Hª EDAD MEDIA Península Ibérica: la segunda fase de las intervenciones musulmanas. La revuelta bereber del 741 y sus consecuencias. Organización territorial del Al-Andalus

1. La segunda fase de la intervención musulmana: 725-740


Vamos a comenzar esta entrada ofreciendo un poco de bibliografía, para aquellas personas que deseen conocer más en profundidad el tema que estamos tratando. Para esta segunda fase, disponemos de biografía de arabistas de Al-Andalus. La más importante para conocer este período es la de es:
  • Reinhart Dozy (Holandés). Es hispanista holandés. Primera edición de sus libros sobre Al-Andalus en 1883, y después en español de 1982.
  • Levi Provençal, autor judío francés, pero hispanista, gran conocedor del Magreb. Enriqueció las fuentes de la Hispania musulmana gracias a que entró en las bibliotecas del Magreb (conocía el árabe) y se dedicó a buscar libros perdidos en el mundo occidental. Su obra añade nueva información al encontrar fuentes perdidas. Su obra “España musulmana 711-1031” se integró en el tomo 4 de la Historia de España de Ramón Melendez Pidal.
  • Raquel Arie: su obra es “La España musulmana” Está inserta en la historia de España dirigida por Manuel Quiñón. 
Entrando ya en materia, esta fase se caracteriza por el intento expansionista de llevar el islam más allá de Al-Andalus, con grandes fracasos, puesto que el mundo franco de la Galia no tenía las grandes divisiones internas que caracterizaban al reino visigodo. 

Seguimos contando la historia donde la dejamos en la entrada anterior. El emir Anbasa, quiso explotar a fondo el éxito militar de sus campañas en la Narbonense, así que en el año 725 emprendió una segunda expedición, pero esta vez contra territorios del reino franco, en principio con éxito, puesto que llegó hasta destruir la ciudad de Autin (saqueó sus templos), pero no fue una campaña gloriosa para nadie, ya que los borgoñones no salieron bien parados pero tampoco Anbasa que herido en batalla, murió en el retorno alcanzando el martirio en 726. 

Tras la muerte de Anbasa se suceden tres valíes más, de los cuales poco se conoce (a excepción de sus nombres) puesto que casi nada ha llegado a nosotros en las fuentes. Lo único que se sabe con exactitud es que estos valíes no emprendieron campañas militares contra territorios cristianos. 

Cuando se produzcan hechos que merecen ser dignos de mención es cuando se nombró a Al-Gafiqí como nuevo valí de Al-Andalus, que gobernó entre 730-732. Va a ser durante su gobierno cuando tuvo lugar una rebelión en la provincia Narbonense, que hasta entonces había permanecido en paz. Esta rebelión tuvo lugar cuando era valí (palabra que designa “gobernador”, que se usa también para los gobernantes de las provincias menores) de la provincia Narbonense Munuza, el cual, al ver como los árabes oprimían a los bereberes de Cerdaña, se lanzó contra los árabes ayudados de los cristianos de la región. 
¿Qué problema había con los árabes? El problema era que según el islam todos los creyentes eran iguales, desde el primero al último todos tenían los mismos derechos. Sin embargo, este precepto del islam no era respetados por los musulmanes de raza árabe, quienes se habían mostrado muy superiores a todos los demás pueblos y razas que iban engrosando el islam. Para colmo, los propios califas omeyas potenciaban este tipo de actitud, y hacían recaer los cargos importantes de gobierno sobre los musulmanes árabes, dando los peores cargos y propiedades a los musulmanes bereberes, negros y persas. Los omeyas casi crearon una casta por el mero hecho de ser árabes, infringiendo las normas del islam. Esto había llegado a un punto que se hacía intolerable, y los creyentes más discriminados en el Al-Andalus eran los bereberes. 
Para hacernos una idea de hasta dónde se llego, basta con ver como el califa hacía vista gorda sobre los gobernadores que nombraba (sobre todo los de la tribu árabe de los qaysíes), los cuales llegaron a imponer impuestos como el jarach a los musulmanes bereberes, cuando este impuesto era un impuesto que solo pagaban los no-creyentes en el islam. Todo esto se permitía desde el poder.

