblia). La palabra dimní se aplica tanto para cristianos como judíos que mantengan su fe en territorio musulmán, mientras que la palabra mozárabe se usa tan solo para describir a los cristianos que en áreas de dominio musulmán mantienen su religión. Hay otra palabra más relativa a las religiones: muladíes, eran los que siendo originalmente cristianos, abandonaban el cristianismo y se convertían al islam.

Los árabes eran inteligentes, y a la hora de hacer capitulaciones No ponían las mismas condiciones a todas las ciudades o gobernadores, sino todo lo contrario, podían acordar capitulaciones o muy ventajosas o algo más duras. ¿Qué consiguen con esto? el "divide y vencerás", si a cada uno le estableces condiciones diferentes, dificultas el entendimiento entre ellos, aquí imitan a César y la conquista de la Bética. Quien tenía una capitulación ventajosa, no pensaba en rebelarse para ayudar a quien tenía una mala capitulación.

Desde bien temprano Musa y Tariq van a empezar a organizar el gobierno político de Al Andalus (a partir de 713 – 714), aspirando a sustituir en el gobierno central al derrocado Rodrigo, y con los bienes fiscales y los bienes confiscados a los vencidos y fugitivos, pagar a los expedicionarios y a continuación pagar el quinto del califa. El quinto del califa era un pago que ya existía desde tiempos de Mahoma, por el cual en cada conquista militar se debía guardar un quinto de los bienes conseguidos para mandarlos al califa. 
Otros ingresos se conseguían a través de impuestos a los no creyentes musulmanes, como era la Yizia (o Chizia), que era un impuesto personal que se pagaba una vez al año, generalmente una moneda de oro al año, aunque podía variar según el lugar y el momento histórico, o pagarse en especie. Otro impuesto era el Jarach, era un impuesto territorial que se pagaba por la posesión de la tierra. Los musulmanes estaban excluidos de pagar esto, aunque a veces en época de crisis se hacía pagar el jarach también a los musulmanes. 

Los gobernadores se encargarían de extraer los impuestos, a veces se delegaba el cobro de impuestos a judíos que se encargaban de adelantar el dinero al califa o emir, y luego ellos se dedicaban a cobrar esos impuestos. 
Si bien es cierto, según las fuentes habrá dos tipos de gobernadores en relación al cobro de impuestos:
  • Unos que procurarán estar a bien con los sometidos, y en consecuencia, estos no apretarán las clavijas para obtener tributos, recursos... es decir, serán indulgentes. Normalmente serán gobernadores de origen yemení.
  • Otros gobernadores, lo que querrán es atraerse el beneplácito del califa, y por tanto no miran a los súbditos, quieren conseguir la mayor cantidad de tributos cobrando más de lo debido, para tener el favor del califa. Normalmente serán gobernadores de origen qaysí.
Según la tradición musulmana el pueblo árabe estaba formado por dos tipos de árabes según su origen: arabes yemeníes (del sur de la península de Arabia), y árabes qaysíes, árabes del norte de Arabia. Es cierto que el califa se servía de la conducta de estas dos grandes divisiones, cuando quería dinero nombraba gobernadores qaysíes, cuando quería paz, nombraba yemeníes. Se sabe por las fuentes que han llegado a nosotros que en el Magreb, en esta época, cuando les tocaba un gobernador yemení se ponían muy contentos, pero temblaban cuando era un qaysí.
Montañas del Rif de Marruecos que recibieron el nombre de Musa
(Autor foto: Łukasz Ciesielski - Guma89 Fuente: wikipedia)
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Volviendo al tema político, desde Toledo, Musa Ibn Nusair envió legados al califa, para informar de lo ocurrido, de la situación actual, y de los nuevos planes. No solo envía el parte de la victoria al califa Al Walid, sino que envía noticias donde dice que la población goda está destrozada por luchas internas, proponiendo incrementar el califato con el reino godo de Hispania. 
En tanto recibían la contestación del califa, se dispusieron a aniquilar resistencias. En 714 se dirigen a Caesar Augusta (Zaragoza), para recorrer el noroeste, pero para entonces ya habían regresado las ordenes del califa desde Damasco, donde se les ordenaba volver a la corte califal inmediatamente para ajustar cuentas, cosa que Musa y Tariq hicieron en septiembre del 714, llegando a Damasco a comienzos del 715, y allí encontraron un califa irritado por la desobediencia cometida (pasaron árabes musulmanes el estrecho, cosa que les prohibió como recordamos). 