Así pues, pronto empezó a crearse malestar dentro de la sociedad islámica, ya que esto rompía los preceptos, ya que en el islam todos son iguales, y más aún para temas de impuestos.  
Fruto de este malestar surgirá una herejía del islam, que son las doctrinas jariyíes, que rápidamente conseguirán muchos seguidores, los cuales propugnaban que: “ningún poder humano podía controvertir o hacer omisión de los mandatos del Corán”. Según los jariyíes el gobierno tiene que ser ejercido no por árabes de raza, sino por los creyentes más puros de comportamiento y ética, independientemente del color de su piel, por lo cual el califa podía ser cualquier creyente. Esas doctrinas se difundieron por oriente, generando la oposición Abasí, y aquí en occidente, llega todo el movimiento, produciendo la rebelión del Atlas (actual Marruecos), aunque la gran rebelión será algo más tarde. 

Es en este contexto de odio al poder central califal cuando Munuza se subleva, y se va a lanzar contra los árabes. Munuza se alió con el duque Eudo de Aquitania, alianza sellada con el matrimonio de su hija. En Córdoba, la revuelta de Munuza causó conmoción, y el emir cordobés hizo una expedición contra Munuza, que queda al final recluido en una ciudad llamada Llibia. Munuza trató de salvarse, pero a punto de ser preso, prefirió despeñarse. Es entonces cuando el emir cordobés, Al Gafiqí, habiendo sofocado la rebelión, prepara en venganza un ataque contra el duque Eudo de Aquitania por haber apoyado a Munuza. Al-Gafiqí en 732 parte de la Narbonense y derrota a los aquitanos en la ciudad de Burdeos, tras lo cual saquea la ciudad de Poitiers, pero en el camino de la ciudad de Tours va a tropezar con el ejército del mayordomo de palacio Carlos Martel (Martel significa "martillo", porque aplastaba a sus enemigos), que venía en ayuda del duque Eudo de Aquitania. Merece la pena aclarar que los mayordomos de palacio eran generales de gobernantes francos merovingios, eran quienes controlaban todo el poder, ya que la monarquía franca merovingia había quedado prácticamente de adorno. 
La batalla definitiva entre cordobeses y francos, se da a fines de octubre del 732, es la famosa batalla de Poitiers en la cual halló el martirio el emir cordobés Al-Gafiqí, así pues, aunque había derrotado a los aquitanos en Burdeos, el resultado final fue otro fracaso más para los musulmanes, quienes al fin y al cabo no pudieron expandir los límites del originario reino visigodo, ahora Al Andalus.
Óleo del XIX que representa la batalla de Poitiers
Será en tiempos del emir de Al-Andalus llamado Ocba (734-741), cuando el valí de la provincia Narbonense llamado Al-Fihiri intente por iniciativa propia rebasar los límites de Al-Andalus
Había ocurrido que los gobernantes de las ciudades galas de Lyon y de Provenza se habían desligado del poder merovingio, por lo que Carlos Martel quiso reintegrar esas ciudades bajo dominio franco, y de hecho en el año 733 gracias a una expedición que realiza logra someter a ambos gobernantes y ciudades, poniendo jueces en las ciudades de Arles y Marsella para tenerlas controladas. 
Pero esta sumisión de estas ciudades no fue duradera, ya que un tal Maurond, volvió a encabezar una rebelión contra Carlos Martel, y este rebelde llamado Maurond, temiendo represalias de Carlos Martel, se alió con el valí musulmán de Narbona, a cambio de concederle el saqueo de las ciudades de Avignon y Arles. 
De este modo, en el 735 los cordobeses por primera vez cruzan el río Ródano y se instalaron en la Provenza (sureste francés). Pero pronto los musulmanes fueron un aliado incómodo, dado su afán de botín, que provocaban continuos altercados en la región.
En color rojo está señalada la provincia de la Provenza
(Autor foto: Thomas Gun Fuente: wikipedia)
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Consecuencias: Carlos Martel, alarmado por la audacia de los musulmanes y el peligro que suponían en esa zona, convocó un ejército en el 737, y con ayuda del rey lombardo Liutprando, iniciaron una guerra en el 738 procurando atenazar a los musulmanes para de esa forma cortarles los suministros y acabar con ellos. Los musulmanes cuando vieron estas maniobras, se retiraron rápidamente de la Provenza, cruzaron de nuevo el Ródano pero en sentido contrario, y se refugiaron en los muros de Narbona. 
Por su parte, los indígenas rebeldes partidarios de Maurond, quedaron abandonados a su suerte, y aunque quisieron resistir en Avignon el ataque de Carlos Martel, este último los venció y castigó por su rebelión. Luego Carlos, enfadado por la ayuda que le habían prestado los musulmanes a los rebeldes, quiso castigar a los árabes, por lo que cruzó el Ródano, entró en la provincia Narbonense, y se dirigió a la capital, Narbona. Cuando los francos de Carlos Martel se aproximan a la capital de Narbona, llega un ejército de socorro musulmán enviado desde Córdoba para ayudar a la ciudad sitiada. Este ejército de apoyo fue derrotado por Carlos Martel apenas cruzaron el Pirineo, más concretamente en el río Berre, pero aunque hubo muchos mártires musulmanes y a pesar de que el ejército de socorro fue estrepitosamente vencido, algunos cordobeses lograron llegar a Narbona reforzando así sus defensas. 
Carlos Martel desistió en el asedio de Narbona, puesto que llevaría mucho tiempo y recursos, y tampoco tenían capacidad para asaltar la ciudad, así que no tuvo más remedio que abandonar sus pretensiones sobre Narbona. Pero Carlos en su regreso al reino franco, llevó a cabo una retirada vengativa contra la provincia Narbonense, ya que incendió las ciudades de Agde, Besieres, Magalona y Nimes, destruyendo sus muros, arrasando sus castillos, tomando a muchos habitantes como esclavos, saqueando sus riquezas...etc. Es tan duro el castigo que reciben los musulmanes que la expansión musulmana (o intento de expansión) sobre el reino franco se detiene definitivamente. Carlos Martel muere en octubre del 741. 


2. La revuelta bereber del 741 y el desmoronamiento del poder andalusí


Esta fase se caracteriza por la sublevación de los bereberes desmantelamiento de las fronteras, guerra civil en Al Andalus, caída de la provincia Narbonense bajo dominio franco, y aparición de los primeros focos de resistencia en la franja cantábrica y pirenaica.

A la muerte de Carlos Martel en el 741 se suceden dos años de paz en la Narbonense, por dos razones básicas:
  • Que en el reino franco merovingio, sus hijos Carloman y Pipino se disputan la sucesión al trono, hasta que se impone Pipino en el 747, cuando Carloman se hace religioso.
  • Por otra parte los musulmanes no se encuentran en condiciones favorables como para emprender campañas fronterizas. 
    Mapa de Al-Andalus justo ANTES de la revuelta beréber - Imagen de dominio público
Este segundo punto es debido a la revuelta bereber, revuelta que como dijimos fue motivada por las doctrinas democráticas jariyíes sumadas a la intransigencia y ruptura de las normas musulmanas por parte de los creyentes de raza árabe. Estas revueltas bereberes fueron de tal magnitud que necesitaron ser sofocadas mediante contingentes militares enviados por el califa de Damasco, los ejércitos sirios o más conocidos como los yundíes. 
Estos ejércitos que el califa mandó para sofocar la rebelión, eran unos contingentes militares centrales en torno a Damasco, integrados unos por destacamentos qaysíes, y otros por destacamentos calvíes. Estos destacamentos recibían los nombres de los topónimos donde estaban, por ejemplo el que se encontraba en Jordania, pues se denominaba Yun de Jordania, 
Generalmente las principales fuerzas estaban en torno a Damasco para defender al califa y evitar sublevaciones, y cuando había disturbios lejos eran los propios emires de las provincias quienes debían sofocar dichos disturbios. Pero como la insurrección bereber fue enorme (levantamientos en toda África consular Cesariense y Tingitana), los gobernantes (emires) de las provincias no dieron a basto para sofocarlas, así que al califa no le quedó más remedio que enviar los yundíes sirios para aplastar la rebelión bereber. 
En ayuda de sus hermanos bereberes africanos, los bereberes peninsulares, abandonaron sus asentamientos del norte de la Península Ibérica y la cordillera del sistema central, dejando las guarniciones desmanteladas. Los bereberes peninsulares también sufrieron las injusticias de los árabes, ya que en los repartos tras la conquista se le adjudicaron las tierras más pobres, como el macizo galaico (Galicia) o el sistema central montañoso, donde el cultivo era muy difícil (los árabes se quedaron con los valles más fértiles, como por ejemplo el del Guadalquivir). 