Decir que a la altura de principios del 715, se dominaba la contra sur y central de Hispania, todavía no se habían emprendido las campañas del norte peninsular.


D) Resistencia visigoda y conquista del norte peninsular


Pero mientras todo el centro-sur de la península estaba ya bajo el mando musulmán, ¿qué pasaba en la zona noroeste?  Hay que hablar de dos reinados, el primero tolerado por los musulmanes, el segundo enemigo de los musulmanes. 

El primer reinado que vamos a hablar en esta zona de la península fue el de Akhila, entre los años 711 – 714. Por lo que atañe a la zona nororiental, se sabe que a la muerte del rey Witiza, esta parte de la península no reconoció al golpista Rodrigo, sino al hijo mayor de Witiza que era Akhila, a quienes declararon rey. Este Akhila llegó incluso a acuñar moneda, y gobernó del 711 al 714, de ahí que esa zona no fuese sometida por Musa Ibn Nusair y Tariq, ya que no procedía una ocupación violenta de sus aliados, puesto que al ser witizanos eran colaboradores de los musulmanes.
Akhila y sus allegados acudieron en el año 714 a Damasco, para entrevistarse con el califa Al Walid, con el cual recordamos que los descendientes de Witiza pactaron recibir 3000 fincas a cambio de abandonar la política y el reino. En este mismo pacto hubo de constar la renuncia de los 3 hijos de Witiza a la pretensión regia, y hubo de constar también en ese pacto el traspaso de la soberanía al dominio superior califal. En este contexto Akhila renunció a su trono y se lo cedió al califa.

Cuando vuelven de Damasco los hijos de Witiza y corren las noticias en Hispania de que Akhila ha cedido su reino al califa, los nobles del noreste (restos visigodos de la provincia de la Tarraconense y la Narbonense -esta última también llamada Septimania-), se niegan a esto y proclaman rey al hermano de Akhila: Ardabasto (también llamado Ardón), que incluso acuñó moneda y gobernó entre el 714 y el 720. Este reino ofreció una fuerte resistencia, de hecho fue imposible para los musulmanes durante este tiempo someterlos.

De hecho en estos primeros años los musulmanes estuvieron a punto de ser traicionados por su propio gobernador. El primer valí (valí es como se designa a los gobernadores) de Al Andalus, llamado Abd al-Aziz (hijo de Musa Ibn Nusair), se pasó al partido visigodo de Rodrigo, e incluso decidió desposarse con la viuda de Rodrigo, llamada Egilona (o Ailo) a la que había apresado en Emérita Augusta (Mérida). Egilona presionó a su nuevo marido para que se coronase rey de Hispania y traicionase al islam haciéndose cristiano. Los rumores de esta traición llegaron a Damasco, desde donde ordenaron asesinarlo en marzo del 716, por mediación del califa. Esta orden se cumplió mientras Abd al-Aziz rezaba. 