¿Cómo era la situación política en Al-Andalus cuando se produjo la revuelta bereber? Era el emir de Córdoba Al-abd Dalim ibn Qatar, quien en 741 nombra como valí de la Narbonense a Alkama. A consecuencia de las luchas internas de Al-Andalus, los yundíes sirios enviados por el califa de Damasco, no logran sofocar a los magrebíes rebeldes, y no solo eso, sino que los yundíes pasarán de ser perseguidores a ser perseguidos por los rebeldes los cuales logran derrotar a los yundíes sirios y consiguen recluirlos en Ceuta, donde los yundíes sirios se acuartelan. Desde Ceuta estos yundíes enviaron misivas al emir cordobés pidiéndole ayudas y socorro, ante su situación desesperada. 
El emir Cordobés se negaba a ayudarles lo más mínimo, por una razón: estando los yundíes en Ceuta, estalló al mismo tiempo una revuelta en oriente contra el califa omeya de Damasco. Esta revuelta en oriente fue protagonizada por los abasíes. El emir de Al-Andalus se percató que estos yun sirios mandados por los antiguos omeyas, no querrían volver a Siria, puesto que no encontrarían apoyo de los nuevos califas, ahora Abbasíes. Los yun sirios querrán instalarse en Al-Andalus, donde tenían parientes, y se harían con algunas tierras de cultivo.

El destino quiso que de alguna manera estos yundíes sirios pasaran a Al-Andalus, porque al final al abandonar los bereberes de Al-Andalus la península, quedaron como ya dijimos muchas zonas despobladas, zonas que tenían que ser ocupados por alguien, por lo que al final el emir de Al-Andalus los dejó pasar a la península, con la condición de que se enfrentaran a los ejércitos de los bereberes hispanos. En un principio, los árabes andalusíes más los árabes yundíes estaban unidos contra los bereberes, y llegaron a vencer a estos últimos. Tras haber sido eliminado el enemigo común, después surgieron, otra vez las peleas por el dominio de la tierra, solo que ahora serían los yundíes sirios en lucha contra los árabes de Al Andalus los que se pelearían por recibir las mejores tierras. Los califas omeyas son destruidos, y los Abbasíes cogen la nueva doctrina jariyí.

Consecuencias de la revuelta bereber: toda la zona central y norte de la península queda desprotegida, y eso va a favorecer los focos de resistencia cristianos, permitiendo a los cristianos crear los reinos estables como el de Asturias, extenderse por Cantabria, por Galicia...etc. 
Los beréberes, se lanzan hacia el sur, abandonan sus asentamientos, y se enfrentan a los emires cordobeses como ya hemos explicado. Esta es una época, acompañada de luchas intestinas, seguidas de período de hambre en el centro de la península (que se prolongará varios años con malas cosechas) y que deja despobladas varias regiones. Esta situación caótica acabará gracias al triunfo de Abderramán I en el año 756, que huye de los califas de Damasco de la nueva dinastía abasí, y que funda el emirato independiente de Al-Andalus, el cual solo dependería de oriente en lo relativo en materia religiosa.

SITUACIÓN EN LA NARBONENSE:
¿Qué pasa en esta revuelta con la provincia Narbonense? A causa de la revuelta en este periodo la Narbonense quedó desprotegida, por lo que los francos y aquitanos la ambicionaron, ambos querían expandir sus reinos con los territorios de la Narbonense. Los aquitanos temían que la proclamación de Pipino como rey de los francos en el 752 (en Soissons), hiciera peligrar la Aquitania, provincia vasalla de los reyes francos merovingios, y fuese por tanto anexionada al reino de los francos. 
Pretendían por tanto los aquitanos, apoderarse de la Narbonense y crear un reino frente al reino franco. De ahí que el duque de Aquitania Daifredo, fuese el primero en atacar la Narbonense en el 752 con ánimo de anexionarla, sin embargo fueron los propios condes godos instalados en la Narbonense, quienes decidieron romper la fidelidad con la autoridad musulmana (eran condes como Theodomiro de Orihuela, con capitulaciones hechas), para someterse al rey Pipino rey de francos, ahora laureolado con la consagración real de Soissons, ya que a partir de Pipino, los mayordomos de palacio de los reyes merovingios pasan a quedarse con el título de rey, puesto que los antiguos reyes merovingios no ejercían el poder real. 
A Pipino se le aplicó la llamada unción real, por la cual los obispos convertían al rey en una figura sagrada, cuyo asesinato llevaría al infierno a la persona que actuase en contra de él. La unión real consistía en ungir una cruz con aceite sagrado en la frente del rey. Cuando Pipino, en Soissons, recibe la unción real, inmediatamente fue aceptado por los condes godos de la Narbonense, quienes ya no lo veían como un simple militar (mayordomo de palacio). Por último, respecto a la unción real, decir que fue un invento visigodo, que fue adoptado por los francos.
Panorámica de la ciudad de Narbona en la actualidad(Autor foto: Benh LIEU SONG Fuente: wikipedia)
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Una vez obtenida la anexión de la Narbonense oriental a cambio de respetar las leyes godas antiguas, Pipino sitió Narbona, defendida por los musulmanes, al mismo tiempo que se enfrentaba al duque Daifredo que pretendía conquistar Narbona para ampliar su reino.
En ese sitio de la ciudad, fue asesinado el conde Ansemundo de Nimes por un vasallo suyo, lo cual es prueba de que no todos los godos querían someterse a los francos, había división entre los godos. Pipino levantó el cerco de Narbona, y encomendó la zona oriental de la provincia Narbonense, al conde franco Radulfo, significa que el propio Pipino había elaborado un sistema de mando netamente franco en la parte oriental de la Narbonense. 
La ciudad de Narbona, defendida por una sólida muralla romana, aguantó los embates de Pipino durante 7 años, después los godos que la defendían, la entregaron a Pipino (cansados ya de guerras) previo juramento de que se le respetaría las antiguas leyes godas. Una vez que Pipino aceptó y juró respetar las leyes godas, la población goda de Narbona, aniquiló por traición a la guarnición musulmana que la defendía, sometiéndose así la ciudad al dominio franco en el 759 junto a la Narbonense occidental (llamada Septimania –de siete ciudades-). 

El trato especial de Pipino a Narbona: entregada la provincia, Pipino tendrá trato especial con Narbona, para atraerse así a las viejas autoridades de Narbona (sobre todo el arzobispo de Narbona sometido al islam), y para evitar posibles revueltas. Para atraerse a esta figura tan importante como era el obispo de Narbona, Pipino dio por precepto regio a la iglesia y ciudad lo siguiente: 
  1. Inmunidad a la iglesia (en época merovingia, esto significaba la exención total de impuestos al fisco real, y esto va a ser el primer peldaño de la nobleza). 
  2. Le concederá a la iglesia de Narbona la mitad del teloneo, un impuesto semejante a la alcabala castellana, el 10% de todo lo que se compre o venda en el mercado. 
  3. A la ciudad la eximió de impuestos en el transporte marítimo, y de los derechos portuarios, y de los impuestos sobre las salinas.
  4. Les dio la capacidad, de percibir esos impuestos citados en el punto 3 para el beneficio propio (derechos de recaudación: los impuestos reales, derechos portuarios.......). 
De este modo, se puede decir que la intervención del obispo estaba en situación de igualdad con la autoridad condal de la ciudad, es decir, al mismo nivel que el poder civil o militar. 