El valí sucesor de Abd al-Aziz fue Al-Hurr (gobernó entre 716-719). De su gobierno sabemos que existe acuñación de moneda musulmana bilingüe, leyenda con caracteres árabes y cristianos en latín, y en ese dinar, figura por primera vez el nombre de Al-Andalus (no sabemos a qué se refiere exactamente la palabra Al-Andalus), siendo el  dinar del 716 el más antiguo en el que figura ese término, en sustitución del término Hispania. 
Hispania se correspondía con el Al-Andalus recién incorporado al Imperio Islámico. Se debate el sentido de ese nuevo término, puede ser relacionable con un conjunto toponímico que incluye la cadena montañosa del Atlas y el Océano Atlántico, pudiendo haber sido aplicado a la “Península del Atlántico” (Yazirat al-Andalus).
A partir de Al-Hurr el sistema bimetalista que venía de Bizancio, monedas de oro y plata, se implanta plenamente en la Península Ibérica, en el que el dinar era la moneda de oro (con patrón de Bizancio, es decir, mismo peso) y el dirham la moneda de plata.
Dinar del 716, a la izquierda en latín, a la derecha en árabe, donde aparece la palabra Al Andalus
(Autor foto: Classical Numismatic Group, Inc. http://www.cngcoins.com Fuente: wikipedia)
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Pero volvamos al tema más político, ya que Al-Hurr, que había sido nombrado valí de Al Andalus por el gobernador de Taiguan (provincia del califato de Ifriqiya), tras poner orden en Hispania. Lo primero que hace Al-Hurr, por órdenes que le venían desde Taiguan y Damasco, es trasladar la capital de Sevilla (en aquel entonces Hispalis) a Córdoba, porque estaban harto de la continua presión en aquella ciudad a causa del clero (sobre todo el arzobispo Popas), los rodriguistas y los witizanos. 
Tras trasladar la capital, Al-Hurr extendió el régimen de capitulaciones por Hispania e intentó llevar a efecto el pacto califal con los hijos de Witiza, pasando a ocupar violentamente Cataluña, luchando y pacificando con capitulaciones y pactos, pero sin conseguir atravesar el Pirineo por la resistencia que le ofrecieron los godos de la Narbonense (llamada también Septimania), última provincia de Hispania por conquistar, y que se extendía por el actual sureste de Francia.


E) Fin de la conquista: la caída de la provincia Narbonense. Ataque al reino de Aquitania  


Al Hurr es sustituido en la primavera del año 719, y le dan su puesto a Al-Samn (gobernará entre el 719 – 721). Fue el valí que finalmente logró penetrar en la provincia Narbonense a sangre y fuego. Este gobernador nada más atravesar el Pirineo lo primero que hizo fue asediar la ciudad visigoda de Narbona, y la tomó en el año 720 con mucha violencia (esclavización, asesinatos...etc.) como castigo a la resistencia opuesta. Animado por la conquista de Narbona, al año siguiente quiso traspasar los límites del reino visigodo para penetrar en Aquitania y su capital en Tolouse, sin haber terminado todavía de conquistar toda la Narbonense. 
Quiso expansionar el mundo musulmán hasta allí y asediar Tolouse, combatiendo con máquinas sus muros (es decir, con catapultas, torres de madera de asedio...etc.), pero el duque de Aquitania Odón el Grande (también llamado Eudo, Odo, Eudon o Eudes) lanzó sus ejércitos contra los invasores musulmanes y mató al propio Al Samn. Fue el primer fracaso musulmán en su tentativa de avanzar en el continente europeo. 
Los musulmanes aquí se dieron cuenta de la diferencia que existía entre las fáciles marchas y conquistas de Hispania, donde habían entrado como aliados de los witizanos y tenían apoyos entra la población, y la hostilidad con la que fueron recibido en un reino galo, en el que eran vistos como enemigos.

El nuevo valí de Al Andalus es el gobernador Ambassa, que gobernó entre el 721 – 726. Es quien lleva a cabo las ultimas de ocupación contra el reino visigodo (quedaba una parte de la provincia Narbonense por someter) al lanzar la campaña militar del 725, campaña que parte de Narbona contra lugares donde había resistencia visigoda como la ciudad Carcasona, obligando a esta ciudad a capitular en términos semejantes a la capitulación de Theodomiro. 
Sometida la parte occidental de la provincia Narbonense, el gobernador Ambassa, se dirigió a la parte oriental de la provincia, capturando Nimes que no ofreció resistencia al islam dada la moderación del gobernador con sus habitantes. 
De este modo, con la caída de la Narbonense (Septimania) el reino visigodo al cabo de once años 711 725, se había convertido en un reino tributario del islam, desapareciendo para siempre de la historia.

Hasta aquí la primera entrada sobre la Edad Media en la Península Ibérica. Continuamos la semana que viene con la historia :)

¡Feliz Domingo!  - Hacer historia, aprehender la historia, aprendes la historia

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