¿Qué hace Córdoba respecto a esto? Córdoba estaba inmersa en guerras civiles (hasta Abderramán I en el 756), y tuvo que contemplar como los francos se la anexionaban. Al año siguiente, 760, Pipino inició la conquista de Aquitania, 9 años, hasta el año 778, cuando consigue dar muerte al duque Daifredo, por lo que expande el reino franco con los dominios aquitanos.
Con la conquista de la Narbonense y Aquitania, la obra de Pipino llegó a su término, en el 23 septiembre del 778, el rey Pipino moría en Saint Denis (monasterio), tras redactar el testamento con el cual repartía el reino entre sus hijos: 
  • Para su hijo Carloman: Austrasia.
  • Para su hijo Carlomagno: Burgundia, Provenza, Narbonense, Alsacia y Alemania.
  • Para ambos a repartir: la Aquitania, enemiga tradicional de los merovingios, se dividiría entre Carloman y Carlomagno.
Estatua de Carlos Martel, en Versalles - Imagen de dominio público

3. La organización territorial andalusí


La organización de los territorios islámicos, bajo el Califato Omeya, venía aplicándose antes de alcanzar Al-Andalus en otros territorios conquistados, y aquí se reprodujo y adaptó lo que había.

Cada provincia del Califato se organizaba en varias divisiones, subdivididas a su vez. Al-Andalus durante el Califato de Damasco fue una de esas provincias del Imperio regidas por un emir. La provincia de Al-Andalus luego se subdividía en “coras”, palabra que procede del helenismo “Kura”, aunque en oriente la “cora” era un mero distrito, en Al-Andalus la “cora” fue la circunscripción máxima, centrada por una capital. Podemos decir que una cora es como una provincia actual, como por ejemplo Málaga, con una capital (Málaga). A su vez una cora se dividía en otros distritos más pequeños, en castillos y alquerías.
El territorio de Al-Andalus, sin contar las zonas de frontera, se dividía en 28 coras, de las cuales siete llevaban una denominación regional. Pueden reunirse los nombres (si miramos en las fuentes) de una cuarentena de coras andalusíes, vigentes con oscilaciones durante el período omeya, ya que las coras iban cambiando constantemente según las necesidades o circunstancias. 

Las dimensiones de las coras eran muy variables, desde unos 30 km hasta 140. Podemos decir que hay 3 tipos fundamentales de coras:
  1. Las que se encuentran en el valle del Guadalquivir, sur del río, coras poco extensas (como la de Sevilla o Carmona).
  2. Las del Valle del Ebro y al noroeste del Guadalquivir: son coras con una dimensión algo mayor.
  3. Coras levantinas: son mucho mayores, con una distancia superior a los 150 km entre sus capitales. 
Así pues parece que la cercanía a Córdoba parece condicionar un más pormenorizado control del espacio, lo cual indica que esta capital vertebró intensa y exclusivamente el territorio. A más lejos de la capital, menos control político, y coras más grandes y más difíciles de controlar.

A su vez las coras, se subdividían en varias IQLIM o “climas”, que designaba un distrito administrativo. Por ejemplo, la cora de Rayya (Málaga), tenía 30 distritos o iqlim.

Al-Andalus estuvo muy urbanizado, con desarrollo continuo de la ciudad, como representación de la estructura estatal islámica. Es la ciudad un centro artesano, industrial y comercial. Disponen de centro religioso con la mezquita, alcázar y alcazaba.
Respecto a los castillos, a diferencia del medievo europeo, los castillos no eran propiedad de un señor, sino del estado o de un conjunto de alquerías, lo cual denotaba un poder estatal más fuerte y mejor organizado y más avanzado que las sociedades feudales. 

Respecto a la zona rural, era la alquería los centros de poblamiento, es a día de hoy las aldeas o pequeños pueblos. La alquería estaba poblada por varios individuos, todos o muchos de ellos propietarios de tierras. 

Pues con esto concluimos la entrada de hoy. La próxima semana más historia medieval de la Península Ibérica. ¡Gracias por leerlo!

¡Feliz Lunes!  - Hacer historia, aprehender la historia, aprendes la historia

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